Hay amores que dejan como marca buenos recuerdos y bellos momentos. Otros amores dejan como marca un beso en el cuello y otros amores dejan caricias marcadas o alguna mordidita quizá, hoy en día el amor es loco y se puede demostrar de muchas maneras, pero son simples marcas de pasión. Porque más que una marca en la piel, un buen amor debe dejar marca en el corazón. El verdadero amor marca el corazón, provoca emoción, el amor que sabe marcar puede hacer cambiar una persona.
No importa lo duro o frio que alguien pueda ser, pues cuando llega un amor que marca, puede provocar un cambio y puede crear en alguien ese deseo de querer ser mejor. Cuando un amor marca hace que se derrita el hielo de un corazón y ese corazón duro se llene de amor.
Pero hay marcas de amor que conllevan sufrimiento, hay marcas de amor que van a causar dolor. Hay una marca de amor que es única, es una marca profunda, es una marca de amor que solo un ser estuvo dispuesto a llevar: Jesús.
El ser que era digno de llevar las mejores vestiduras del universo y ser tratado bien, se hizo hombre y decidió ser despojado de la humilde ropa que andaba y fue azotado. Su espalda fue lacerada, su piel fue molida por nuestras rebeliones, en su espalda quedaron grabadas las primeras marcas de amor.
El ser que era digno de llevar una hermosa corona de oro, con las joyas más valiosas del mundo, decidió llevar una corona de espinas. Espinas que se incrustaron en su cabeza, espinas que hicieron que escurriera sangre de su frente, he aquí las segundas marcas de amor.
El ser que era digno de que todos se arrodillaran ante Él y ser venerado, decido ser tratado como un ladrón; fue golpeado, lo apuñetearon, le arrancaron sus barbas, en su rostro y cuerpo quedaron moretes por los golpes que recibió; ahí están las terceras marcas de amor.
El ser que merecía ovaciones y caminar por una alfombra roja, decidió caminar hacia su sentencia de muerte cargando la cruz en la que sería crucificado. Su cuerpo ya estaba daño por todo lo que ya había padecido y aun así cargó una cruz que empeoraba sus heridas y ahí están las cuartas marcas de amor.
Mereciendo estar sentado en un trono y pudiendo tener un cetro en su mano. Decidió estar en una cruz y ser atravesado con grandes clavos. Pudiendo tener un calzado digno de un rey, decido que sus pies fueran atravesados por otro gran clavo. Esos clavos formaron la quinta marca de amor. No bastando solo eso, estuvo sufriendo por largo tiempo, ahí colgado en la cruz, teniendo dificultades para hablar, siendo injuriado por la gente, aun estando en su lecho de muerte no dejaban de molestarlo.
Después de horas ahí colgado, murió. Era la hora de bajar los cuerpos pero antes debían quebrar sus piernas. Él ya estaba muerto, en lugar de que quebraran sus piernas fue atravesado en su costado con una lanza y ahí completó seis marcas de amor.
Este es amor sufrido, seis dolorosas y grandes marcas de amor. Pudiendo ser tratado como príncipe, decidió pagar un alto precio de amor como un ladrón. Seis dolorosas marcas de amor son las que llevo Cristo por cada uno de nosotros.
¿Dónde están tus marcas de amor por Cristo? No tenemos. Y de seguro si pasáramos por una situación en la que tengamos que decidir entre negar Cristo o sufrir muchos negaríamos a Cristo. Si tuvieras estuvieras a punto de perder tu trabajo a causa de tu, algunos decidirían negar su fe. Si tuvieran que decidir entre negar a Cristo o morir, muchos le negaríamos. Somos pocos para amar a aquel que dio todo por notros, amamos poco aquel que lleva con amor marcas del amor que nos tiene.
Y ahora te pregunto, ¿Dónde están tus marcas de amor por Cristo?
No las tienes. Y de seguro si pasáramos por una situación en la que tengamos que decidir entre negar Cristo o sufrir, muchos negarían a Cristo. Si estuvieras a punto de perder tu trabajo a causa de tu fe, quizá algunos decidirían negar su fe. Si tuvieran que decidir entre negar a Cristo o morir, muchos le negarían. Somos poco para amar a aquel que dio todo por notros, amamos poco aquel que lleva orgulloso las marcas del amor que nos tiene.
¿Dónde están tus marcas de amor? No las tienes. Y Cristo no demanda que las tengas. Cristo no te pide marcas de amor, solo te pide que te guardes en santidad, que le ames y que estés listos para un día irte con Él.
Las mejores marcas de amor las tiene Cristo.