Capítulo 3

No tengo explicación para esto, todo fue demasiado rápido, supongo que fue el lugar o los besos calientes que esta chica me da, no tengo idea, pero de un momento a otro yo ya estaba en mi habitación disfrutando de cada minuto con ella, aunque el único problema es que grita como mona aulladora, rayos, provoca cierta irritación en mí, quiero terminar rápido este asunto en realidad sus gritos provocaron que todo el encanto se fuera, solo quiero complacerla y listo, no verla nunca más en mi vida, sé que suena cruel.

Esto es algo que no disfrute, es un hecho.

— Vamos Thiago — gime cerrando sus ojos de placer, ruedo lo ojos con fastidio. — ¡dale duro, más duro! — trato de no estallar de risa, esta chica da risa, no se le pudo ocurrir otra cosa más.

Gracias al destino, escucho un golpe fuerte contra la puerta provocando que ambos veamos hacia la puerta, gracias a eso los ruidos desaparecieron.

— ¿quién será? — pregunta algo agitada, encojo mis hombro sin darle importancia a quien pueda estar atrás.

En ese preciso momento la puerta se abre, ¡maldita sea olvide cerrar la puerta con seguro!, mis ojos fueron los encargados de delatar mi sorpresa al verla pasara justo con una expresión de asombro.

— ¡ahhh! — grita la chica quitando su cuerpo del mío. — ¡lo siento mucho, no tenía idea! — dice muy rápido tratando de colocarse un poco de ropa para irse de mi habitación.

— ¿quién crees que eres para cagar mi sexo? — espeto con molestia, levantándome de la caña sin ninguna pena, sin duda esto es el golpe de suerte que he tenido en toda movida, sonrío de lado en cuanto se gira dándome su espalda, estoy seguro que pudo visualizarme con exactitud y eso me hace feliz, no me queda de otra que seguir fingiendo mi enojo y ver hasta dónde llega esto.

— ¿quién soy?, Soy tu vecina que ya está harta de tu música, tengo que terminar mi trabajo — espeta mientras puedo notar cómo se cruza de brazos, empiezo a buscar mi ropa que está tirada en el suelo y me apresuro para que pueda girar su bello cuerpo.

— Voltea que ya termine — digo en cuanto acabo de colocarme mis jeans, no encuentro la maldita camisa, no tengo idea de donde pudo haber caído. — Creyó que éramos algo — sonrío entre una risita de manera pícara, ella me observa sin ninguna expresión en su rostro, es claro que no le ve el chiste a eso.

— escucha no me importa que haya creído, ¡bájale a tu música! — brama furiosa, realmente me es imposible tener seriedad con ella, me da mucha ternura su enojo.

— ¡Quédate!, No quise invitarte por lo que pasó ayer, pero estas invitada, disfruta — sonrío, salgo de la habitación en busca de algo para beber, como bien lo predije, esto ya es un sauna, empiezo a sentir sus pasos por detrás, sonrío sin despegar mis labios negando un poco mi cabeza.

— ¡te estoy hablando!, ¡Vine aquí para que le bajes a tu música! ¡NO QUIERO QUEDARME EN TU ESTUPIDA FIESTA! — grita con enojo, me giro de golpe sorpresivamente provocando que su cuerpo chocará con mi pecho descubierto, de manera ágil colocó una mano en su delgada y delicada cintura, sus ojos se elevan para observarme con su mirada despectiva, elevó una ceja con cierta picardía y le regalo un sonrisa.

— ¿sabes cuál es mi don? — digo con todo el descaro, en realidad no es un don, diría que es una ventaja, ella de inmediato eleva una ceja muy confundida. — Tengo el don de saber la talla exacta de lencería de una mujer, con tan solo pasar esto — sonrío con una sonrisa pícara, en ese instante su rostro cambia de manera abrupta.

— ¿qué estás tratando de decirme? — espeta la chica muy enojada, arrugando su frente muy indignada.

— que si quieres... Que te regale algo especial solo dímelo. — lanzo de golpe, soy un idiota, ¿porque dije eso?, su rostro indignado provoca que sus labial se entreabran un poco, dejando su sorpresa y a la vez su ira, nuevamente, siento mi mejilla arder, esta vez dolió más que la primera, llevo mi mano arrugando mi frente, pero estoy completamente de acuerdo, fui un imbécil, ya no sé qué decirle para que no caerle mal, todo lo bueno que digo es aún peor para ella.

— ¡ES UN ESTUPIDO PERVERTIDO!, ¡VÁYASE AL DIABLO! — grita muy molesta para luego alejarse de mí, rápidamente la tomo de su brazo para detener su andar, no debí haberle dicho eso y me siento mal por eso, pero a la vez estoy furioso por recibir otro golpe de esos.

— ¿ahora me tratarás de usted? — pregunto descaradamente haciendo un pequeño puchero en mis labios.

— No sé qué se cree para tener esa confianza conmigo — farfulla. — Venimos aquí con la señora Pops para tratar un arreglo por su música — dice quitando mi agarre con brusquedad.

— ¿dices que la señora Pops vino también a pedir que se le bajara el volumen a la música? — digo frunciendo el ceño mientras observo a la señora Pops bailando con dos de mis invitados, trato de contener mi risa para que ella misma pueda observar a nuestra vecina disfrutando de la fiesta.

— Sí, no entiendo su confusión — exclama a la defensiva.

— digo, porque a la señora Pops parece no molestarle — musito sonriendo de lado para luego señalar con mi dedo detrás de su espalda de inmediato voltea para ver de qué se trata. — parece que ella no tiene ningún tipo de problema. — vuelvo hablar a sus espaldas acercándome un poco.

— váyase al diablo — brama para luego alejarse y caminar hacia la puerta pero antes de salir intercambia unas palabras con la señora Pops, para luego azotar la puerta con fuerza provocando que algunos observará confundidos.

Esta mujer es un dolor de cabeza, sin duda alguna me cuesta mucho lidiar con ella, me doy un premio enorme por querer algo con ella y por mudarme a este lugar solo por estar cerca de ella, soy un estúpido, pero no me arrepiento, estoy muy conscientes de mis actos y aunque estos no son tan agraciados para ella, tratare la manera de no causarle enojos a mi vecina amargada, espero poder lograrlo y no sacarle canas verdes.