Reflejos del Alma

Falsos Profetas

¿Cómo estás? “Estoy bien”. La respuesta es monótona, siempre acompañada de una falsa verdad, una sonrisa que miente sin piedad. Cada rastro de sinceridad queda sepultado en la oscuridad. Eternos esclavos de las mentiras, usando máscaras para ocultar historias que jamás hay que contar. Como si fuera un delito ser uno mismo, sincerarse ante la sociedad. Con miedo al que dirán, los señalamientos, las críticas, dejando todo atrás, en las sombras del infinito silencio que adorna la eternidad. Aprender a mentir se ha vuelto una naturalidad, el engaño triunfa por encima de la autenticidad. La irrealidad destruye, la lealtad fortalece, la verdad prevalece y la mentira siempre perece en la profundidad de la soledad, ahogando suspiros y creando vacíos, solo tristeza y desolación quedan cuándo las hipócritas máscaras de mentiras caen y dejan ver sus verdaderos rostros, privados de libertad.




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