SUS OJOS

Recuerdo

Era una tarde de abril, calurosa, con el cielo despejado, el tiempo perfecto para leer, todo estaba tan tranquilo. Decidí ir al parque y ahí, observé a un chico, delgado y alto, no dejaba de mirarme. De pronto se acercó temeroso, tenía unos ojos hermosos, marrones y claros, eran los ojos más hermosos que había visto en mi vida, quedé pensando en él hasta días después.

Recuerdo

Tuve que partir a otra ciudad, mi abuela había enfermado y papá estaba destrozado, me necesitaba. Los doctores no sabían que sucedía, fue un día cansado y trágico, ella se había ido y consigo la felicidad de mi padre. Eran días grises y difíciles, solo el tiempo ayudaría aceptar tal pérdida.

                             Recuerdo

Años después volví aquella ciudad de donde partí, en busca de nuevas oportunidades. Conseguí un trabajo y comencé la universidad, ahí, lo volví a ver, ¿cómo no reconocerlo? esos hermosos ojos, me miraban de manera gentil, no pude evitar sonreír, creí que nunca más lo volvería a ver. Con el tiempo nos volvimos cercanos, me sentía cómoda y sonreía de solo verlo. Después de tantos lamentos, la vida me daba la oportunidad se ser feliz.

Recuerdo

Al poco tiempo nos hicimos más cercanos, mientras más te conocía, más me gustaba estar junto a ti, reíamos, jugábamos, me enseñabas. Te sentía mi complemento, siempre estabas pendiente de mí, no podía evitar sonreír cuando estaba contigo, me hacías feliz.

Recuerdo

Nuestro día en la feria, fue un día hermoso, animado, nunca la había pasado tan bien con alguien. Probamos muchos juegos, tardaste horas en conseguir ese peluche, estabas decidido a regalármelo, nadie nunca se había esforzado tanto por mí y te lo recompensé con un beso, nuestro primer beso que marcaria mi vida por siempre.

Recuerdo

Llegó el día en que nuestros cuerpos se unieron, juramos no separarnos, sentía miedo, pero te esforzabas por hacerme sentir cómoda, tranquila, tus manos me tocaban gentilmente, sentía tu amor, era cálido, dulce, un amor de ensueño. Éramos uno en cuerpo y alma, todo fue tan mágico, tu pecho era tan cómodo, dormí pensando en que quería permanecer así toda la vida, te amaba.

Recuerdo

Él, mirándome fijamente, con esos ojos hermosos, diciendo las palabras que siempre quise escuchar. Era tan feliz, todo era perfecto, las rosas, la cena, la noche estrellada, ya era su prometida. No existía mujer más feliz que yo, el hombre que amaba había decidido compartir su vida conmigo por toda la eternidad. Él volvió a casa y yo dormí abrazando la almohada, imaginando la vida que nos esperaba juntos, estaba decidida a hacerlo feliz.

Recuerdo

Nuestros primeros días de casados eran difíciles, nunca había convivido con alguien, no todo salía bien, pero era feliz. Viendo películas, las cenas, los juegos, solo nosotros dos, nuestro mundo, nuestro hogar. Pero, sentía que algo no andaba bien en mí, no le tomé importancia, creí que solo era algo pasajero, no quería preocuparte.

Recuerdo

Un día antes de nuestra salida al campo, caí al suelo, creí que tal vez era el cansancio, no le tomé importancia. Después de preparar la cena, me senté a leer como de costumbre, intentando distraerme. Pero en el fondo, estaba preocupada, sabía que no era normal, no sabía si decirte, no quería arruinar nuestros planes. Al día siguiente la pasamos de maravilla, me detuve a mirar al cielo, pensé en nuestro futuro, nuestros hijos. También recordaba todo lo que habíamos vivido. No pude evitar sonreír, tenía a un buen compañero, lo amaba, me amaba, no podía pedirle más a la vida.

Recuerdo

Un día me desmayé, no sé cuántos días pasaron hasta despertar, pues estaba en la cama de un hospital. Mis padres estaban desesperados, se me hacía difícil moverme, me dolía todo, estaba asustada. De pronto llegó él, con esos hermosos ojos, quise sonreír, pero no pude, quería decirle que lo amaba, que había sido muy feliz, quería que esos hermosos ojos dejaran de llorar.

Recuerdo

Empecé a recuperarme, parecía que lo lograría...Todo pasó tan rápido, no puedo respirar, no me puedo mover, no sé qué hacer, no quiero morir, tengo miedo. ¿Allá donde iré, recordaré sus hermosos ojos? ¿te seguiré recordando? por favor, no me olvides.