Ramé (libro 1)

CAP 21: ESPADAS DE MADERA

CAP 21: “ESPADAS DE MADERA”

Miro concentrada a mi padre, quien sostiene una espada de madera igual que yo entre sus largos y fuertes dedos. En sus ojos marrones veo el orgullo y el cariño.

Empuña bien tu arma, Aurish. Si tu agarre es débil, tu oponente ganará. Y mantén la postura. Piensa en cada movimiento y no erres ningún movimiento.

Sí, padre.

Bien, pues ataca.

Sonrío y me lanzo con mis cortitas piernas hacia él. Se contiene, lo tengo claro, pero me da igual. Yo no, así que me siento invencible con este palo de madera al que llamamos espadas.

Madre nos observa atentamente con una sonrisa permanente en sus labios mientras espera sentada en el tronco cortado de un viejo árbol.

Blando mi espada y voy al ataque. Nuestra diferencia abismal de altura hace al combate de practica un espectáculo absurdo, pero igualmente me siento tan bien… Me siento como una auténtica soldado. Lo que se espera de mí para cuando tenga veinte años y un roc enorme y precioso. Solo me quedan doce años para eso, así que aún tengo tiempo para entrenarme al máximo.

Concéntrate, Aurish.

¡Lo siento!

Vuelvo al ataque y la madera suena con un golpe seco cuando las entrechocamos. Mi padre sonríe con orgullo y vuelve a mover su espada. Esquivo su ataque y, como soy pequeña y rápida, me escabullo por debajo de él y le doy por detrás de las rodillas. Cuando cae al suelo coloco mi espada de filo redondo en su garganta.

Gané.

Bien. Muy bien, mi amor. Venga, vamos a comer.

¡Sí!

Mi madre se levanta del tronco y me besa la coronilla de la cabeza. Toca mi trenza en forma de bollo en la parte de debajo de mi cabeza y deja allí la mano mientras vamos hacia casa. Mi hermano monta a Thoine por los campos de nuestra casa, él ya ha comido, así que no lo llamamos para que venga.

Miro a mis padres desde mi ridícula altura de una niña de ocho años, y lo que veo me fascina. Dos adultos, altos, grandes, fuertes y valientes, que visten con ropas de color negro y del mejor cuero. Son los mejores padres del mundo. Muchas veces no están en casa, porque papá es comandante y mamá capitán, y tienen sus obligaciones para con el ejército. Pero no me quejo. No me quejo porque yo también tendré esas obligaciones y responsabilidades cuando me meta en Rashmak y cuando salga de ella. Y pienso ser de las mejores jinetes que haya. Ya lo dijeron los sabios, que mi don tenía potencia, y eso fue cuando apenas había nacido. Controlo la temperatura y, aunque ahora este don no sea muy poderoso, cuando consiga vincularme con un roc, seré invencible.

Encierro a Riken en una celda, dejando fuera una piedra contenedora lo suficiente fuerte como para que no pueda emitir ni una maldita chispa eléctrica en sus dedos.

–Jamás pensé que me encarcelarían. Y de todos, tú eres la que jamás hubiera imaginado que lo haría.

–Y yo jamás pensé que atacarías al reino contrario siendo tú quien siempre decía que no sabías por qué atacaban a nuestro reino si nosotros no lo hacíamos.

–Me enteré hace poco, ¿vale? Y fue una orden directa del coronel que empezásemos a atacar las bases nosotros también. Se estudió el caso de Bugath y dijeron que fue demasiado, así que tomaron al toro por los cuernos y dijeron de atacar por primera vez nosotros.

–¿Sabes que nos mintieron? Estando aquí he podido descubrir que resulta que los nuestros llevan atacando Nayolen desde siempre. Que si ellos nos atacan a nosotros es porque nosotros también lo hacemos. Y nadie nos dijo nada de eso en Rashmak. Ni en casa. Ni una vez ya en el ejército. Ni yo llegué a saberlo, y eso que soy líder de sección y mi madre es la comandante.

–Bueno, me da igual si mentían o no. La cosa es que ahora todo se está volviendo más agresivo. Cada vez hay más ataques a ambos reinos. ¿Sabías que Unkari se está preparando para otra guerra? Si la de hace casi doscientos años nos pareció horrible, esta va a ser peor.

Me quedo callada con la respiración alterada y la mente perdida. Me he perdido tantas cosas… ¿Guerra? ¿Tanto ha causado el ataque a Bugath? Necesito investigar esto o que alguien me explique qué está pasando.

Abandono el pasillo de la celda de Riken dejándolo ahí con una simple bandeja de tomates verdes y pan. Sin agua. No se la merece. Luego quizá, pero ahora no.

Subo por las escaleras hasta llegar a las habitaciones. Yabilah está ahora encerrada en una jaula al lado de Zayve, así que no tenemos que preocuparnos por nada.

Es noche entrada, quizá sean las dos de la noche. Pero me da igual. No tengo sueño, y aunque lo tuviera no podría dormir. Las velas del pasillo se encienden cuando perciben mi presencia, iluminando tenuemente el corredor. Paso de largo la puerta de mi cuarto y me meto en las duchas. Oigo que ya hay un chorro de agua, pero me la suda quién haya. Me quito la ropa y me meto en uno de los apartados para ducharme. Parece que la otra persona no se ha dado cuenta de mi presencia. ¿Quién será? ¿Red? ¿Dagan? No, Dagan no creo. Quizá Esko. O alguno de los Skanror. Lo mismo da, ya me han visto desnuda.

Enciendo el agua y dejo que su helada temperatura me congele también las ideas, al igual que la piel. El pelo empieza a chorrearme por sus cortos mechones negros. Aun no me acostumbro a él.

Oigo una especie de llantos leves de golpe y me quedo mirando hacia la pared de mi derecha, suponiendo que está hacia esa dirección el que llora. Joder, ¿quién es? No estoy hoy para tonterías. Ya ha pasado una semana desde que llegó Riken y desde que pasó lo que pasó, pero sigo igual de jodida.

Ignoro mi desnudez y ando por el pasillo de las duchas, pasando por delante de todos los apartados. Es en el último donde veo al que llora. Hijo de puta. ¿Por qué llorará Riot a las dos de la mañana, solo, desnudo, de cara a la pared y bajo el chorro de agua… fría?



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En el texto hay: fantasia, romace, spicy

Editado: 11.09.2024

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