Estoy atravesando a toda prisa la calle mientras el semáforo marcaba rojo para poder llegar a la universidad, mientras atravesaba las calles llenas de autos por el tráfico de la mañana, en mi cabeza me reprendía una y otra vez:
Alice Laughton Wood, ¿Cómo es posible que te hayas pasado de tragos anoche?, ¿Dónde quedo tu autocontrol? – suspiro, estoy agotada de correr.
El recuerdo de lo que sucedió anoche es borroso.
La cabeza no deja de darme vueltas.
- ¡MALDICIÓN! – Grito en voz alta provocando que algunas personas me miren con el ceño fruncido, pero las ignoro, es lo que menos me importa en este momento, en otra ocasión me hubiera avergonzado y disculpado, pero hoy no es el caso.
Dejo de pensar en lo que sucedió anoche y corro más rápido o lo que me permiten mis piernas y agradezco cuando veo la universidad.
Comienzo a subir las escaleras de dos en dos y cuando llego justo a la entrada de la Universidad me paro, respiro hondo y prosigo.
Me encuentro subiendo las escaleras del segundo piso y en el camino voy chocando y pidiendo disculpas a los alumnos que voy arrollando, llegando al final no me detengo para tomar aire a pesar de mi cansancio y mi falta de aire, continuo con mi camino, puedo divisar el salón de clases y a lo lejos al profesor Braxton que se encuentra hablando con la maestra Adelaide de arte.
Este distraído, perfecto.
No tiene que verme.
Lo aprovecho para pasar por detrás de él y lograr llegar a la entrada del salón, pero mis planes de pasar por desapercibida son arruinados cuando choco con alguien provocando que ambos caigamos y hagamos un poco de ruido.
Me sobo un poco mi cabeza y enseguida volteo hacia todos lados viendo si alguien vio lo ocurrido, pero parece ser que no, busco al profesor Braxton pero no lo veo, se fue con la profesora Adelaide y agradezco internamente porque no me haya visto.
Quitándome un peso de encima decido ver la causante de mi caída y es cuando veo frente a mi aun en el suelo al igual que yo a un chico rubio, no le veo el rostro por que mira hacia abajo, pero cuando levanta la vista me quedo pasmada al ver unos ojos azules.
Me dedico a observar al chico que tengo enfrente de mí, su rostro tiene unas facciones muy finas que le dan un aura un poco añiñado, pero a la vez esta aura lo hace ver maduro, lo suficiente como para comértelo con la mirada, tiene la piel pálida lo que lo hace ver muy bien, tiene unos hermosos labios.
Creo que sigo ebria, tengo las hormonas atontadas por el efecto del alcohol en mi sistema.
Me doy cuenta de que lo he estado mirando por bastante tiempo entonces decido incorporarme rápidamente y sacudo mi ropa.
Le extiendo mi mano al increíblemente guapo desconocido para ayudarlo a ponerse de pie, él nota mi mano y la acepta, se pone de pie y cuando lo hace la diferencia de altura no pasa de desapercibida, es más alto que yo, mi 1.70 no es suficiente, me saca como 8cm, pero regresando a la realidad veo que me mira atento y yo también lo hago a la espera de que diga algo, pero viendo que no es su intención decido hablar yo para romper un poco el hielo.
- Lo siento, no te he visto cuando venía hacia acá – esbozo una pequeña sonrisa torcida de labios cerrados – ¿te has lastimado o algo? – le pregunto sintiendo culpa por lo sucedido, él no responde, lo cual me incomoda un poco.
Decidida a entrar al salón y abandonar al chico con el que he chocado hace un momento doy un ligero paso hacia la derecha para adentrarme al salón cuando lo escucho decir:
- Estoy bien, no ha sido nada - me detengo al escuchar su voz, es bastante grave - ¿tu estas bien?, venías con mucha prisa – me dice en un tono serio, pero a la vez preocupado, dejo a un lado mis pensamientos y esbozo una pequeña sonrisa.
- Sí, estoy bien, no ha sido nada – esta vez él me da una sonrisa de labios cerrados que con gusto le devuelvo – Creo que deberíamos entrar – digo sabiendo que llevamos bastante tiempo fuera del salón y que es muy probable que el maestro Braxton se encuentre lo suficientemente cerca como para vernos.
Él me hace un ademan con su mano y me dice – Las damas primero – me sonríe.
- Muchas gracias – le devuelvo la sonrisa.
Los dos entramos al salón y mientras me dirijo hacia mi asiento veo que él viene detrás mío, por lo que decido voltearme y preguntarle:
- Eres nuevo ¿cierto?, no recuerdo haberte visto antes en la clase del profesor Braxton – él asiente – Mmmmmm ya veo, ¿por qué no te sientas junto a mí? – le digo sabiendo que lo he tomado por sorpresa, pero solo quiero ser amable con el chico que choque hace un momento...
- Claro – me saca de mis pensamientos, le ofrezco otra sonrisa de labios cerrados y asiento con mi cabeza.
- Por acá – me sigue hasta mi asiento en donde tomo lugar y le señalo el asiento a mi lado izquierdo donde él toma lugar.
Después de unos cuantos segundos donde el silencio reinó decido dar el primer paso y comenzar una conversación con él:
- ¿Cómo te llamas? – digo sin más – Pregunto porque si vamos a ser vecinos por lo menos debería saber tu nombre ¿no? – él sonríe y baja su mirada, yo me acomodo en mi lugar para poder verlo mejor y el regresa su mirada hacia mí con una sonrisa.
- Soy Jerome – dice sin más – Jerome Wickham Lawton – a completa.
- ¿De dónde eres Jerome?, no te había visto por aquí – Le sonrió amablemente
- Soy de Inglaterra, Londres exactamente – dice a completando.
- Qué lindo, ¿Qué haces aquí Jerome?, no es que sea entrometida, solo me da curiosidad saber qué haces en los Estados Unidos.
- Vine de turista – me sonríe otra vez.
Frunzo mi ceño y dejo salir una pequeña risa – De turista en la ¿Universidad de Arquitectura?
Jerome se acerca lo suficiente para que su aroma inunde mis fosas nasales – Escuché que aquí encuentras los mejores edificios.
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Editado: 25.10.2021