Recuérdame Amor

Prefacio

 

Elena, ha sido una profesional cuando de ahuyentar a sus admiradores se trata, en su cabeza tiene objetivos muy precisos y nada ni nadie la hará desviarse de ellos, he aquí su lista en el orden que debe acontecer cada cosa.

 

1- Graduarse de la secundaria.

2- Mudarse a la ciudad de Santo Domingo 

3- Conseguir un empleo 

4- Iniciar sus estudios de repostería 

5- Abrir su propia pastelería.

6- Buscarse un novio, casarse y formar una familia después de graduarse.

 

Todo estaba perfectamente planeado, nada podía salir mal, no cuando se está tan determinada a luchar por sus sueños como Elena. Al fin la secundaria había terminado, solo falta esperar el día de la graduación que sería en exactamente treinta días. Como todos los días, Elena camina desde su casa a la panadería de sus padres en donde trabaja para ahorrar para la universidad, pues se marchara en solo dos meses a vivir a la gran ciudad de Santo Domingo, capital del país para seguir avanzando hasta lograr sus sueños.

Mientras caminaba rumbo a la panadería se sintió observaba y aunque busco en todas las direcciones no vio a nadie verla con algún interés diferente, continuó su camino sin darle mayor importancia.

En el mismo instante al otro lado de la calle unos ojos marrones no podían dejar de mirar a esa belleza única y natural que caminaba con gracia por la acera de en frente, hacia ya unos quince días que Alonso había llegado al municipio de San José de la Matas (Sajoma), ubicado en la Provincia de Santiago de los Caballeros, en la ladera norte  de la Coordillera Central en República Dominicana, muchas chicas se acercaban a coquetear con él, pero a leguas se notaba que no era solo por su sex-appeal, su camioneta último modelo regalo de sus padres por su graduación, por el orgullo de su único hijo ahora doctor graduado en la prestigiosa universidad de Harvard y quien al finalizar el verano regresará a los Estados Unidos para realizar su especialidad en pediatría.

Alonso está acostumbrado a ser asediado por el sexo femenino y admite que ha estado con muchas en sus años de universidad, pero ninguna de ellas ha sido más que relaciones cortas a excepción de Miriam con quien estuvo el último año, pero termino su relación porque no eran muy compatibles a pesar de haber estudiado la misma carrera son muy diferentes. Sin embargo esa chica de hermosa cabellera larga y castaña, delgadísima cintura lo tienen hipnotizado al punto que sus ojos parecen clavados a ella como si un magnetismo invisible los uniera.

— ¿Quién es ella y por qué no la había visto antes? —le pregunta a Pedro, unos de los empleados de la hacienda de su padre y quien casi siempre le acompaña mientras sale a dar un paseo por el pueblo o a hacer diligencias por lo que se ha convertido en su amigo

— Bueno, ella es diferente —contestó mirando fijamente a la chica

— Diferente ¿Cómo? ¿A qué te refieres? ¿Es lesbiana?

— No, oh eso creo —ríe — Me refiero a que nunca se le ha conocido un novio

— ¿Nunca? —Cuestiona con evidente emoción 

— Nunca, pero Alonso, ella es una chica recatada y dedicada a sus estudios, si no estás interesado en algo serio mejor no te le acerques para eso tienes a todas las demás que andan tras tu huesos, recuerda que tu solo estas aquí de paso

— Entiendo y no me interesa ninguna de esas chicas como te habrás podido dar cuenta, mejor cuéntame todo de ella —dice sin desprender la mirada de la joven mientras se detiene y conversa con otra chica de su edad y ríe con ganas el solo piensa que esa es la sonrisa más genuina y cautivadora que ha visto en su vida

— Acaba de terminar el bachillerato, se graduará dentro de poco y se irá a vivir a la capital para entrar a la universidad, es la única hija de los dueños de la panadería y trabaja con ellos allí, supongo que ahora se dirige hacia allá

— Debo ir a conocer la dichosa panadería entonces —su acompañante lo mira interrogante — ¿Qué no puedo ir por un poco de pan? Muero de hambre en este lugar

— Si claro, irás por pan, buena suerte con Elena —comenta burlón, sabiendo el carácter de obrero que se carga la dulce chica y el muro con el que se encontrara su “amigo”

 

Una hora más tarde Alonso junto a Pedro entran a la panadería después de haber comprado algunas cosas que habían ido a buscar a la veterinaria. Elena quien había estado concentrada colocando las galletas de avena que acaba de sacar del horno levanta la cabeza para ver quien entraba al local, un chico de poco más de veinte suponía, ropa cara  que lo hacía lucir despampanante, le dedicó una sonrisa encantadora mientras se acercaba a la vitrina.

Buenos días señorita —saludó él en un tono que le pareció de los más sexy

— Buenos días joven ¿En qué puedo ayudarle? —Pregunto ella, muerta por el pudor que le causaba al sentir que los colores se le subían al rostro

— Alonso, mi nombre es Alonso —dijo el aun sonriendo

— Elena —soltó ella en un tono de voz tan sutil que ni ella misma reconocía, tendría que darse un par de pellizcos para dejar esa actitud tonta que tiene frente a ese chico “Desde cuando es ella amable con los chicos” ¿Qué carajos le estaba ocurriendo?




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