El camino de regreso le resulto placentero tanto para Kara como para Connor, ella durmió en brazos de su marido hasta que este, con delicadeza la despertó cuando hubieron llegado al pueblo. Allí entraron en la posada donde, mientras las jóvenes se asearon brevemente, Connor ordeno que les prepararan algo para desayunar.
Comieron con avidez, la mayoría de ellos llevaba, desde el mediodía del día anterior, sin probar alimento y estaban famélicos.
Connor observaba a su esposa comer con sus hermanas, mientras que él, Mael y Kubrat lo hacían en otra mesa un poco más alejada, por la hora, el lugar estaba prácticamente vacío, así se mantenían alejados de ojos curiosos.
-Necesito que te adelantes al castillo y veas los movimientos –lo miro con seriedad –quiero que vigiles principalmente a Alia, pero sobretodo debes mantenerte alerta… Kara me dijo que el cabecilla escapo anoche, creo que buscara ponerse en contacto con el culpable de este desmadre-lo vio sonreír de lado y agrego –llévate tres hombres contigo.
Este asintió y rápidamente salió a cumplir las órdenes de su señor, Connor sabía que podía confiar plenamente en que el realizaría la tarea encomendada.
Kara vio salir a Mael en el instante que el laird Ferguson entraba, con su sonrisa constante en el rostro, mirando a sus acompañantes.
-Están todos listos –pregunto con su vozarrón llamando la atención de los presentes –debemos llegar a Caerlaverock las mujeres deben estar angustiadas
-Nosotras ya estamos –anuncio Sarah tirando de Prue que se metía el ultimo bollo completo en la boca- ay mujer que modales son esos –protesto la joven
-Que tengo hambre –le dijo con la boca aun llena –necesito comer
Las miradas divertidas de las jóvenes pudieron con ella mientras soltaban una carcajada
Con ese humor alegre salieron de la posada, a la hora de subir a los caballos, Kara volvió a subir al lomo del semental negro de su esposo, mientras que las otras jóvenes tenían su propia montura, cubriendo a las mujeres los guerreros marcharon junto a ellas, protegiéndolas.
-Dime que no extrañas andar en auto –le susurro Sarah a su amiga –te juro que mi trasero no da mas
-Ni me lo digas –sonrió con picardía –aunque lo que más quiero en este instante es una hamburguesa triple completa
-MMM si o una pizza o tacos –la boca se les hizo agua de solo pensar en aquellas cosas que añoraban.
-Sera mejor que cambiemos el tema o vamos a morir por la ansiedad – la voz divertida de Prue la hizo reír nuevamente a Sarah.
Kara miro hacia atrás al escuchar la risa de su amiga mientras Connor levantaba una ceja interrogándola
-Ni me mires, no sé de qué hablan esas locas –la cara de ella quedo cerca de la Connor, sus alientos se mezclaban mientras que un cosquilleo comenzaba a expandirse desde lugares insospechados.
Connor miraba hipnotizado aquellos labios rojos y llenos, la tentación fue tan fuerte que simplemente se rindió a ella, bajo la cabeza hasta rozar los labios haciendo presión contra la boca de Kara, la intensidad de lo que sentía le hacía hervir la sangre.
Con tranquilidad comenzó a retirarse, mientras que la respiración de los dos volvía a la normalidad, le acaricio el rostro mientras que sonreía al ver la turbación de la muchacha, ella no dijo nada. Simplemente no podía, solo volteo su cuerpo nuevamente hacia el frente tratando de evitar que sus cuerpos rocen, pero a medida que avanzaban se relajo dejando que su espalda volviera a reposar en aquel torso fuerte y duro, disimulando sus movimientos rozo con sus dedos los labios donde aun sentía el calor del beso, no pudo menos que sonreír.
El camino fue tranquilo, cuando estaban llegando vio a Mael acompañado de Ian y de su hermana. Las caras serias le hicieron saber que algo malo había sucedido en su ausencia.
-Ian muchacho que sucede para tener ese cara –le grito Alastair antes de llegar a ellos – mira traemos a lady Kara sana y salva y debemos sonreír ante la buena nueva.
-Me temo que no traigo buenas nuevas de tu hogar –le soltó mirándolo a los ojos
-Explícate rápido –le ordeno el anciano cambiando el gesto –vamos dime que sucede
Mientras el resto de la comitiva se acercaba Ian empezó su relato
-Esta mañana nos hemos dado cuenta de que Effie, la muchacha que sirve en el castillo lleva desaparecida desde el día de la boda de Jane –hablo con rapidez mientras veía el rostro de Kara palidecer –eso no es todo
Con el cejo fruncido el viejo Alastair miro a Ian –continúa entonces.
-Ayer cuando entraron a los aposentos de Kara encontraron un mensaje en el espejo –miro directo a los ojos verdes de la muchacha –con sangre y no sabemos de quien podría ser.
En ese momento llegaron Prue y Sarah hasta ellos, se miraron y en los ojos celestes de Sarah se aguaron por las lágrimas que pugnaban por salir.
Con un grito de terror clavo los talones en los francos del caballo y salió como alma que lleva el diablo con dirección al castillo. Al ver aquello Kubrat la imito saliendo en su persecución.
-Pero que le sucede –pregunto Connor –está loca tu hermana
-No, pero algo me dice que sabe que sucede –lo miro y sin que hiciera falta decir más, salieron también rumbo al castillo seguidos por sus hombres
Ian y Alastair quedaron mirándose
-Algo más muchacho –este negó, sin más palabras entre ellos se fue tras la comitiva con sus hombres
-Dónde has estado –lo increpo Prue al quedarse solos –creí que irías con los hombres tras nosotras
-Tenia cosas importantes que hacer mujer –le espeto casi en un gruñido –no puedo andar tras sus faldas todo el tiempo
Al escuchar aquellas palabras que tanto daño le hicieron su espíritu combativo afloro, sintiendo que la furia la embargaba levanto el mentón con altivez diciendo.
-Tienes razón Laird McKenna –le dijo con sarcasmo, molesta pero con toda la indiferencia que podía le aclaro –no somos nada en realidad.