Reconocernos ¡otra vez!

Capítulo 2: Un balde de agua fría

Hoy es mi graduación, y no puedo describir la emoción que siento al lograr mi mayor sueño

Hoy es mi graduación y no puedo describir la emoción que siento al lograr mi mayor sueño. Tampoco puedo negar, que gran parte de mi alegría se debe al hecho de haber demostrado a todos aquellos, que no creían en mí, que sí puede; y a pesar de su falta de fe.

El auditorio está lleno. Acaba de terminar la misa, yo me encuentro sentada adelante, junto con todos los de mi código. Algunos maestros se encuentran sentados después de nosotros y tras de ellos, los padres y uno que otro incauto de la universidad.

La ceremonia inició con un discurso de la rectora, y prosiguió con el del director de la facultad. Después, subió la delegada del código, que resultaba ser Alice, dio un emotivo discurso narrando desde nuestra inexperta llegada a la facultad hasta nuestra ilustré salida y mientras ella hablaba, divisé algunas risas y lágrimas de varios de mis compañeros.

Cuando Alice terminó su discurso, los aplausos no se hicieron esperar. La rectora volvió a subir al estrado, pero esta vez, para llamarnos uno por uno a recibir lo que tanto esperábamos. Ni siquiera me había dado cuenta cuando me llamaron, afortunadamente, Alice me dio un pequeño golpe para sacarme de mis pensamientos. Ante la impresión, solo atiné a levantarme de golpe y reponerme de la emoción camino al estrado.

 

— Ilse Allegra Montero — dijo la rectora con una sonrisa, seguido de una felicitación

 

Las cosas sucedían tan rápido, que no recuerdo en qué momento bajé del estrado. Cuando finalizó la ceremonia, me reuní con Alice, Rene y otros amigos de la facultad.

 

— Ilse, esta noche tenemos que celebrar. Ya te salvaste de varias salidas, pero de esta no te salvas — siempre había inventado excusas para no salir, porqué, siendo sincera, no me gustaba mucho. Sin embargo, esta vez no podía dar ninguna.

 

— Yo llevaré algunos amigos y el resto del código también vendrá — dijo Rene

 

— Está bien — dije con una sonrisa poco convencida

 

— Entonces paso por ti en la noche y nos encontramos en el club con Rene, así no habrá forma de que no vayas — dijo Alice con su característica sonrisa de que tenía algo entre manos, no me daba confianza, pero no me quedaba de otra.

 

— Bueno, nos vemos en la noche — me despedí de ambos y fui en busca de mis padres para regresar a casa, realmente estaba cansada.

 

Subimos al auto para ir a casa, mis padres, mis hermanos y yo. Mi hermano Adrián venía molestando en el camino. Decía que no sabía cómo lo había logrado, que ahora que ya tenía un título, él sería feliz por las facilidades que le brindaría mi nuevo estatus. En pocas palabras, él sería feliz de gritar a los cuatro vientos que su hermana era doctora. Mi hermana menor, Ellis, se limitaba a felicitarme, y demostraba con su cálida sonrisa quinceañera lo feliz que se encontraba por mis logros. De pronto, mi hermano dijo algo que me desconcertó.

 

— Si supieras lo que nuestros padres tienen preparado para ti, serias un poco más amable conmigo — y me lanzo una sonrisa cachacienta

 

— ¿A qué te refieres? — le pregunté, sin embargo, cuando estaba a punto de decir algo, mi madre lo miró por el retrovisor del auto y se limitó a quedarse callado.

 

Faltaba unas cuantas cuadras para llegar a casa, cuando mi madre volteo a decirme, que habían hecho una pequeña reunión, con la intención de festejar mi graduación.

 

— No te preocupes Ilse, solo invitamos a los más cercanos, solo la familia estará presente — por alguna razón las palabras de mi madre me inquietaron, no pude estar tranquila ni cuando llegamos a casa

 

Vivimos en una urbanización cerrada, donde no entra cualquier persona, normalmente el vigilante tiene una lista de las personas más allegadas de cada una de las familias y solo aquellas personas que estén registradas en la lista, pueden ingresar libremente a la urbanización. Y en caso no estuvieran en esta lista, las familias deberían avisar la llegada de los invitados y la hora. Son unas reglas estrictas, pero necesarias en estas épocas.

Nuestra casa se encuentra frente a un parque, tiene tres pisos. En el primero, se encuentra la sala, el comedor y al fondo, una amplia mampara de vidrio que conduce a un patio, en el cual, mi madre, tiene un pequeño huerto. La cocina, es bastante amplia, con una isla en medio, que usamos como comedor de diario. También se encuentra la biblioteca, que tiene un amplio estante lleno de libros que ocupa toda una pared, ahí tengo varios libros de medicina, otros son de mi hermano y de la escuela de Ellis; mi madre es fanática de retratar cada momento de nuestras vidas, por lo que, hay muchas fotos de mis hermanos, abuelos y padres. Y, por último, está el baño de invitados que se encuentra cerca de las escaleras.




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