Recuperando su Amor

3.

PAIGE

—Chica, enserio, debemos conseguir unos atuendos de infarto para ir al reencuentro de la universidad.

—No iré. —sentencié mientras caminábamos de regreso a la oficina.

—Estás muy amargada, pensé que la revolcada de esta mañana te tendría feliz. —rodé los ojos ante la falta de tacto de mi mejor amiga.

—Eso me tiene feliz, tu insistencia con el reencuentro no. Además, sigo enojada contigo por avergonzarme de esa manera. —señalé sintiendo mis mejillas aún arder por la situación anterior. 

—Debemos ir, quiero que le cerremos la boca a todas esas mugrosas que creían que no lograríamos nada, vamos a restregarles en la cara que la estamos rompiendo.

—Tú estás rompiendo mi paciencia. —soltó una carcajada que hizo que la gente a nuestro alrededor nos mirara como locas. —Basta Allison, la gente nos mira.

—¡Que nos miren! Somos una ricura. —gritó avergonzándome más.

—Sí que son deliciosas. —negué con la cabeza escuchando el comentario a mis espaldas.

—Hola Steve. —Salude al novio de mi amiga, quien se acercaba muy sonriente a nosotras.

—Paige. —movió la cabeza hacia mí saludándome, —amor mío, mujer de mi vida, el sueño de todo hombre hecho realidad. 

—Mi hombre guapo. —Allis no tardó mucho en saltar a los brazos de aquel hombre que tan enamorada la tenía y con quien llevaba una relación desde la escuela. —te he extrañado tanto.

—No se ven desde hace una hora. —murmure fastidiandolos. Amaba a mi mejor amiga, y Steve era como el hermano que nunca tuve, siempre nos cuidaba y estaba atento de nosotras. 

—Es la amargura hablando por ti Paige, ¿no te tienen bien atendida? 

—Idiota. Para que sepas, estoy más que atendida. —Hice una mueca de suficiencia que le saco una carcajada.

—Puedes estar muy atendida en el ámbito carnal, pero, ¿Qué tal en lo demás? ¿Provee como hombre? —fruncí los labios en una fina línea.

Estaba consciente que mi familia y mis amigos no estaban de acuerdo con mi relación con Mike, sin embargo, ellos no podían ver lo que yo veía en él. Para todos era un músico fracasado, sin metas en la vida, pero yo veía lo mucho que luchaba y se esforzaba por componer canciones o hacer pequeñas presentaciones en teatros o bares de la ciudad buscando un patrocinador.

Le había ayudado a conseguir una disquera para que grabara algunos de sus discos, era algo costoso, pero sabía que al final valdría totalmente la pena, y se convertiría en el músico que soñaba ser. 

—Eso es problema de nosotros dos, ¿no crees? Yo no ando por la vida preguntándole a Allis, si tú funcionas como hombre. 

—Golpe bajo.

—Tú te lo buscaste. —sonreí ladina retomando mi camino. —Deberías correr a tu trabajo, siento y presiento que ya se te hizo tarde. —miro la hora en su reloj y alarmado salió corriendo.

—¡Voy a vengarme! —grito desde el otro lado de la calle.

—Tu esposo está loco.

—No es mi esposo, es solo mi novio. —rodé los ojos, ella tenía una renuencia a casarse que se me hacía sumamente extraña.

—Llevan más de diez años juntos, y tres viviendo juntos, prácticamente son esposos.

—Tu llevas seis meses viviendo con el monigote y no por eso ya estás casada. 

—Pero pronto lo estaré. —levanté mi dedo mostrándole el sencillo anillo que rodeaba mi anular. 

—Con esa baratija, no tendrá dinero para pagarte la boda que deseas. 

—Las cosas realmente importantes no tienen valor, puede que el anillo sea sencillo, pero el amor que nos tenemos es más valioso. Sé que él va a conseguir lo que desea y vamos a vivir muy bien.

—O va a vivir mantenido de ti como hasta ahora. —se encogió de hombros ignorando mi molestia.

—Cambiemos de tema mejor, no quiero hablar de esto.

—Tu nunca quieres hablar de eso, pero es necesario hacerlo. Abre los ojos amiga, ese no es el hombre para ti.

—¿Y quien sí lo es? —me miró de una manera que comprendí a la perfección. —el se largó, ni siquiera tuvo el valor suficiente para rechazarme adecuadamente. Sabes todo lo que pase, sabes por cuánto tiempo lo esperé, —exclamé alterada, muy pocas veces tocábamos ese tema, y cada que lo hacíamos las cosas terminarán mal, — Mike podrá no tener un empleo, pero al menos tiene amor para mi. 

—No vives de amor, ni de idealizaciones. —no la escuché más, simplemente me adelante a la oficina, no quería escucharla.

Frené en seco al terminar de subir las escaleras, una cabellera castaña muy familiar se dejó ver a lo lejos. Trague en seco sabiendo perfectamente que era casi nulo volver a ver a Leonard, mucho más después de seis años. 

—Debe ser mi imaginación. —murmuré sin dejar de mirar a aquel desconocido. 

—¿Qué es tu imaginación? —pegue un brinco en mi lugar. 

—Me pareció ver a alguien. 

—¿A quién? Matt Boomer, por qué si es así, dime dónde está y yo corro por él.

—Tonta. 




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