Londres 2019
-Kara muévete vamos a llegar tarde –grito Sarah desde el pie de las escaleras de Paradise Hall, la residencia de las Grey, en la zona de Mayfair en Londres –debemos salir ahora o no llegaremos Kara -Kara muévete vamos a llegar tarde –grito Sarah desde el pie de las escaleras de Paradise Hall, la residencia de las Grey, en la zona de Mayfair en Londres –debemos salir ahora o no llegaremos Kara
El rostro pálido y con ojeras clara evidencia de la terrible noche que había pasado la acusaba en el espejo mientras aplicaba polvo para tratar de ocultar su verdad a su hermana menor.
Kara Grey a sus 26 años tenía todo para ser feliz, en teoría, buen trabajo, una hermana que adoraba, una amiga que era como una hermana más y un prometido al que amaba con toda su alma y él le correspondía de la misma manera o eso creyó hasta dos días atrás en que lo descubrió cogiendo con la rubia insípida de su secretaria en su casa.
El impacto fue tremendo, lo único bueno fue que ninguno noto que ella los había visto, ahorrándose así la humillación de ser la cornuda públicamente; odiaba la idea de que alguien se enterara, era terriblemente orgullosa, esa vena escocesa que le salía cuando de honor y orgullo se trataba, asique simplemente opto por lo más práctico o lo más cobarde según se viera, dejar a su novio por carta.
Lo próximo era salir de Londres cuanto antes, decidió partir a Escocia, a casa de su abuela paterna, cerca de Fort Augustus. La finca familiar llevaba siglos en aquel paraje de las Tierras Altas, los McKenna eran una de las familias más antiguas que existían por aquellos lugares, de niñas siempre la visitaban con sus padres, pero después de la muerte de estos en un terrible accidente de auto hacía más de diez años, ninguna de ellas había querido volver.
Ira Grey McKenna, era una anciana muy fina y de arraigados sentimientos por las buenas costumbres y el decoro, algo que para las niñas llegaba a ser sofocante. Aunque siempre fue primordial para su abuela inculcarles el amor por aquellas tierras inhóspitas y hasta salvajes para algunos.
Ellas eran parte escocesas y partes estadounidenses, su padre había estudiado en aquel país donde conocía a su madre, vivieron en estados unidos por cerca de diez años. Luego cuando ambos padres fallecieron en un accidente fueron enviadas a Escocia a casa de su abuela, el único familiar vivo que les quedaba. Aquella convivencia no había salido tan bien como Ira hubiera esperado y termino enviando a las muchachas a un internado donde pasaban gran parte del año. Ya una vez crecidas y dedicadas a sus carreras, Sarah doctora y Kara periodista.
Y ahí estaba el otro secreto de Kara, en realidad lo de periodista era la fachada para lo que realmente era, cuando tenía diecisiete años estando estudiando ya en la universidad un hombre la busco y le ofreció trabajar para una agencia secreta del gobierno Inglés; llevaba años con su doble vida, ni si quiera Drew había sabido la verdad y ahora se daba cuenta que había sido lo mejor.
Ahora Kara en medio de la desesperación por desaparecer antes de que Drew Pendelton III, el prometido, diera con ella, había decidido que ese era el mejor lugar, arrastrando con ella a su hermana Sarah quien era cuatro años menor que ella. De alguna manera Sarah sabía que algo malo había ocurrido para que su hermana quisiera salir corriendo de esa manera de la ciudad para esconderse en las faldas de su abuela.
Tanto Sarah como Prudence Matthews, su mejor amiga, decidieron que la acompañarían sin preguntar por el momento, ambas sabían que Kara las necesitaba, las tres eran muy unidas desde niñas, cuando se conocieron en el internado de inmediato la empatía entre ellas surguio y desde entonces habían sido inseparables.
-Ya deja de gritar Sarah que pareces verdulera de puesto-la riño cuando bajaba con su bolso en mano- ya estoy aquí
-Bueno hermanita ya nos tenemos que ir –le dijo mientras le sacaba la lengua en un gesto infantil –vamos por Prue y salimos
Ambas salieron en silencio, mientras que Sarah se ponía el volante del auto de Kara, algo que en circunstancias normales jamás ocurriría, otro detalle que dejaba ver a la chica que lo que le ocurría a su hermana era grave.
Sarah condujo el Land rover rojo de su hermana hasta Oxford Street donde recogieron a Prue, ella en silencio y notando que quien manejaba no era su amiga sino su hermana solo cruzo miradas con la rubia al volante.
…..
-Por favor Kara llevamos más de cuatro horas y media en el auto ya no siento mis piernas –se quejaba Prue pidiendo parar cuando vio que se acercaba la ciudad de Carlisle –solo paramos en alguna estación de servicio y tomamos un café o algo y paseamos un poco por la ciudad
-En serio hermana no nos afecta en nada llevamos buen tiempo y sirve para distraernos un poco –abogo Sarah tratando de que su hermana saliera de esa depresión que amenazaba con devorarla con cada kilómetro que avanzaban
Ella solo suspiro y asintió con la cabeza, en cuanto entraron a la ciudad buscaron un café donde poder descansar un poco.
El café humeante seguía intacto sobre la mesa de madera frente a la ventana, Kara estaba atando su larga melena negra en una cola de caballo alta mientras aguardaba la llegada de su amiga y su hermana que sospechosamente ambas se escaparon al baño en cuanto pusieron un pie en aquella confitería en el centro de la ciudad.
Fuera el clima era bastante frio, aunque no llovía el cielo estaba encapotado de gris, aun así la gente parecía disfrutar de las caminatas por las calles de la bella ciudad, quizás en otro momento ella lo hubiera disfrutado también.
Las risas nerviosas de sus acompañantes atrajeron su atención, las vio sentarse aparatosamente mientras que Sarah ponía un panfleto sobre la mesa, Kara lo leyó y arqueo su perfectamente depilada ceja roja.
-Oh vamos es solo una feria y está de paso –le exclamo Prue –no te puedes negar