Ramé (libro 1)

CAP 24: LO SIENTO

CAP 24: “LO SIENTO”

El cuchillo impacta de golpe en mi estómago, robándome todo el aire. No pensé que lo haría. Realmente no creía que lo haría.

Me pongo la mano en donde la daga me ha dado y veo que se llena de sangre. Mierda… Voy a morir.

Hago contacto visual con Aurish, yo mirándola con dolor y ella con una indiferencia forzada que muestra preocupación.

–Vete a que te cure Umani.

–Ese es el problema… Aurish, Umani no está. Se lo han llevado a una misión.

Veo como se le corta la respiración y es entonces cuando la máscara de indiferencia se le rompe. Caigo al suelo de rodillas aún con la mano en el estómago. Ella viene corriendo hacia mí y se arrodilla para cogerme antes de que me caiga completamente. Veo como sus ojos se llenan de lágrimas mientras me toca la cara con el miedo ardiendo por todo su cuerpo.

–Lo siento… Lo siento tanto. ¡Ah! ¡Las piedras del tiempo! ¿Dónde…? – se le quiebra la voz mientras me saca la daga con cuidado. La tira al suelo con un sonidito metálico y me tapa la herida con sus pequeñas manos.

Me duele mucho. No solo porque es una herida horrible, sino por el hecho de que me ha herido. Me ha dicho que me odia y no se lo ha pensado dos veces antes de lanzarme la daga.

–En… Dioses, en mi cuarto.

–Voy. No, espera, necesito que estés en la puerta.

Me agarra por debajo de los brazos e intenta agarrarme. Pero no puede. Peso demasiado como para que pueda llevarme a rastras. Se cae de culo intentando llevarme, pero lo acaba consiguiendo. El suelo del pasillo se tiñe de rojo conforme me va arrastrando y al final me lleva hasta la puerta. Parece mentira que una herida así me deje casi fuera de juego en tan poco tiempo.

Aurish abre la puerta y se mete en mi cuarto. Oigo como revuelve todo y como los cajones se abren con fuerza, incluso alguno se rompe o se sale del mueble.

Aurish grita frustrada mientras sigue revolviendo mi cuarto hasta que encuentra las piedras. Sale corriendo y se arrodilla a mi lado.

–Actívala. ¡Hazlo, Riot, joder!

Le hago caso y activo la piedra mientras la sujeto en la mano. No aminora el dolor, claro está, pero hará que no me muera.

¿Para qué le he dado la idea de herirme? Es culpa mía, lo sé, pero… simplemente me duele lo que acaba de pasar.

Activo mi don y la miro directamente a los ojos, tratando de ver si realmente lo ha hecho con odio o si se arrepiente.

Me cago en todo… ¿Dónde narices está Umani? ¿Volverá pronto? Por los dioses… necesito que vuelva. ¿¡Cómo narices he sido capaz de herirlo!? se arrepiente…– Vale, Aurish, calma. Calma. Respira y tapona la herida. ¿Y si le quemo para que deje de sangrar? Sí, vale, voy.

–Si me quemas lo más probable es que me lo pongas todo peor.

–Cállate y no me leas la mente.

Vuelve a entrar en mi habitación y saca la piedra de energía que tengo en el cajón. Se sienta a mi lado y me levanta la camiseta hasta que está enrollada por encima del pecho.

–Muerde esto–me dice tendiéndome una camiseta arrugada que ha encontrado por mi habitación. Le hago caso y Aurish coloca sus manos en la herida. Ahogo un grito de dolor contra la tela cuando empieza a quemarme.

Estoy hecho mierda…

Por ella.

Por lo que me ha hecho.

Y por todo.

–Lo siento… Riot–me mira a los ojos mientras solloza y sigue quemándome–. Riot, siento todo lo que te he dicho. Yo no te odio. Por favor, no te mueras. No quería hacer esto. Por favor, por favor, perdóname. No te mueras…–siento como mi moribundo corazón da un vuelco. Quizá… solo ha cometido un error. Quizá sí me ama. Mi cuerpo empieza a temblar y mi interior empieza casi a hiperventilar. Pero no de dolor. Es de la casi extinta esperanza que tenía, que ahora siento como si resurgiera de sus propias cenizas.

Alzo una de mis ensangrentadas manos hasta su cara y le coloco detrás de la oreja los mechones de pelo corto que se le han salido del peinado. La piel de su mejilla se tiñe de rojo cuando paso la mano, pero no parece importarle.

–No pienso morirme ahora, bezbhae.

Hace una mueca entre una sonrisa y un gesto sufrido a la vez que aumenta la temperatura de sus manos. Vuelvo a llevarme la camiseta a la boca y a morderla con fuerza.

No sé si funcionará, pero duele como el demonio.

¿Sangra? –oigo que dice mentalmente cuando deja de calentar sus manos– No, no sangra. Dioses, gracias. Am… Vale, vale. A ver, los… Los chicos. Tengo que avisarlos. Pero no puedo dejarlo solo.

–Vete. Tengo una piedra de tiempo, no moriré.

–Yo…

–Vete, Aurish.

–Vale.

La veo marcharse con los ojos llenos de lágrimas y la sangre manchándole las manos y la cara. Y quizá el pelo también.

Me bajo la camiseta y me quedo mirando fijamente la puerta de Aurish, que está justo delante de la mía.

Tan cerca y tan lejos a la vez. Separados por mi culpa. Yo nos separé. Nos junté en este reino, sí, pero… ¿qué tanto la separé de su vida real y de la gente que ella amaba?

Me miro las manos, llenas de mi propia sangre, igual que toda mi ropa y el suelo. Es una escena macabra…

Juro que no puedo sacármelo de la cabeza.

Aurish me ha dicho que no me odia.

No me odia.

Recuerdo que fui yo quien lo dijo por primera vez, cuando lo que gritaba mi cabeza era única y exclusivamente: te amo, te amo, te amo.

Lo empecé yo. Yo tengo la culpa de todo. Al fin y al cabo siempre soy yo el que lo caga todo.

Fui yo quien decidió mantenerla con vida y llevársela bajo su custodia a Gapath. Fui yo quien decidió encariñarse con una prisionera que encima mató a uno de mis amigos. Fui yo, y únicamente yo, quien decidió enamorarse sin remedio. Fui yo quien, pese a eso, permitió que los míos le arruinaran la vida. Y soy yo quien ha jodido lo que teníamos entre los dos.

Me ha dicho que no me odia, pero… eso no significa que me quiera. Seguramente ya no me quiera. O quizá nunca me quiso. Quizá simplemente me usaba para olvidarse de todo con besos ardientes y apasionados.



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En el texto hay: fantasia, romace, spicy

Editado: 11.09.2024

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