Rachell

¿Cómo llegué aquí?

Había sido cerca de las diez de la noche cuando salí de casa molesta, me había peleado con Santiago, mi pareja.

De nuevo le descubrí de coqueto con una de sus compañeras de trabajo. Como odiaba cuando hacia eso, pensando que yo no me daba cuenta de sus estupideces. Aun así no me había alejado de él por más daño que me hiciera.

Seguí caminando hasta llegar a un pequeño parque maltratado y con apenas tres columpios, me senté en uno de ellos y me balance un poco. 
Solamente pensaba en que solución darle a este estúpido problema, no había otra alternativa, pero pensar en irme tan pronto, dolía.
Di un gran suspiro y me balance con un poco más de fuerza, comenzaba a gustarme el frío viento en mi rostro moviendo mis cabellos de manera rebelde. Seguí balanceandome hasta llegar a cierta altura. Reí un poco y mandé mi cabeza hacia atrás para así poder percatarme al ver que un chica estaba atenta viéndome sentada en la cima de una resbaladilla que estaba cerca de los columpios.
Rápidamente comenze a bajar la velocidad del columpio y al estar estática baje de este, le miré y comenze a alejarme un poco de los juegos; daba pasos hacia atrás de manera tímida hasta que al fin pude dar la espalda.
Camine alrededor del parqué mientras veía a mis pies dar pasos lentos, pesados, artos de caminar y rogandome que los dejará descansar.
En momentos alzaba la vista hacía la chica de la resbaladilla, pero ella simplemente parecia una delgada estatua, pues seguía en la misma posición, pensativa y un tanto confundida, o eso creo yo.
Tomé un poco de valor y me propuse a conversar con ella.
Llegué a donde estaba ella y le saludé, lo único que recibí fue un triste "hola". Me entro más intriga el saber por que estaba tan seria, o ¿sera acaso que me tiene miedo?

— H-hola -dije de nuevo un tanto tímida y le miraba atenta mientras ella se iba bajando de la resbaladilla — ¿estas bien?

Pero vaya que atrevida me vi.
Ella sacudia sus prendas rápidamente para después extenderme su mano para poderme saludar.
Tímidamente tome su mano y ella la agitó estrepitosamente con una sonrisa bastante alegre en su rostro. 
Lograban verse sus hoyuelos en las mejillas y a pesar de no tener una hermosa dentadura se veía atractiva. 
Mientras yo observaba todo lo que podía ver de su rostro en esta poca luz ella soltaba mi mano y acomodaba sus cabellos.
Su cabellera era corta hasta los hombros y lograba verse un tono rojizo, tal vez era negro, tal vez lo confundí y era verde, no lo se, la oscuridad de este parque maltratado no me dejaba distinguirlo.

En esos momentos estaba tan concentrada viendo cada detalle de su rostro que no me di cuenta que ella me estaba hablando.
Rápidamente le vi de frente y le pedí disculpas por mi falta de educación; pero vaya, ¿cómo no distraerme con su rostro si sus labios eran tan comunes y sus ojos tan pequeños? 
Miré mi reloj solo para parecer atareada.
Ella al parecer no entendió y tocó leve mi hombro logrando así que le viera de nuevo.

— Lo lamento, es un poco tarde y mi casa queda un poco lejos de aquí...

— Oh vaya,  mi casa esta a unas pocas calles...

Claramente ella me estaba invitando a quedarme en su casa, pero no podía, era obvio que no. Ni siquiera le conozco, aunque debo admitir que me gustaría estar un rato con ella solo para perder el tiempo.
Solté un leve suspiro y me estire un poco, le volví a saludar de mano y me despedí.
Ella simplemente se quedó estática un momento y comenzó a caminar a no se donde.

Llegué a casa y tal como esperaba, estaba Santiago fumando fuera de la casa en cuclillas y con una mirada molesta en esa cara que ahora me parecía fea.
Apagó el cigarro y caminó hacía a mí; me tomó del cuello y lo presionó fuerte, yo simplemente pude tomar sus manos tratando de que me soltara, presionaba con más fuerza mi cuello y me alzó un poco del suelo. Mi respiración se hacía escasa y mis movimientos se volvían torpes e inservibles, solo una pérdida de tiempo.
Finalmente me soltó e inmediatamente tomé aire. Sobe mi cuello, sentía un dolor punzante en el, este dolor provocó un poco de tos e igual que escupiera un poco de saliva.
Alze la mirada hacía él, pero solo vi como su pie se iba aproximando a mi cuerpo. Cerré los ojos y...

~ Flash back ~

Salgo trabajo y me voy directo al súper, tengo pensado hacer de cenar filete para comer con Santiago.
Espero y él ya este en casa, ojalá y no tenga un desastre como otras veces.

— ¡Son 15 para las 10, joder! Es tarde, ha de estar molesto; aunque no ha llamado para gritarme. Esto no me agrada.

Corro de prisa hacía mi casa y abro la puerta con toda delicadeza para que no me escuchara,sin embargo, yo si lo escucho a él.

— Claro,mañana yo le digo al jefe... si,no te preocupes, juro que mañana no lo vas a olvidar, ya verás de cuales te pongo linda.

Hasta aquí, es la segunda vez que me hace lo mismo.
Dejé las cosas en la mesa y le grite que ya había llegado.
Inmediatamente escuche como se despidió y azotó el teléfono en su lugar para luego venir a darme su jodida bienvenida.

— Hola cariño — trató de abrazarme-

— No jodas.

Me di media vuelta y salí de la casa azotando la puerta y desapareciendo a la distancia. 
¿Caminé, corrí o trote? No lo se, solo se que me aleje de mi casa lo más pronto posible. 
Mala idea salir sin sueter, estaba haciendo un frío horrible y mis manos estaban casi literalmente congeladas.
Sentía como mi pecho dolia por respirar este aire congelado.
Soplo un poco de aire en mis manos pero no logro nada. Alzo mi mirada y puedo ver un parque, sonrio leve al pensar que estaría sola en ese lugar.
Camino un poco lento hasta llegara a unos columpios y comienzo a balancearme en uno de estos.




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