Capítulo 2

Una mañana en que no pudo escapar, de ir a la escuela. Lucas mira por la ventana, mientras la profesora dicta la materia. Él se pregunta qué estará haciendo la pequeña traviesa.

Cuando la clase termina y al primer son de la campana, sale corriendo con la esperanza de poder verla.

Isabel abrazaba sus rodillas.

Lucas se sentó al costado de un tronco.

Ella lo mira.—Lo siento, tiraron tu camisa a la basura, dijeron que era un trapo de mala calidad, —sus mejillas parecen dos coloradas manzanas.

Lucas hace una mueca, sus padres no tienen dinero para comprar camisas de seda. Como las que tienen los niños de la alta sociedad.

—¿Te castigaron?, preguntó la niña.

Lucas sonríe. —Aún me duele el culo, —dijo de manera graciosa.

Ambos ríen.

Después de un breve silencio.

Isabel lo mira con curiosidad. —Eres el hijo del jardinero, ¿verdad?

Lucas se sorprende. —¿Cómo lo supiste?, —aunque no debería sorprenderse— es un ángel, pensó.

—Escuché hablar a las cocineras, que el jardinero tiene un hijo; Un niño travieso de cabello rebelde. No conozco a otro niño. Debes ser tú, —contestó la niña.

Lucas se rascó la cabeza, estaba algo avergonzado.

Isabel sonríe.—Tenemos un hermoso jardín, ¿me enseñarás a cultivar rosas?

Lucas pestañea...

Isabel respira profundo, con cierta melancolía. —Quiero un invernadero. Cuando mi mamá murió... mi padre destruyó el nuestro, no es justo, era de las dos.

Lucas sintió latir con fuerza su corazón.

Si su ángel quiere un invernadero, algún día él se lo dará.

La amistad de ambos, fue creciendo como la espuma del mar.

Y aunque la pequeña Isabel, siempre se mete en problemas, es Lucas quien recibe las palmadas en el trasero.