Quimera l Libro 3

Capítulo 8

Me desperté el domingo por la mañana bastante cansada, porque en realidad no había dormido casi nada pensando en todo lo que había visto y descubierto el sábado. También me sentía preocupada por mis amigas, Karol y Estefany, quienes, sin ser consciente de ello, corrían el mismo peligro que nosotras.

Había muchas cosas que me preocupaban, pero ver mi disfraz para el festival, colgado del perchero en mi puerta, me hizo revolver el estómago. ¿Cómo iba a ponerme un disfraz como ese sin parecer un chiste andante? Iba a pasar la mayor de las vergüenzas en la escuela, y todo por querer complacer a Estefany y su insistencia por ser la reina del baile. Aunque si lo consideraba humildemente, eso es poco pago para lo que estaba enfrentando Estefany al ser mí amiga.

—¿Y Laura les permitió elegir eso de…? ¿cómo le dicen? —preguntó mi madre, enarcando una ceja con escepticismo.

—Café Cosplay, mamá. Te lo he dicho cientos de veces.

—Lo siento, prefiero olvidar ese tipo de cosas que me disgustan.

—No es algo que los profesores puedan elegir, es la única actividad que podemos organizar.

—¿Y tú estás de acuerdo con eso?

—No realmente—me encogí de hombros—. Pero para algunos es divertido.

—Por supuesto, más que todo para los chicos—como cualquier mamá, no estaba complacida de eso.

Estábamos en la cocina, papá todavía dormía, lo hacía hasta tarde en sus días libres.

—Cielos, la hora pasa realmente rápido—mamá abrió sus ojos cuando revisó su reloj de mano—. Ya casi son las 2.

Me levanté del bancó y llevé a lavar mis platos.

—Te llevaré a la escuela y luego me iré con tu abuela a Rainy River—avisó mi madre, acomodándose el cabello—. Hoy le toca consulta a las 5 de la tarde, tengo que correr para llegar a tiempo. ¿Quién le aguantaría la boca a tu abuela si no llego?

—Seguro no se molestará, sabes que odia ir al médico.

—A eso me refiero—mi mamá puso mala cara—, se burlará de mí hasta que me vaya de esa casa.

André comenzó a saltar a mi lado.

—Lo siento chico, hoy no podré llevarte—le dije.

—Este chucho tuyo no me dejó dormir anoche—masculló mi madre—. Rasgó la puerta hasta que Xavier se la abrió y se atrevió a dormir acurrucado con tu padre.

Me reír.

—No es para divertirse, tienes que enseñarle modales—me increpó mi madre.

—André es educado mamá.

—Cielos—resopló con la usual resignación de siempre—. ¿Estás lista?

—Sí, déjame ir por el disfraz y mi bolso.

Mi madre me llevaría a la escuela, pero de camino al instituto me dijo que papá vendría al instituto por mí a las 10.

—No, deberías dejar a papá descansar—intervine—. Olvidé decírtelo, pero hablé con la profesora Laura, ella me traerá.

Creo que realmente me estaba volviendo una buena mentirosa, no estaba orgullosa, pero tampoco decepcionada de mi nueva habilidad.

—¿Su auto no quedó hecho trizas después del accidente?

—Ella tiene el auto del profesor Desmond.

Mi mamá enarcó ambas cejas con una sonrisita de sorpresa.

—¿Ellos están saliendo no?

Sonreí como ella.

—Sí.

—Se ven bien juntos—contestó con aprobación—. Los vi temprano por la mañana ayer, creo que iban de paseo, tomaron la ruta que usábamos cuando íbamos de campamento.

Qué horror, si mi madre supiera que también había salido del pueblo sin su permiso se hubiera vuelto loca.

—Creo recordar que tú sólo fuiste una vez con nosotros—cambié de tema.

—Es que sabes que odio la tierra, cariño.

—Eso y la naturaleza entera. Tu nombre no empatiza contigo, mamá.

—Me gustan las platas que tenemos en casa.

—Eso es porque son de plástico.

Ella se echó a reír.

—Tienes razón, supongo que no me gusta la naturaleza.  

Cada vez que me separaba de Anthony durante cierto tiempo y luego me volvía a encontrar con él, era como si fuera la primera vez que lo veía, la piel me hormigueaba por la emoción de volver a verlo. Pero seguramente pasaría mucho rato antes de que pudiera toparme con él en la escuela.

De camino al café Cosplay de mi salón no podía dejar de pensar en mí con el disfraz que llevaba en las manos, me daba cierta vergüenza que me vieran con él. Pero me di cuenta de que todo quien caminaba por los pasillos cuchicheaba sobre algo que llamó mi atención; tan pronto escuché chico nuevo, supe que hablaban de Jeremiah. Con tanta tontería en mi cabeza no había recordado que Jeremiah estaría también en la feria.

En lo que entré al salón, Estefany, Eliana y Alexandra se me lanzaron encima a gritarme diferentes cosas.

—Beth, ¿por qué llegaste tarde? Debes cambiar tu ropa—me increpó Estefany seriamente.

Pero de pronto Eliana y Alexandra empujaron a Estefany y me rodearon. 

—¿¡Conoces al chico nuevo!? —exclamó Eliana mirándome con recriminación—. ¡Es tan guapo, no puedo creer que lo conozcas!

—¿Guapo? ¡Eso es poco, parece boxeador, no puedo creer que tenga 18 años, es demasiado sexy! —gimió Alexandra.

Las miré desconcertada.

—¿Pero por qué me preguntan a mí?

—Ahora está en nuestra clase—comentó Estefany como quien no quiere la cosa—. Es sobrino de los profesores Green, así que la profesora Laura lo presentó con nosotras hace menos de 30 minutos.

—¡Y lo primero que hizo fue preguntar por ti! —Alexandra volvió a gemir con insatisfacción.

—¿¡Por qué!? —objetó Eliana, observándome otra vez con reproche.

—No lo sé…—me eché un paso para atrás, son la sensación de que Eliana y Alexandra se iban a poner rudas si no les daba explicaciones.

Pero de pronto me tropecé de espaldas contra alguien, me detuve en seco. Eliana y Alexandra pusieron cara de ensoñación, mientras que Estefany rodó rápidamente sus ojos y se fue con el resto de las chicas.

—Beth, ¿cómo estás? —preguntó Jeremiah, rodeándome para saludarme.




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