Blakcord no es un título que se gana, es un cargo con el que se nace y se muere. Se refiere a una máxima autoridad en el reino. Los blakcord toman el título de príncipes y princesas.
Literalmente significa sangre de color.
Reinol es cargo que se le a los Blakcords que no se coronan como reyes, pero son de la generación del rey. Se le da autoridad sobre el pueblo sin irrumpir en el deber del rey.
Me gusta es un botón que esta por allí y que agradecería mucho que picaras.
_______________________________________________________________________________________
7 años atrás
El niño atlante despertó por los incesantes gritos que provenían de la planta baja de su casa. Todo su cuerpo se encontraba adolorido por las prácticas a las que Azzú un reinol, lo había sometido en todo el día, lo suficiente como para tener muchas heridas en el cuerpo, a pesar de su estado se apresuró a nadar hasta la planta baja.
—Mamá—pronunció contemplando horrorizado el panorama.
Su madre y su padre estaban flotando en la cocina; su padre, tenía los ojos cerrados y una gran herida en el cuello de donde se observaba como la sangre roja flotaba y se mezclaba con el agua. Su madre en cambio estaba sentada cerca de él, ella tenía uno de los cuchillos de Atlas que no estaban diseñados para el combate clavado en el estómago.
—Vete, Atlas—exclamó su madre en susurro, pero él la escuchó—, vete, que no te maten—agregó justo antes de que el pez tatuado en su muñeca perdiera su característico color verde y se volviera negro, como el de su padre.
Había muerto, al igual que su padre, su madre estaba muerta.
Las lágrimas que salían de sus ojos se iban flotando, mientras aún con su mente en blanco, hacía lo que su madre le había pedido.
Pero sin lograr salir del patio de la casa lo tomaron del brazo haciendo que parara su huida. Un alivio inexplicable le corrió por todo el cuerpo al ver qué el reinol Azzú ya estaba allí y lo ayudaría en lo que fuera.
—Reinol, mis padres...—intentó decir, pero fue interrumpido por Azzú.
—No digas nada, los mataste Atlas—mencionó con la voz rota, volteando su rostro al mismo tiempo como si quisiera ocultar que lloraba... Pero no había llanto, ni lagrimas—... ¿¡Cómo pudiste!?—reclamó en voz alta, llamando la atención de toda la guardia policial que se encontraba en la escena.
Confundido por todo lo que estaba pasando, se quedó paralizado, callado; recibiendo miradas acusatorias. Lo siguiente pasó muy rápido para que su mente lo procesara. Se encontraba dentro de los vehículos oficiales de la guardia de seguridad, no sabía que pasaría luego, pero podía imaginarse que lo culparían de la muerte de sus padres.
(...)
Las lágrimas que salían de sus ojos se iban flotando y mezclándose con el agua que lo rodeaba. Llevaba poco más de seis horas encerrado en una de las celdas que poseía el edificio de la guardia de seguridad ciudadana, celdas que pocos habitaban.
Su cuerpo le exigía un poco de descanso, pero entre el llanto y el dolor que aún habitaba en su cuerpo no podía conciliar el sueño, pero, ¿Quién querría dormir en una situación como esa? En pocas horas había perdido a sus padres, su hermana probablemente ya estuviese enterada de todo, por cuestiones del destino ella se encontraba en casa de una de sus amigas y no había tenido que enfrentar esa terrible situación de primera mano.
Por fin, después de un largo rato, los guardias vinieron a sacarlo de la celda para llevarlo al castillo hacia el juicio que se llevaría a cabo.
Apenas había llegado a la celda horas atrás, lo habían interrogado, en presencia de un artense con el poder de saber sentimientos, para identificar si mentía o no y en presencia de un abogado aportado por el consejo que tenía gran parte en cuanto a decisiones reales; aunque más que ayudarlo, el abogado lo hacía estar aún más nervioso y el hecho de que hiciera comentarios acusadores no ayudaba mucho. Aparte de ellos, también se encontraba el rey Clifford y algunos guardias reales y de seguridad ciudadana.
Al entrar en la sala de juicios, lo primero en que se fijó fue en la gran cantidad de Atlantes que pertenecían al consejo del reino, pero aparte de ellos el consejo de los otros tres reinos también estaba presente. En cierta zona designada real, se encontraba el rey Brais de Artenis, la reina Amadís de Buttercup y el rey Maze de Volcalium, además de los dos reinols de cada reino y los referentes blakcords que ninguno pasaría de los 13 años. Justamente en medio de todo, el rey Clifford se encontraba situado, a su lado Azzú y Ernock los dos reinols del reino, al lado de ellos los blakcords Harry y Neferet, y al lado de este último donde debería estar él, su hermana mayor, que se veía que no había parado de llorar, la entendía, él estaba igual.
El juicio empezó gracias a la orden del rey Clifford. Una serie de pruebas se presentaron. Atlas no era capaz de comprender de donde había salido todo eso, no tenía ni idea de que todo lo que presentaban existía, una serie de audios de él insultando a sus padres y cosas similares, además de eso, las cámaras de seguridad de la casa desaparecieron, y por si fuera poco el hecho de que sus padres hubiesen sido asesinados con sus propias armas no ayudaba en nada.
Ante esto, él decidió no hablar, dijera lo que dijera las "pruebas" tenían más peso del que podía sacarse de encima, y además el artense había dicho que el mentía cuando negó los cargos ¿Qué hacer contra eso?
—¡Exijo que se le de muerte! —pidió Azzú que comenzaba a perder la paciencia porque estaban considerando seriamente el hecho de que no debieran darle un castigo tan fuerte como eso. Las leyes dictaban que los delitos se pagaban con la misma moneda, aunque fuera primitivo era una ley que había funcionado desde la primera generación de reyes. —Los Warrell eran mis amigos y su propio hijo los ha asesinado. ¿Qué hay de Aurea? —señaló a su hermana— Ella merece justicia.