Quimera

Capítulo 19: cielos y variantes (parte 5)

Un accidente de auto. Moriría al intentar salir del auto y correr por su vida mientras era perseguida por un hombre. Caería a mitad de la carretera y sus últimos respiros los daría mientras veía a al asesino acercarse a ella. Lo último que verían sus ojos eran los zapatos negros de su asesino bajo la lluvia nocturna.

Jara quedó unos minutos escuchando el tranquilo sonido de la naturaleza. Estaba muy aterrizada en la realidad, intentando que el ruido mental no la consumiera.

Sus labios y barbilla comenzaron a temblar, así que apretó los dientes e inspiró hondo. Después, dio media vuelta y avanzó hacia el interior del área de salud.

Caminaba con paso tranquilo, pero algo rápido y sus tacones altos y negros sonaban por el pasillo liso. Llevó las manos detrás de su espalda y, cuando estuvo frente a la puerta de la habitación donde descansaba Adem, pensó dos veces antes de abrirla.

Llevó su mano derecha a la manilla de la puerta y la giró despacio. Abrió lentamente la puerta, observó antes de entrar; Adem se encontraba dormido boca arriba. Avanzó sigilosamente hacia el interior y cerró la puerta de la entrada.

Cuando pudo estar frente a Adem, observó aquel rostro cansado y maltratado por los entrenamientos. Se sentó en un sillón de cuero marrón que estaba cerca de la cabecera y se quedó allí, observando fijamente a aquel jovencito.

Se aseguró que Adem estuviera en un sueño profundo donde no pudiera despertarse en un largo tiempo. De hecho, acercó su rostro lo más que pudo hasta él para poder divisar su controlador, le dio dos pequeñas palmadas a sus mejillas pálidas; nada, no reaccionaba, su respiración estaba tan suave y mostraba que Adem se encontraba en fase REM. Sin embargo, se cercioró rodándole un poco su cuello y observó su controlador de sueños, mostraba un parpadeo de luz amarilla pálida, eso explicaba que el joven estaba sumido en alguna dimensión donde estaba divirtiéndose, seguramente con algunos amigos.

Aquello tranquilizó a Jara, Adem no se iba a despertar en toda la tarde y noche, su alma se encontraba bastante lejos, en alguna dimensión remota fabricada para los adolescentes que quieren desprenderse totalmente del mundo terrenal.

Jara volvió a acomodarse en el sillón y tomó una mano de Adem. Notó que su piel era bastante blanca y al tenerla cerca de la suya, se veía el contraste de color. Esto le hizo desplegar una mediana sonrisa al parecerle bello.

Se forzó a desaparecer aquella sonrisa bobalicona y se concentró en su trabajo.

Inspiró hondo y cerró los ojos para poder adentrarse a lo más profundo de su mente. Le tomó unos minutos el relajarse a tal grado donde pudiera desprenderse de su cuerpo terrenal y encontrarse en la frontera donde comenzaban las dimensiones de los sueños. Pero Jara no tenía pensado soñar, esa tarde se adentraría a la Dimensión Futura para poder encontrar las respuestas a sus muchas preguntas.

La entrada a la dimensión era un pasillo grisáceo con baldosas rojas que llegaba hasta una puerta blanca. Cuando Jara abría, se adentraba a aquellos caminos que cambiaban constantemente según fueran sus acciones.

Esa tarde, al tener consigo el tacto de Adem, podría conocer más a profundidad qué situaciones podría tener a futuro con aquel joven. Y, sobre todo, ¿podría una relación amorosa con él detener el colateral DéJá Vu que la llevaría a la muerte?

Cuando abrió la puerta blanca, se encontró con los infinitos caminos de arena, eran separados por una hierba verde con tonalidades amarillas.

Desde lejos, ya podía ver que el tacto de Adem hacía que varios caminos se derrumbaran y creaban vacíos, haciendo temblar el suelo. Entonces, después aparecían nuevos caminos que se ensanchaban y abarcaban un espacio significativo en aquella dimensión.

Lo más curioso fue que, al Jara avanzar y subir una pequeña colina donde podía apreciar de forma panorámica los múltiples caminos a futuro, encontró que dos de ellos se entrelazaron y en el horizonte apareció una neblina que impedía ver dónde terminaban los caminos.

Eso nunca había aparecido en la Dimensión Futura. Jara quedó anonadada y confundida, ¿cómo era posible que Adem alterara totalmente su futuro?

Decidió descender de la colina para adentrarse en los caminos. Sin embargo, al estar frente a uno de ellos, un campo de fuerza no le permitió avanzar.

—¿Qué es esto? —se preguntó.

Volvió a intentar ingresar al camino, pero el resultado fue el mismo.

Decidió alejarse un poco para analizar la situación y entender lo que estaba sucediendo con su dimensión.

Bajó la mirada al suelo para encontrar alguna señal que le informara la situación. Entonces, la encontró: el lado izquierdo tenía caminos diferentes, con proporciones desiguales del lado derecho. Si alzaba la vista, encontraba muy a lo lejos una puerta negra que estaba cerrada.

La razón por la cual no podía entrar al camino era porque no pertenecía a su vida ni a su futuro. Adem tenía una Dimensión Futura donde podía revisar las variantes de las decisiones que tomara de su vida. Al estar ella en un plano astral donde podía reconocer estas dimensiones, estaba viendo parte de lo que podía sucederle a Adem a futuro, sin embargo, era incapaz de adentrarse de lleno a él.




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