"La lucha de un reino caído"

I - El minero

... Los soldados imperiales marchaban violentamente por las calles de la ciudad, la invasión a lla ciudad capital Altea había sido todo un éxito. Una brillante estrategia que arrinconó a los caballeros locales.
 

Y sin contar con la presencia del brillante estratega militar Rilley, el príncipe, Altea había caído en sus manos.
 

Un pequeño batallón formado por siete hombres de Altea corría hacia el castillo, buscando proteger a su rey de los invasores. El batallón era sido dirigido por el capitán Christian Taylor.
 

En su larga travesía hacia el salón real, el batallón eliminó brillantemente a cada invasor que se les atravesara en su camino. Y al entrar a los salones, se habían encontrado algo que jamás lo habían esperado. El rey sentado en su trono, mientras cuentas espadas lo atravesaban.

 

Frente al cuerpo del rey, habían cerca de 20 hombres que murieron en el intento de protegerlo, y parado sobre ellos, un hombre de armadura blanca y pelaje blanco. Además de tener sobre su capa, un [I] en dorado ...
 

"¿Que es esto? ... ¡¿Que demonios sucedió aquí?!" Gritó el capitán. El hombre de armadura se giró para verlo, y detrás de su casco, dos ojos rojos brillaron violentamente.
 

"Silencio capitán ... la caída de Eleanor era inevitable ... la muerte de su rey tampoco era algo que debía atascarse. Y detrás de usted, ira vuestro príncipe" Las espadas caídas comenzaron a levitar detrás del hombre y apuntar en dirección a Christian y sus hombres.
 

... La tragedia de aquella noche resonó por cada rincón en el castillo, el capitán Christian Taylor acabó con la vida de su escuadron y la de su rey. Semanas más tarde se informó la caída en combate del príncipe Rilley debido a la escases de hombres en su defensa, y esto llevó al colapso la mente de la princesa, quien recorrió al suicidio. Su cuerpo jamás fue encontrado ...
 

[▪︎▪︎▪︎]
-Presente-
 

Dos años han pasado desde la conquista del imperio de Arcadia a Eleanor, la ciudad capital Altea, fue apoderada por ellos sin problemas y se dedicó por completo a la obtención de cristales en las minas al este de la ciudad. Los trabajadores picaban la mayoría de tiempo diario, algo que los agotaban enormemente, o al menos en la mayoría.
 

En el fondo de la mina el sonido de un picoteo constante opacaba las ruidosas bocanadas de los agotados trabajadores. Golpeando las rocas con un pico metálico, un solitario hombre de 28 años, de cabellos blancos como la misma nieve, y dos ojos carmesí. Sus golpes a la rocas eran absurdos, tanto la velocidad como la fuerza con la que impactaba, pareciendo ser una bestia en vez de un humano.

Cada golpe deformaba con facilidad la superficie de la pared, y los cristales que buscaba salían disparados, hacia el trabajo de un día, en apenas horas. Habiendo llenado dos sacos de cristales, detuvo sus golpes y relajó su cuerpo. Colocó ambas bolsas sobre su espalda, y el pico amarrado en ellas. Y se dirigió hacia la salida.

 

La mina era bastante extensa, y en cualquier esquina había uno de esos tipos excavando los cristales, pero lo hacían con mucha más dificultad. Frente a la salida, una hermosa dama de 27 años de edad, escribia en unas hojas mientras miraba el lugar. Ella levantó su vista al notar la presencia del hombre.

 

"Oh Ryan, terminaste antes como de costumbre." Comentó ella.

 

El ahora reconocido como Ryan asintió y lanzó las bolsas hacía el suelo, justo al lado de la mujer. "Karen, ahí estái tarifa diaria, 2.000 cristales Reborn, ahora ... ¿cuándo es nuestra cita?" Ella sonrió.

 

"Mujeriego. Deja las bolsas ahí y espera que te de un pase de salida." Anotó en las hojas varias cosas, y le entrego un pequeño tique a Ryan. "Bien, te espero mañana."

 

El no dijo nada, solo le tiró un beso y se marchó. Ya salido de la cueva, se subió a una nave metalica, tras entregar el pase que la mujer le había dado. La nave emprendió vuelo hacia la ciudad, la inmensa ciudad que se encontraba a kilómetros de la mina.

...

 

Altea era una hermosa ciudad, con gran capacidad y un sin fin lugares para su recaudación de fondos, excluyendo la mina. Ryan miró algo confundido la presencia de guardias imperiales en el lugar, eran más de lo que estaban acostumbrados. Hombres con aquellas armaduras plateadas, empuñando lanzas y espadas, poniendo nervioso a los ciudadanos, pero enojando a Ryan.

 

Tras el aparcamiento del navío aéreo, Ryan se encaminó al interior de la ciudad. Los niños corrían alegremente mientras jugaban, mercaderes que vendían desde accesorios hasta armas, otros comidas y algunos mascotas.

 

Dos guardias habían tropezado con el corpulento hombre de cabello blanco, y parecían querer protestar, pero la fría mirada de Ryan los hizo callar. "Apartense." Los caballeros a pesar de su nerviosismo, se mantuvieron en el lugar. "No tengo tiempo para ustedes." Empujó a los soldados, retirandolos de manera brusca de su camino. Uno de ellos cayó al suelo, y fue ayudado por el otro.

 

"¿Qué te sucede hombre?¿Solo estábamos patrullando?" Preguntó uno de ellos, pero Ryan no le respondió, solo siguió caminando hacia su destino. "¿Que le sucede a ese idiota?"



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En el texto hay: reinos, caballeros, guerra

Editado: 21.04.2022

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