Estaba asustado. A pesar de mis 23 años, no había forma de que estuviera preparado para esta situación. Después de lo que parecía ser un día normal de trabajo, un automóvil me golpeó mientras esperaba en el semáforo. Antes de darme cuenta, me encontré en un desierto con montañas de cadáveres a mi alrededor. En este punto, nadie me podría culpar por estar aterrado. La lluvia hacía el lugar oscuro, creando un río de sangre.
Intenté desesperadamente levantarme, pero mi cuerpo se sentía demasiado pesado para hacerlo. Al inspeccionarme, no noté nada fuera de lo normal, más allá del extraño uniforme que llevaba puesto. Confundido, miré a los cuerpos sin vida a mi alrededor y noté que todos llevaban el mismo uniforme, aunque eran diferentes al mío.
¿Qué demonios estaba sucediendo? ¿Qué era esta situación? Una vez más, intenté levantarme con mucho esfuerzo. Mientras buscaba algo para darle sentido a todo esto, no pude evitar sorprenderme al ver mi reflejo a través de un charco.
“¿Eh?”
En vez del rostro habitual que me miraba cuando estaba frente a un espejo, una cara completamente diferente me recibió. Un cabello rubio, largo y desordenado, y lo que más destacaba eran los ojos de color azul. Sería un chico guapo de no ser por la apariencia completamente desgastada y sucia. En ese momento, un pensamiento desagradable me golpeó.
“¿Será que yo… he reencarnado?”
Perdiendo las fuerzas de mis piernas nuevamente, caí al suelo, empapándome de barro. “¿Qué será de mí ahora?” No sabía qué hacer. Había muerto, y de alguna forma reencarné en lo que aparentemente era un campo de batalla rodeado de cientos de cadáveres. La sensación de la lluvia y del lodo en todo mi cuerpo eran pruebas suficientes para saber que esto no era un extraño sueño. Sentí que quería llorar. Después de tantos años, volví a sentirme como un niño completamente asustado.
"Claud..."
Mientras trataba de contener mis lágrimas, pude escuchar debilmente una voz. Utilizando todas mis fuerzas nuevamente, me levanté para mirar en dirección de donde escuché la voz. A una cierta distancia, en un acantilado, rodeado de algunos cuerpos, estaba tirado un joven de cabello negro. Lo que llamó más mi atención era el hecho de que tenía el mismo uniforme que yo, y aunque fue leve, pude ver su pecho moverse un poco. ¿Un superviviente?
Comencé a caminar hacia su dirección. Algo que me costó bastante tiempo. Mi cuerpo estaba bastante débil, además la distancia entre los dos era bastante considerable. Me resultó extraño que a pesar de la distancia podía verlo con bastante detalle, pero no era momento de pensar en eso por ahora. Por lo que veía, no estaba en una buena situación. Tenía bastantes heridas y necesitaba ser atendido.
En algún momento me caí, aún así, no me detuve. Comencé a arrastrarme hacia su dirección y, después de lo que me tomó una eternidad, finalmente llegué. Fue peor de lo que imaginaba. Todo su pecho estaba completamente ensangrentado, y había un agujero a un costado de su rostro. A pesar de su estado, seguía respirando. Rápidamente salí del shock y traté de ayudarlo, sin embargo, no había forma de que alguien con tan poco conocimiento en primeros auxilios como yo pudiera hacer algo.
“…Resiste, buscaré ayuda.”
Mientras trataba de juntar mis fuerzas para ir por ayuda, tomó mi mano para detenerme.
“…Está bien …Claud. …Todo estará bien.”
“¿Eh?”
Mis ojos se nublaron por las lágrimas que caían. Cuando miré su rostro, él estaba sonriéndome, aunque era una sonrisa bastante triste, como de alguien que se había resignado. Después de unos momentos, finalmente habló, aunque en un tono bastante débil.
“Por… nosotros dos… tú tienes que vivir.”
Entonces, extendió su brazo izquierdo y suavemente llevó mi cabeza hacia su pecho.
Ese gesto hizo que mis sentimientos se desbordaran, incluso después de que intenté evitar que lo hicieran hace apenas unos minutos. Quienquiera que fuera este chico, era alguien bastante importante para el dueño original de este cuerpo, Claud.
Después de unos segundos, quitó su mano y lo volví a mirar. Pude sentir su sangre en mi rostro, pero no me importó. Mientras me sonreía, miró a su lado y extendió su mano derecha para alcanzar la gigantesca espada que reposaba cerca de él. Con lo que le quedaba de fuerzas, llevó el mango hacia mí.
"Mi honor, mis sueños. Son ahora tuyos."
Fuertes sentimientos de tristeza me golpearon. Él era alguien completamente desconocido para mí, sin embargo, no podía dejar de sentir que estaba perdiendo a un importante amigo de varios años. Sujeté fuertemente la espada en mis manos y miré directamente a los ojos del hombre que me observaba con expectación. Apretando los labios para tratar de contener mis emociones, dije lo único que se me vino a la mente.
"Yo... continuaré con tu legado."
Con una débil sonrisa, el hombre cerró sus ojos para no volver a abrirlos jamás. Me quedé junto a él durante un tiempo, sumido en mis pensamientos y emociones. La lluvia continuaba cayendo, como si el cielo llorara por las almas perdidas en este lugar desolado.
Finalmente, me puse de pie, sintiendo el peso de la espada en mis manos. No sabía por qué estaba aquí, ni lo que estaba sucediendo. Sin embargo, sería peligroso si seguía estando en este lugar. Miré por última vez al chico y comencé a caminar hacia la gigantesca ciudad que se encontraba cerca. Puede que sea mi imaginación, pero por un momento, lo vi sonriéndome, casi como si estuviera despidiéndose de mí.
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"¡Irrrr!".
Abrí mis ojos al escuchar el sonido del tren frenando lentamente. Al hacerlo, me recibió la vista de un cielo nocturno plagado de estrellas. Aunque deseaba seguir contemplando esa hermosa escena, tenía que levantarme.
Mientras me limpiaba los ojos con la manga de mi suéter gris, me cubrí con la capucha negra de mi gabardina. Francamente, ha sido bastante difícil desde entonces. No hace mucho, era un simple oficinista; de repente, morí en un accidente de tráfico y desperté en el cuerpo de un joven en lo que parecía ser un campo de batalla.