Recuerdos de una mente perdida

Capítulo 2

Permanecía observándolo detenidamente a cada movimiento que el chico realizaba, desde el morder sus labios al saborear algo en el refrigerador, hasta su sonrisa al tratar de descifrar lo que el lobo pensaba.

- ¿Qué eres en realidad? - pregunto el lobo al cabo de unos minutos.

- Ya te lo dije, vengo de tu mente.

- Eso no explica que quieres de mí y no me digas que vea lo que vivo en realidad.

- Esa es la realidad, estoy aquí para que peles por lo que amas.

- ¿Qué cosa?

- No es una cosa, es ¿a quién?

Entonces lo comprendió.

- ¿A ti? - este asintió - ¡Ya te amo!, ¡Más de lo que he amado a nadie jamás!

- ¿Entonces porque lo abandonaste?, ¿porque lo dejaste alejarse de tu lado? - sus palabras eran tan ciertas que lo lastimaban.

- Porque tenía demasiado dolor en mi interior y no supe controlarlo - agacho su mirada con pena.

- Ese mismo dolor era el que el sentía cuando lo rechazaste, debiste confiar en él.

Guardo silencio comprendiendo la verdad de sus palabras.

- El jamás te engaño - menciono.

- ¿Cómo lo sabes?

- Porque te amo aún con lo que eso implicaba, eras todo lo que le importaba aun cuando estaba con él.

Eso último hizo que se parara de golpe del asiento que había tomado momentos antes.

El recuerdo de aquel beso había regresado a su mente.

- ¡¿Si me amaba porque hizo aquello?! - reclamo con el coraje regresando a su cuerpo.

El chico guardo silencio, sabía que no ganaría nada el tratar de convencerlo de algo, en ese momento la rabia y el coraje podían más que sus sentimientos hacia el castaño.

El lobo solo lo miro un momento más y salió del loft sin que el otro lo detuviera.

[...]

Sus pasos eran decididos, firmes al momento de pisar el pavimento, no tenía idea de a donde se dirigía, solo fue consciente de que se encontraba en el ascensor de aquel hospital pues la campana de llegada lo aterrizo a la realidad, dudo un momento en pisar el exterior de este, su temor volvía a su cuerpo y lo paralizaba a unos pasos de aquella habitación con el digito 32 marcado en la puerta blanca.

- Esta vez atrévete - se susurró a sí mismo, había hecho lo mismo tantas veces anteriores, pero siempre se daba la vuelta y se marchaba para regresar a la seguridad de su loft.

Pero esta vez antes de poder darse la vuelta algo llamo su atención o más bien, alguien llamó su atención.

- Muchas gracias por cubrirme hoy Theo, tenía que resolver un asunto en la comisaria - escucho la voz del sheriff mientras salía de la habitación, en cuanto lo vio de inmediato se ocultó dando la vuelta en el pasillo.

- No se preocupe, Stiles es lo más importante para mí, no dudaría en cuidar de el si pudiera.

Chisto de molestia, su sangre comenzaba a hervir de nuevo.

- ¿Por qué no sales a verlo? - escucho al chico de nuevo a su espalda. Sobresaltándolo.

Se volteo casi de inmediato para enfocarlo mejor.

- ¿No deberías de estar en el loft? - le cuestiono ironizando.

- Soy producto de tu imaginación, estoy en donde tu estas - restándole importancia.

- Entonces quiero que regreses de donde saliste y me dejes en paz - menciono molesto.

- Claro, te dejo espiar a tu suegro y aquel chico guapo ¿verdad? - menciono divertido.

- ¡Él no es para nada guapo ¿escuchaste?! - el que sea producto de su imaginación no evitaba que sintiera celos de que el mismo pensara en el atractivo de Theo.

- ¿Con quién hablas Derek? - escucho la voz de Isaac a su espalda mientras miraba a los lados, dándose la vuelta para mirarlo.

- ¿Yo? – se señaló - Con nadie – dijo nervioso.

- Te dije que nadie podía verme – desearía que no fuera así.

- ¡Cállate! – vocifero causando la confusión de Isaac.

- Lo siento, yo ... - señalo para irse.

- No, es solo que ... - "Demonios, ¿ahora como salía de esa?

- ¿Derek? - pregunto el rubio una vez más.

- Me tengo que ir - trato de marcharse, pero el rubio lo sujeto de la chaqueta.

- Derek, entra a verlo - pidió.

Pero aquellas palabras le provocaban salir corriendo de aquel hospital.

- No puedo - respondió sin observarlo.

- Te necesita, necesita saber que estas con el - suplico.

Quiso responder que siempre estaba con él, que, aunque no lo visitara por no tener el valor de volverlo a ver entubado, siempre estaba al tanto de su salud, gracias a una enfermera que estaba en comunicación constante.

- Por favor Derek - volvió a pedir el rubio.

- ¿Derek? - escucho esta vez aquella voz que tanto le molestaba - ¿Qué haces aquí? - pregunto ya delante de los chicos.

- Nada, ya me voy - trato de nuevo de marcharse, pero el rubio volvió a detenerlo.

- ¿Theo que sucede? - escucho al sheriff acercarse, esto no podía ponerse peor.

Había sido una mala idea el decidir con su rutina diaria ese día.

- ¿Vienes a hacerle más daño a Stiles? - menciono un poco molesto Theo.

Contuvo las ganas de cerrar su boca con su puño.

- Lo que haga o no aquí eso no te incumbe - le respondió en el mismo tono.

- Me incumbe porque el que está en aquella habitación - señalando con su dedo la habitación del castaño - Me importa más de lo que a ti te pudo haber importado.

De un estruendo le dio un golpe en la mejilla provocando el alboroto de las enfermeras y demás presentes.

- ¡Derek! - escucho al sheriff llegar para ayudar a Theo a recomponerse.

Stiles permanecía a su espalda.

- Derek, mejor para, esto no está bien ...

- Ya no importa – susurro, para que solo el chico lo escuchara - Tú no tienes idea de lo que Stiles significa para mí, así que no actúes como si fueras el único que se preocupa por el - le escupió con molestia.

- Si tanto te importa, ¿Cuántas veces has venido a verlo al hospital? Vamos Derek dínoslo - respondió Theo con la mejilla enrojecida.

Guardo silencio.

- Lo supuse - respondió de nuevo Theo.



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Editado: 13.02.2025

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