Raffocallet

Sangre de inocentes

Hora: 5:16 a.m.

Ubicación: Cocina

—Pude descansar bien ayer gracias a Stephano, ojalá todo hubiese quedado en una pesadilla, pero no puedo olvidar ese momento— pensaba Alice bajando a la cocina para prepararse el desayuno cuando de reojo vio alguien cocinando.

—¿Stephano? —preguntó Alice sorprendida.

—¡Ah! —Sintió un pequeño escalofrió que lo hizo temblar un poco—. Eres tú Alice, me pegaste un ligero susto. ¿Cómo dormiste? —contestó Stephano mientras movía las verduras en el sartén.

—Bien, bien, bien. Gracias por preguntar, pero más importante, ¿qué haces aquí? —preguntó Alice aún confundida.

—Bueno, no tiene caso ocultarlo. Ayer después de lo que te pasó, te traje hasta acá y tú hermano como vio que ya era muy noche me invitó a dormir, así también se nos haría más fácil ir a la sede —respondió Stephano manteniéndose tranquilo, apagando el fuego de la estufa y tapando el sartén con su tapa correspondiente.

—¡Es cierto! —Recordó—. Debo darte las gracias, por mi culpa te metí en algo que no era tu problema así que también lo siento —Se disculpó Alice bajando la cabeza—. Lastimosamente, tuve que meter a Stephano a esto, aunque agradezco que haya estado ahí, no sé qué hubiese sino hubiese estado ahí —pensó cuando sintió una mano cálida que le acariciaba la cabeza.

—Alice, no debes disculparte, hasta agradezco al cielo haber estado ahí para poder protegerte —dijo Stephano acariciando la cabeza de la chica.

—Yo lo lamento, sino hubiese ido al concierto nada habría sucedido —confirmó Alice soltando lágrimas que recorrían sus mejillas.

—Tranquila, no está mal desahogarse —consoló Stephano abrazando a la chica y dándole palabras de aliento.

Así estuvieron posiblemente cerca de 10 minutos, luego de que Alice se tranquilizaran, Stephano terminó el desayuno y se dispuso a platicar con ella.

—Gracias por todo lo que haces por mí y por mi hermano, de verdad, que eres un gran amigo Stephano —agradeció Alice sentada en la mesa.

—Es recíproco, yo también los quiero a ti y a Lu, ¿recuerdas la promesa que hicimos hace unos tres años cuando entramos a la mafia? —preguntó Stephano sirviendo las verduras salteadas con carne en el plato.

—Por supuesto —afirmó Alice con una cara relajada y apacible—. Prometimos que nosotros tres nos protegeríamos hasta el final de nuestros días y que solo confiaríamos entre nosotros —Terminó de decir.

—Exacto, así que no hay nada de que disculparse, solo cumplí nuestra promesa, si así lo quieres ver —comentó Stephano guiñándole un ojo, cosa que hizo que Alice sintiera algo en su estómago.

—Qué raro, tengo una sensación de nervios de repente, bueno no le daré muchas vueltas, tal vez sea por hambre —pensó Alice agarrando un tenedor y cuchillo—. Bueno, provecho—Se dispuso Alice iniciado a comer.

—Desayuna bien y no tardes mucho, después te llevare a la escuela —mencionó Stephano yendo a la habitación de Lumen.

—¡No eres mi padre! —replicó Alice en un tono juguetón, aunque sabía que su amigo sabía protegerla como uno.

—¡Buenos días! —Saludó Lumen bostezando y rascando su ojo suavemente, produciendo así una combinación de ternura con sensualidad.

—Eso es demasiada ternura y sensualidad, hasta para mi —Jugó Alice burlonamente haciendo como si una luz la cegara.

—¡Ja, ja, ja! Y vieras como era en preparatoria, era un casanova con su personalidad tierna pero atractiva a su vez —confesó Stephano entre risas.

—¡No es cierto! No era tan popular... o no lo recuerdo así —dijo Lumen tratando de recordar aquellos tiempos.

—Me imagino, ustedes dos debieron ser los más populares de la preparatoria —dijo Alice con cierto tomo juguetón—. Me alegra poder olvidar aquello con la compañía de ellos dos —pensó mirando a los dos chicos que estaban risa y risa.

—Y de la universidad también —Añadió Stephano sonriendo de manera pícara. Si bien Stephano era serio y frío mayormente con todos, Alice y Lumen eran la excepción. mostrándose tal cual como es, alguien bastante juguetón, pero cuando lo amerita, serio y sensato.

—Bueno, Lu, ponte a desayunar que hay que llevar a Alice a la escuela y de ahí pasar a la sede —Mandó Stephano dándole un plato a Lumen al igual que a él.

—De acuerdo, ya me apuro —respondió Lumen empezando a comer sonriente.

…..

Después de media hora

—Por cierto, ¿ya les dieron el encargo? —preguntó Alice sorprendida.

—Si, hay uno nuevo que Ren nos pidió para eso vamos a la sede, aunque al parecer es sobre alguien de renombre y necesita a sus más leales manos derechas. De todas maneras, creo que solo lo haremos nosotros dos para no exponerte —contestó Stephano respondiendo a la pregunta mientras terminaba de alistarse.

—No, por favor, déjenme ir con ustedes, así me puedo liberar un poco y sentirme mucho mejor —dijo Alice haciendo un puchero.

—¿Crees estar segura y bien para la misión? —preguntó Stephano poniéndose serio con la mirada, cambiando por completo su expresión de antes tranquila.

—Por supuesto que sí, una cosa es lo personal y otra el trabajo... aunque sea... déjenme ayudar... por favor... no quiero ser una carga ... para ustedes —suplicó Alice con voz entrecortada.

—Bien, creo que ya escuché suficiente. Yo creo que estará bien Stephano, además, nos tiene a ti y a mí, así que no habrá problema, eso sí Alice, aceptaré, pero no porque seas una carga sino porque eres parte del equipo —comentó Lumen con la mirada sería.

—Bueno, si estás de acuerdo y Alice cree estar segura de ir, no tengo problema —dijo Stephano sin quitar su mirada sería—, en ese caso, hoy en la tarde haremos el plan y en la noche actuaremos, ¿entendido? —preguntó Stephano.

—¡Entendido! —expresaron ambos hermanos al unisonó.

—Bien, entonces vamos que ya no se nos va haciendo tarde para ir a la escuela de Alice y a la sede —dijo Stephano quitando su mirada fulminante y agarrando las llaves del carro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.