Regresa a mi

capitulo 3

Connor McKenzie reía a carcajadas mientras su amigo Ian McKenna se sumergía en el frio rio, con la intención de aplacar el dolor que tenía en los bajos por culpa de la muchacha que lo había golpeado, entre otros lados, en esa zona tan sensible para ellos, los hombres.

-Deja de reírte McKenzie que no le veo la gracia-le decía en tono bastante molesto

-Debes admitir que es gracioso aunque pensándolo bien es humillante –le dijo simulando desdén

El Rubio comenzó a salir del agua, llego hasta donde estaba sentado su amigo quien le tendía el kilt, aunque el agua estaba fría, el dolor no había disminuido para nada, Ian maldijo entre dientes pero ya se desquitaría de la chica.

-Como esta Megan –la pregunto provocando que Connor se pusiera serio y se tensara.

Su hermana pequeña había sido secuestrada por el maldito de su primo, en un vano intento por hacerse de las tierras de los McKenzie por medio del casamiento. La batalla que habían presenciado las chicas había sido el final de su primo, los estaban persiguiendo luego de que ellos sacaran a Lorna de las mazmorras donde la había encerrado. Una vez que la supo a salvo en el campamento, dieron la vuelta para enfrentar al demonio y acabar con él.

Ben McKenzie había caído muerto en el campo de batalla junto con su complot de deshacerse de Connor y gobernar como el nuevo Laird. Ahora solo le quedaba una cosa por hacer, pero primero debía tratar de sanar a los pocos hombres que habían resultado heridos durante la batalla.

El orgullo por sus hombres había crecido exponencialmente, ellos habían dado todo por rescatar a su hermana y por demostrar la lealtad a su nuevo Laird.

El hecho de curar a sus hombres le recordó a la chica rubia que había estado cosiendo y ayudando a todos y cada uno de los siete heridos, aunque le costase creer que esa pequeña rubia pudiera tener la habilidad para sanar, pudo comprobarlo cuando le puso el brazo en su lugar.

Sin embargo, lo que se repetía en su cabeza no era ella sino la otra mujer, la que llego después, la del cabello negro y ojos verdes, al mirar aquellas jemas casi podía jurar que estaba viendo a su amada Deirdre.

Pero cuando la vio pelear con Ian, supo de inmediato que nada tenía que ver con la dulce y tímida Deirdre, aunque casi se desboca por querer frenar a su amigo, por miedo a que la lastimara, pero cuando ella lo domino con pocos  pero efectivos movimientos,  lo dejo en shock al punto que para cuando reacciono lo único que se le ocurrió fue noquearla antes de que lastimara de verdad a Ian. Por más increíble que pareciera, un soldado experimentado como Ian siendo derrotado por una mujer que era la mitad de su tamaño no era algo agradable y sabía que su amigo ardía en rencor contra aquella valkiria.

-En que piensas- lo interrumpió un Ian ya vestido y listo para volver con el resto de los hombres-vamos debemos volver muero de hambre

-Yo también vamos-le sonrio mientras le daba un puñetazo en el hombro de forma amistosa –debemos decidir qué haremos con aquellas mujeres

Vio cómo su amigo fruncía el ceño y lo entendía perfectamente, el mismo casi pierde con la otra joven que habían captura más temprano, la que se escondía junto con la rubia y que había encerrado atada.

Debía pensar cuidadosamente, algo en ellas le decía que no eran como sus mujeres, pero en verdad como eran aquellas mujeres acostumbradas  a pelear, ese hecho era evidente pero porque y más importante aún para quien peleaban.

Los gritos y el humo provenientes del campamento los alerto de inmediato, ambos salieron corriendo en dirección al campamento con espada en mano

-Y ahora qué?- grito Connor con impaciencia –ve con Megan y protégela yo me encargo del resto

-Estas a seguro –pregunto viendo la escena frente a ellos

-Si ella está segura yo poder concentrarme en la pelea  

El lugar era un caos, al parecer algunos simpatizantes de su primo habían decidido pasarles facturas y vengar la muerte de su líder, con rapidez se separaron y Connor comenzó a atacar a los hombres aunque esta vez parecían ser demasiados, ellos estaban diezmados y cansados. No estaba muy seguro del resultado de esta batalla.

….

Kara comenzó a tomar conciencia a medida que el dolor en la nuca se elevaba a niveles insospechados, sintió el suelo duro bajo su trasero, mientras que su espalda se apoyaba en algo duro, quiso moverse pero las ataduras en sus muñecas le hicieron saber que estaba maniatada.

-Pero que mierda –tironeo de sus ataduras pero fue inútil quien quiera que la haya atado lo había hecho a conciencia, cuanto más tironeaba más daño le infligía la áspera cuerda. Unas lágrimas calientes comenzaron a rodar por su delicado rostro. La angustia y la desesperación comenzaban a hacer mella en ella, ¿dónde estaban?, ¿Qué estaba sucediendo?, ¿Quiénes eran esos hombres?, todas la preguntas se agolpaban en su cabeza y no parecían tener repuesta alguna cuando una suave voz sonó junto a ella. Fue una pregunta hecha en un idioma que no entendía bien.

-Ya despertaste –la voz cálida de la mujer la calmo-debes tener hambre

Era una verdadera belleza de mujer, no debía tener más de dieciocho años  fueron sus ojos en forma de gato lo que más llamo su atención, su rostro anguloso de pómulos altos y labios carnosos, enmarcado el delicado ovalo el cabello rojo aunque no tan fuerte como el de su amiga.

-Donde estoy –contesto hablando en ingles no quería que ella supiera que la entendía –exijo que se me libere

 La chica la miro con recelo casi podía notar la mirada de odio aunque no entendió el cambio de actitud repentina.

-Estas en tierra escocesa aquí no exiges nada sucia inglesa –le espeto entre dientes con claro desprecio

-No soy inglesa tarada –le grito apasionada –soy escocesa al menos la mitad y la otra es americana

La chica la miro confundida pero no cejo en su interrogatorio, era evidente que la habían enviado a sacar información, Kara agradeció mentalmente a su entrenamiento.




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