Después de que los chicos entregarán el cuerpo a Ren junto con la carpeta del objetivo, este los invito a tomar unas copas y como era de costumbre, Lumen no dudó ni un momento, y empezó a tomar recio.
Por consiguiente, Stephano se unió a la fiesta tomando una que otra copa, y Alice siendo menor de edad, se quedaba en su asiento con su vaso de refresco, intentando seguir la conversación de los presentes.
A veces, pensaba que su edad era una ventaja muy grande para su trabajo, pues nadie pensaría que una chica de preparatoria fuera una asesina como lo era ella. Pero así también llegaba a pensar que era una desventaja en este tipo de situaciones, sin embargo, eso pudiera ser que no durara mucho tiempo.
…..
Hora: 9:59 a.m.
Ubicación: Sede de la mafia
—¡Aaaaah! —Bostezó Alice rascándose suavemente el ojo derecho y su mejilla, para posteriormente estirar los brazos y piernas— ¿Dónde estarán Lumen y Stephano? —pensó Alice viendo a su jefe en el escritorio acostado con solo sus pantaloncillos y la camisa de abajo.
—¡Aaaaaw! —Escuchó Alice dirigiéndose al baño.
—¿Qué pasó? —preguntó Alice consternada por el sonido.
—Es Lu, digamos que el alcohol y el vino ya le hicieron efecto —dijo Stephano sobándole la espalda a su amigo que estaba con la boca en el retrete.
—¡Estuvo bueno, no me arrepiento, el que tenga miedo a morir que no nazca! —Balbuceó Lumen para luego volver a vomitar.
Después de unos 10 minutos, Lumen detuvo el vómito y se mejoró casi de inmediato, volviendo a su forma de ser característica, fresco y renovado. Los tres chicos pusieron una manta sobre su jefe y cerraron con llave la puerta, dejando una carta donde agradecían por la fiesta de noche.
—¿Y.… a dónde vamos? —preguntó Alice curiosa.
—¿No es obvio? —respondió Lumen emocionado, dejando confundidos a Stephano y Alice—. Vamos al centro comercial, recuerden que habíamos acordado eso —Terminó de recordarles Lumen.
—¡Por supuesto! Se me había olvidado por completo —Recordó Stephano chasqueando los dedos.
—En ese caso no hay tiempo que perder, desayunemos algo y de ahí nos pasamos a la plaza "Michelle" —comentó Alice intentando controlar su emoción, mientras todos caminaban hacia el carro en busca de llegar a su destino.
.....
Hora: 10:32 a.m.
Ubicación: Plaza "Michelle"
—¡Que ricos estuvieron esos camarones! —exclamó Lumen sobándose la panza.
—Confirmo, quería más, pero mi estómago no iba a aguantar —mencionó Stephano recordando el sabor del desayuno.
—Bueno, ya que están llenos. Es hora de que paseamos por la plaza —dijo Alice abriendo los brazos delante de la entrada principal.
La plaza "Michelle" es una plaza reconocida a nivel internacional, gente de otros países vienen de viaje solo por esta plaza. La plaza posee 500000 metros cuadrados de largo, haciéndola la plaza más grande del mundo, en dónde hay un puesto para cada gusto.
—¿A dónde deberíamos ir? —preguntó Alice emocionada mientras su hermano solo se limitaba a controlar su emoción de salir corriendo.
—Bueno, primero tranquilos que si están así es posible que nos separemos—Miró la emoción que desbordaban los hermanos—. Ren nos dio una gran suma generosa por el trabajo, así que tenemos bastante dinero para gastar hoy, así que recorramos toda la plaza a ver qué encontramos —dijo Stephano mientras que Alice y Lumen solo asentían.
Así estuvieron cerca de 7 horas viendo puestos de todo tipo, ropa casual, ropa de gala, deportiva, zapatos, bolsos, videojuegos, libros, medicinas, chatarreras, máquinas, mangas, libros, perfumes, papelería, herramientas, carros, comida, juguetes, tecnología, etc.
—Ya no aguanto mis pies —dijo Alice estirando en círculos los pies.
—Dímelo a mí, que traigo todas las compras —comentó Stephano con un tipo diablito que Lumen creo.
—Ja, ja, ja, hasta los viejitos de 80 años tienen más energía que ustedes dos —Río Lumen tapándose la boca con su mano.
—¡ESO ES PORQUE LLEVAS PATINES Y NO ESTAS CARGANDO NADA! —dijeron Alice y Stephano a la par.
—Uno, está permitido llevar patines aquí y número dos, no me han pasado las compras, así que como querían que las cargará, si no las dan —reprochó Lumen haciendo un puchero.
—Ya, ya, ya. Tranquilo, ¿Puedes cargar las compras por favor? —preguntó Stephano acariciándole la cabeza.
—Solo porque me lo pides —Aceptó Lumen agarrando el diablito con las compras—. Oigan vamos por un helado —mencionó recordando un local de helados que había visto.
—Claro Lu. De hecho, aquí en la esquina, hay una, si quieres ve y ya aquí te esperamos sentados en esta banca —dijo Stephano dándole un fajo de billetes.
—¡De acuerdo! —exclamó Lumen emocionado cual niño en un jardín, corriendo en dirección a donde había señalado Stephano.
—Siempre sabes cómo tratarlo —dijo en voz baja Alice acompañado de una ligera risa a Stephano, viendo como su hermano iba por su helado.
—Tanto... como... a ti —susurró Stephano en el oído de Alice en un tono serio pero que a cualquier chica le resultaría atractivo y seductor.
—Eeeh... —tartamudeó Alice ante tal acción, que solo pudo voltearse para ocultar el sonrojo de su cara.
—¿Por qué le dije eso? Qué vergüenza —pensó Stephano volteándose para no mostrar su cara sonrojada.
—Eeeh…, ¿de qué me perdí? —preguntó Lumen confundido lamiendo su helado de vainilla.
—De nada, ¿qué tal tu helado? —respondió Stephano cambiando de tema y manteniendo su serio porte.
—Muy rico, había hasta 70 sabores, una locura. Sin duda, una difícil decisión, escoger solo un sabor —dijo Lumen serio lamiendo la cubierta de chocolate.
—Bueno, hay que seguir chicos, todavía nos queda mucho que ver —mencionó Alice recobrando la compostura.
Así se la pasaron aproximadamente unas 2 horas más, paseando de un puesto a otro, de diversos gustos y colores.
Ya eran aproximadamente las 7 de la noche, y los chicos ya habían salido de la plaza cuando en ese momento, Lumen recordó algo que no había comprado y era urgente.