Capítulo 10

Hace 25 años el Racknalypsis comenzó... de repente, después de lo signos tan evidentes que nombraba el libro se abrieron 4 portales sobre las 4 grandes ciudades del planeta y de cada una de ellas salió un jinete, el primero que salió fue el llamado "verdugo del cielo" parecía un cuervo gigante que volaba y cargaba una especie de muñeco humanoide que exhalaba gases de su boca, este destruyo todas las naves y cubrió el planeta de nubes toxicas, todo el que intentaba salir del planeta moría inmediatamente por el veneno de ellas incluso las aves se estrellaban contra el suelo y las personas (suspira) el segundo que salió del portal lo llamaron "reina de la mutación" era el más grande de todos parecía un hormiga reina con un montón de brazos saliendo de ella, esta enveneno las aguas de los ríos que aun fluían y lo peor no terminaba... la personas y animales que bebían estas aguas comenzaban a mutar,

los humanos que bebían el agua después de días de agonía se transformaban en horribles cosas, mi madre murió por el ataque de esas cosas...-

-lo siento-

-tranquilo... tu mataste a uno de ellos Albers...-

-que yo?? Lo único que e matado es al homúnculo ese-

-si Albers los homúnculos eran humanos...- dijo ella y Albers no pudo evitar poner un rostro desahuciado ante tal echo.

-continua kathe...-
Kathe suspirando continua.

-el tercero que apareció fue llamado "verdugo de los ejércitos" este era aterrador, se escuchaba horribles risas a la distancia y cuando era de noche posaba su cabeza en el suelo y de su boca salía un temible ejercito de demonios lacayos,

este ejercito destruía y mataba todo a su paso, animales, adultos e incluso bebes... explotaban edificios, casa, eliminaban todo dejando ruinas en donde antes habían ciudades, cuando rondaban esos demonios por la noche se escuchaban risas retumbando entre las ruinas, muchos intentaron combatirlos pero eran demasiados y muy resistentes iban por donde quiera incluso aplastando cadáveres, masticando huesos y un sinfín de cosas horribles... el cuarto que salió, solo una persona logro verlo y sobrevivir, cuando lo encontraron a esa persona en lo que era una ciudad destruida completamente, la mejor descripción es que fue arrancada del suelo y explotada en el aire y además de eso la tierra en todos lados era gris como si no tuviese nada de vida... esa persona cuando la encontraron ya había perdido la cabeza, pues estaba completamente loco, lo único que decía era algo sobre un jinete que lo destruyo todo... y de ahí su nombre al cuarto y último verdugo "el jinete de la destrucción".-

-y que paso después- dijo Albers mirando fijamente a kathe.

-bueno recuerdas al grupo de personas que intentaron advertirles a todos?-

-aja claro-

-los 5 gobiernos que les hicieron caso, se lograron reunir y en todo el desastre tomaron la gema original y la dividieron en 5 partes, crearon una aleación de metal muy resistente y ligera y de ese metal, prótesis que fueron dadas a los mejores soldados de cada gobierno-

-los legendarios...-

-exacto... los legendarios, ellos se levantaron en nombre de la humanidad peleando las guerras que los demás no podían, gracias a ellos nosotros nos unimos como raza y dejamos las guerras entre nosotros para luchar contra los seres que se hacían llamar nuestros creadores...-

-alguna vez han visto uno de esos seres?-

-no lo se, pero cuando llegaste aquí se vio una luz brillante blanca resplandeciendo la zona, era muy parecido ha cuando se abrieron portales para los verdugos-

-y crees que soy parte de ellos?- dijo Albers preocupado.

-no no lo creo pero tengo dudas de por te trajeron aquí, pero el "grimorio de los dioses" hablaban de unos dioses que estaban en contra de nuestra destrucción, tal vez uno de ellos te trajo-

-en serio y porque ellos no hicieron nada para evitar esto-

-no lo se, pero tal vez hicieron algo no lo crees?- dijo kathe mientras mira a Albers sonriendo levemente.

-insinúas que yo fui traído para hacer algo?-

-no lo se, eres llorona, débil, cobarde, no sabes disparar, no sabes pelear...-

-si si si ya entendí- dijo albers mientras interrumpía a kathe.