Quimera

Capítulo 21: la distancia entre el querer y el yo (parte 2)

Para ese punto las Grandes Amantis entraron a toda prisa al cuarto de entrenamiento y lograron ver lo que jamás creyeron que era posible.

De la boca de Adem un demonio Oscuro salió volando, soltando alaridos e intentando escapar.

Más de cien Amantis fueron necesarias para atrapar al demonio y controlarlo, hasta encerrarlo en una caja de reducción de energía.

Adem estuvo una semana inconsciente y tuvo que hacerse una reunión general de Grandes Amantis para llegar a un acuerdo de cómo proceder con Adem y también entender qué había pasado en el entrenamiento.

Al jovencito se lo catalogó como altamente peligroso y esta notificación fue transferida al grupo directivo del CCI, para que fuera apartado de cualquier entrenamiento en grupo dentro del plantel. Todas las actividades que ejercieran fuerza mental o física debían ser impartidas de forma personalizada y alejada de otros estudiantes.

Esto comenzó a llamar la atención en la academia, empezando a correr el rumor de que Adem había sido reclutado por una organización, pero no se sabía cuál, lo que daba pie a crear todo tipo de especulaciones.

Los cambios en Adem empezaron a notarse, no sólo físicamente, pues ahora era un joven corpulento, con todo el cuerpo tallado. Sino que también su personalidad cambió, si bien antes ya se destacaba por ser callado y sumamente reservado, ahora era bastante serio, con una mirada profunda y una energía pesada que las personas a su alrededor podían sentir.

Desde que Adem vomitó el demonio oscuro algo en él se transformó, ya no era el mismo jovencito de energía blanca que agradaba a todos. Las personas podían sentirlo, llamaba la atención cada vez que caminaba por los pasillos.

Al pertenecer a las Amantis debía usar capa negra en los eventos oficiales del CCI y esto lo destacaba de los demás estudiantes. Adem se sentía marginado, a excepción de los integrantes del Escuadrón de Tortura Mental, ninguno de sus compañeros quería estar cerca de él: le tenían miedo.

Hasta Jara lo veía diferente, cambió con él de forma radical. Inicialmente evitaba conversar con Adem, llegó a creer que era para hacer distancia pues no quería involucrarse sentimentalmente con él después de haberla besado. Sin embargo, con el pasar de los meses se enteró que ella había solicitado bloquear unos recuerdos; no lo vio como algo inusual, pues el bloqueo de recuerdos era bastante normal, sobre todo en Soñadores Oficiales, pues así podría protegerse información de misiones secretas.

Pero Jara después del bloqueo de recuerdos empeoró su actitud con él, era helada, inexpresiva, lo trataba con una clara indiferencia. Fue así como entendió que el bloqueo de recuerdos que se había hecho eran los que había pasado con él: había borrado de su memoria los momentos que pasaron juntos.

Inicialmente Adem tenía resentimiento y hasta pensó en bloquear también sus recuerdos, pero las Amantis se lo impidieron, pues entorpecerían sus entrenamientos, ya que ellas necesitaban que él recordara, no que olvidara.

Con el paso de los meses Adem dejó a un lado su resentimiento y empezó a comprender las razones para que Jara no quisiera recordar lo que había vivido con él. Entendió que debía tener razones de peso que la obligaban a tomar decisiones tan drásticas. Además, debía preocuparse más por la actitud que ella tenía con él, pues era evidente que sospechaba de Adem, estaba pendiente de todos sus movimientos. Varias veces la sorprendió observándolo de lejos: lo expiaba.

—A este paso Jara va a descubrir que estamos haciendo prácticas prohibidas con las Amantis —le dijo Adem a su mentor una tarde—. Ella no va a titubear en acusarme con las directivas, podrían juzgarme y hasta ejecutarme si se enteran que tengo información prohibida conmigo.

—Jara no lo hará —informó Yakov con tranquilidad—, ella también caería contigo, pues permitió que le robaras el libro prohibido.

Habían pasado cinco años desde que Adem ingresó a la academia y a este punto Yakov logró analizar detenidamente a su primera aprendiz. Dándose cuenta que ella estaba más interesada en otras cosas que en descubrir lo que él ocultaba.

Yakov fumaba una pipa (un nuevo vicio que había adquirido) y contemplaba de perfecto jardín de su casa. Era mejor pedirle a su pupilo que lo visitara y así hablar con tranquilidad sobre los temas que les interesaban.

—Jara también oculta cosas —dijo Yakov—. Ella… actúa muy extraña últimamente. No estaba interesada en lo absoluto en ti hasta que le comenté que a inicios del nuevo año la Élite Internacional quiere ascenderte. Le dieron unos celos que no es capaz de ocultar, está irritante y no deja de discutirme, alegando que es una ascensión injustificada. Me agradaba más cuando no había bloqueado sus recuerdos, por más que intento meditarlo, no logro entender el por qué lo hizo.

Yakov dejó la pipa a un lado y se sirvió una taza de té. Cada vez que hablaba con Adem preparaba galletas y se las ofrecía al jovencito con té.

—¿Qué cree que está ocultando la señorita Jara? —cuestionó Adem.

—Si nosotros queremos ocultar nuestro secreto, Jara se esfuerza también para que nadie averigüe sobre su vida. Construyó una pared incapaz de ser derribada.

No podía creer que Jara se sintiera celosa e intimidada por él, ante todo, era Jara Adelina Darmy, provenía de la dinastía Darmy. Aunque él fuera reclutado por la Élite Internacional, nunca podría estar a su altura.




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