Ramé (libro 1)

CAP 6: ELÉCTRICO

CAP 6: “ELÉCTRICO”

No consigo conciliar el sueño. Umani ha dicho que no quiere que duerma hoy en la celda por si ocurre algo con las secuelas de la regeneración. Así que aquí estoy, en una habitación de cadete, colada de extranjis. Umani ha hecho que nadie me vea al entrar, y hará que nadie me vea al salir.

Oigo de fondo los chirriantes crujidos de una cama, de la habitación de mi izquierda. Trato de no pensar en a quién le pertenece la habitación, puesto que lo sé porque Riot me lo ha dicho. Oigo los gimoteos de una chica seguidos del nombre de un chico que he tenido la oportunidad de conocer: Dagan.

Miro a mi derecha y veo a Riot afilar una daga contra una piedra. Como era de esperar, el hecho de no dormir en mi celda significaba dormir en la habitación de alguno de los chicos. Ninguno ha dejado que durmiese en su cuarto. Ninguno menos Riot, que ha aceptado de mala gana. No va a dormir hoy, lo tengo claro. Quiere vigilarme de cerca. Por si intento matarlo por la noche.

De normal estaría enfadada con él y sería reacia a casi todo lo que me propusiese, pero ahora mismo lo que estoy es furiosa. Furiosa por lo que ha pasado esta tarde. Pero es cierto. Aunque yo quiera enfadarme o lo que sea, él tiene razón. Me levanto de la cama, pero me detengo un poco al notar un mareo repentino. Riot, que está mirando por la ventana a la vez que afila la hoja, no se percata de mi movimiento.

Me levanto y me acerco a él. No le tengo demasiada confianza. ¡Qué coño! ¡No confío nada en él!

En cuanto me oye, detiene sus movimientos, pero no se gira para mirarme. Simplemente sigue observando el acantilado que se llega a ver desde el cristal de la ventana.

–Lo siento.

Me quedo mirando su espalda. ¿Por qué lo siente?

–Siento haberte dicho eso esta tarde. Estaba furioso, y enfadado, y agobiado por todo lo que ha pasado con Calíope. Hemos hecho otra junta con el Consejo. Se ha puesto por escrito que yo, y solo yo, puedo decir qué hacer contigo. Se ha dicho que él no tiene poder sobre ti, pero también se ha dicho que a no ser que se trate de un tema relacionado contigo, Calíope Triswenys tiene total poder sobre mí. En otras palabras… Que puede matarme y decir que ha sido por traición al reino.

–¿Cuándo ha sido la junta?

–Mientras te despertabas del veneno de mantícora. Solo he acudido yo de todos los chicos que conoces. Bueno, Dagan también, pero solo para acompañarme, y no creo que ahora sea buen momento para compartir sensaciones con él. Debido a… la situación.

–Cierto… Si se me permite… ¿Quién es?

–¿La chica? No sé. Dagan se acuesta con la que se le ofrece.

–Ah.

–¿Qué quieres, Aurish?

–Nada. Pero me parece extraño que te disculpes. Yo… Nunca he dicho que no me dejase tocada matar a toda aquella gente. Pero bueno, da igual, dejemos el tema.

Por fin, Riot se gira y clava sus iris en los míos. Su mirada, por alguna razón, tiene un aura diferente; ardiente. Es como… si me mirara con deseo…

Me quedo prendada de la belleza de sus ojos otra vez, con sus dunas verde eléctrico y sus largas y densas líneas de pestañas negras como el carbón. Sus pupilas se dilatan y sus ojos bajan hasta posarse en mis labios.

Un escalofrío me recorre la columna y me obligo a apartar la vista de él y carraspear. Él parece volver al mundo de los vivos y vuelve a afilar la piedra.

–Llevas aquí dos semanas, ¿qué tal lo llevas?

–¿Perdona? ¿Cómo que dos semanas? Yo… Yo creí que tan solo eran unos cinco o seis días.

–No. Cuando te trajimos el primer día, estuviste mucho tiempo inconsciente. Los siguientes días estuviste como si no fueras un ser humano. Por lo visto el veneno de mantícora te pegó duro. Al final, cuando vimos que ya estabas casi curada por completo, fue cuando probamos de sacarte información la primera vez. Pero salió mal, puesto que pareció ser que Zayve notó que estabas consciente y consiguió salir de la jaula mierdosa donde lo tenían metido. Ahora está en un lugar más lujoso, pero bajo tierra, por lo que no puede salir con facilidad.

–Por… ¿Por qué me cuentas esto?

–Porque es algo que creo que debes saber. O, aunque no debas, creo que es justo. Que te vayas haciendo a la idea del tiempo que llevas aquí. Pero bueno, no me has respondido. ¿Qué tal lo llevas?

–Supongo que bien. Me han apuñalado, encerrado, torturado y dejado marcas que brillan. Bien. Como si estuviera en un palacio.

Riot suspira, creo que lo del humor no es mucho su estilo. Pese a eso, decide proporcionarme toda la atención que parece ser capaz de darme y deja la daga y la piedra de afilar en la mesa austera que hay en la habitación. Vuelve a clavar sus ojos en los míos y, pese a que no está usando su don, siento como si me estuviese viendo el alma. Su mirada se torna completamente negra cuando sus pupilas se dilatan hasta un punto enfermizo y empiezan a brillar con el mismo deseo extraño de antes,

–Déjame verlas. Las marcas.

–¿Para?

–No sé. Déjame verlas.

No lo dice como si fuera una orden, pero por miedo a que acabe obligándome de mala manera, me saco la camiseta enorme de Red por encima de la cabeza, quedándome en bragas y sujetador delante de él. Sus ojos me recorren el cuerpo en una milésima de segundo antes de volver a sostenerme la mirada. Se va hasta la mesa otra vez y saca del cajón una piedra idéntica a la de Umani. La acerca a mi cuerpo, en el cual las bandas brillantes han empezado a resplandecer desde que ha sacado la piedra del cajón y la ha tocado con sus fuertes manos. La deja en el poyete interior de la ventana y se queda observando las marcas. Brillan como si tuvieran cada una de ellas un rayo dentro.

Acerca las manos a mí, pero doy un respingo y me aparto unos centímetros. Riot me mira de una forma que sé que me está pidiendo permiso. No confío en lo que sea que pueda hacer, pero igualmente le dejo. Si intenta algo malo, puedo usar mi don, puesto que hay una piedra portadora de energía justo detrás de mí.



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En el texto hay: fantasia, romace, spicy

Editado: 11.09.2024

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