Decir adiós no es fácil, pero tampoco es el final. Depende de como lo veas y de la persona de quien te despides.
Debes decirle adiós a personas que nunca aportaron nada a tu vida; al contrario, solo trajeron desdichas y sufrimiento. Pero debes decirles adiós y después de ello sentirte libre, volver a ser una mariposa y abrir las alas para recorrer el cielo.
O debes decrile adiós a personas que te ayudaron a crecer, que fueron tu soporte, que iluminaron tus días y junto a tu sonrisa brillaron en la oscuridad que a veces es la vida. A ellas duele decirles adiós.
Decir adiós no es fácil, pero a veces es algo inevitable.