Capítulo XIX - Ayuda inesperada
Día Estrella Elnath, Fase Lunar Gibosa Creciente
Nektli
Tengo demasiado frío el cual me impide respirar bien y mi pulso se ha disparado brutalmente. Solo la luz de la Luna me acompaña, siento que los ojos pesados y poco a poco se cierran.
No sé cuánto llevo aquí pero lo que tengo muy claro es que jamás llegará mi tan anhelada ayuda. Creo que los deseos de mis atacantes se cumplirán y partiré al universo.
La Tormenta
—Sé que no está bien —dejo de caminar entre los árboles— ¿Qué tal y fuiste obvio y por eso ella ahora está mal? Debes controlar tus impulsos —me repito una y otra vez.
Desde hace horas un dolor en mi alma se apoderó de mí y eso solo ocurre cuando a ella le sucede algo muy malo, me sucedía cuando de pequeña al jugar se caía y se lastimaba, cuando estaba triste o cuando recibía algún regaño y fue aún más fuerte cuando el poco macho de Yaotl la dejó. Sé que tengo esta conexión con ella porque es mi Corazón de Luna ya que según mi madre solo las parejas destinadas a estar juntas sienten el dolor o las mismas emociones fuertes que la otra.
No paro de buscarla, dejé mis obligaciones por saber qué le sucedió pero aún no logro saberlo, la Madre Luna resplandece como nunca antes lo había hecho y es cuando observó en la tierra un destello iridiscente, me arrastro hacia el y enseguida noto que es la sangre de ella, de mi Nektli.
Avanzo como nunca lo habia hecho, me desplazo tan rápido que los árboles pasan rápidamente, sigo el rastro de sangre y olfateo hacia todas las direcciones, encuentro sangre de otras dos especies lo que me indica una posible pelea donde claramente ella está involucrada, recorro demasiados metros sin poder encontrar ¿Dónde estás Nektli? ¿Qué fue lo paso?
Paso a mi forma mortal y gracias a mi altura puedo observar los pocos metros que me faltan hasta llegar al arroyo, la sangre se dispersa por todos lados, por lo visto una especie camino sangrando y otra volaba mientras sangraba pero el olor floral de la sangre de Nektli no está en estas marcas frescas, tomo unas muestras de la sangre y las guardo en el bolsillo. Comienzo a caminar asegurando que estoy solo y que los atacantes se han ido para evitarle más problemas a Nektli.
Sigo observando y olfateando hasta que el característico olor floral llega a mis fosas indicando que voy en la dirección contraria y que Neklti se encuentra cerca o en el arroyo, sin pensarlo más corro saliendo de la zona de árboles y llegando al sonoro arroyo, busco en las rocas algo pequeño pero fracaso en la búsqueda ya que olor no proviene de las rocas sino del agua del arroyo, comienzo a avanzar hacia arriba ya que en el agua se ve un línea delgada de sangre.
Por primera vez en mi vida siento miedo y pienso lo peor pero no me rindo y sigo con la búsqueda hasta que en una roca observo ese hermoso y brillante plumaje que me vuelve loco, atravieso el arroyo mojando por completo mis botas para llegar hasta ella.
Tiene los ojos cerrados y se respiracion es demasiado lenta, en el pecho tiene una perforación y un desgarre horrible del cual deja al descubierto sus órganos, una de las alas está en una posición extraña y le faltan plumas al igual que su lomo, en el cuello tiene una línea delgada de sangre y muchos raspones y plumas maltratadas.
—Te juro que pagarán por esto, Nek, pero ahora necesito que estés bien —mi respiración se torna irregular pero debo calmarme porque ella me necesita más que nunca—. Sufrirán el doble de lo que tú estás haciendo, mi pequeña flor hechicera.
La tomo despacio entre mis manos mientras se queja de dolor, atravieso el arroyo para pasar rápidamente a mi forma animal y colocar a Nektli dentro del pequeño saco que hay en mi cuello, recorro a una velocidad impresionante la extensión de árboles para llegar a la zona de Huitzillin.
En cuestión de minutos recorro los miles y miles de metros del arroyo hasta la choza de mi florecita, escribo una nota rápida y paso a mi forma mortal para escalar el inmenso árbol y poder dejarla en la puerta sin que me descubran. Saco a la muy maltratada Nektli del saco y doy un pequeño beso en la diminuta cabeza.
—Nadie más se atreverá a tocarte de nuevo.
La deposito en el suelo mientras toco la puerta y corro a la zona más oscura de la choza pasando a mi forma animal, al abrir la puerta de la choza, su padre exclama fuertemente mientras su madre comienza a llorar tomando a Nek y llevándola dentro.
Regreso a casa lo más rápido posible por medio de un hechizo siendo recibido por mi hermano.
—¿Dónde estabas? No puedes dejar tus obligaciones así, si papá se entera nos mata a los dos. Puedes ser más consciente y...
—Atacaron a mi Nektli —me siento en una silla.
—¿Qué?
—Atacaron a Nek, la encontré gravemente herida cerca del arroyo en su Clan.
—¿Dónde está ahora?
—La deje en su choza —mi hermano abre los ojos como platos— Tranquilo, nadie me vio. Sabes perfectamente que ellos viven en la zona más alejada.
—¿Son muy graves las heridas?
—Si —doy un suspiro largo—. Se que su padre es grandioso y en cuestión de pocos días Estrella estará bien pero claramente las cosas no se van a quedar así, no voy a descansar hasta encontrar al culpable.
#2382 en Fantasía
#6853 en Novela romántica
fantasia romantica, recuerdo del pasado venganza amor, fantasía animales
Editado: 23.01.2025