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capitulo 24 final

Todos habían llegado a los caballos, cuando la voz de Jane los detuvo

-No, agurden -se acerco a Connor, plantandose frente a él -son los colores Stewart y traen a alguien que debes conocer.

Kara parada junto a él, pudo sentir como su cuerpo se tensionaba, depués de tantas cosas que habían sucedido,solo pedía un poco de paz,para poder disfrutar del amor y de la tranquilidad de la vida. Cuanto más se acercaban los jinetes,más patente se hacía un hormiguero, que rocorria su cuerpo.

Cuando llegaron, Alex prácticamente se lanzó del caballo, corriendo a ls brazos de su esposa.

-Ya todo término -murmuro una acongojada Jane- pero el precio fue muy alto.

Alex la tenía firmemente de la cintura, cuando la voltear, siguió su mirada y descubrió, el cuerpo ya sin vida de su suegra, cerró los ojos pensando en el dolor que debía estar pasando en ese momento.

-Tranquila cariño, ella está bien ahora–le acariciaba la espalda –y yo estoy aquí estoy para ti.

 El llanto se desato como una tormenta, los sollozos llegaron hasta donde estaban los demás, quienes al entender lo que sucedía se alejaron un poco para darle espacio.

-Kara –la voz aniñada de Alana – ¿estás bien?

Coti que la traía con él en su montura, en cuanto sus pies tocaron el suelo, se desprendió del muchacho, corrió hasta los brazos de la muchacha que la miraba sorprendida y extrañada de verla en aquel lugar

-Hola preciosa –la tomo en brazos, alzándola -¿Qué haces aquí?

-No lo sé, el Laird me dijo que lo tenía que acompañar –la voz de la niña le causaba una gran tranquilidad en el pecho –tú me has dicho de que debo ser una buena niña y obedecer a los mayores

-Muy bien –la felicito Prue que se había acercado al notar la presencia de la niña –eso habla muy bien de ti.

-Hola bonita –le dijo Sarah mientras también se acercaba –no creo que este sitio este sea el mejor lugar para una niña como tú.

-Yo le pedí a Alex, que la trajeran aquí –la voz de Jane sonó serena, mientras se acercaba al grupo –debemos hacer algo más antes de irnos

En el rostro de Jane aún se podían ver los rastros del llanto, aunque su semblante era sereno, sabían que por dentro el dolor por la pérdida de su madre, la estaba consumiendo.

Connor se acercó escudriñando a Jane que mantenía la mirada en la niña, y en esa, mirada descubrió… amor, algo que no correspondería. Aunque Alana era una niña muy buena y todos habían llegado a apreciarla, no era más que una desconocida. Además pronto la llevarían con su familia en Stirling, algo, en aquel pensamiento, le dio un pellizco en el corazón.

-Ven conmigo –le dijo Jane a Alana –debemos hacer algo –miro a Kara sacando la daga de la cintura –necesito algo de tu sangre

Kara la miro estupefacta –que tengo cara de banco de sangre –al ver la seriedad de la chica cambio la actitud –toma la que quieras… ya parezco colador

-Lo siento –le tomo la mano y de un solo movimiento, la corto, haciendo que brotara sangre de nuevo –necesito que sea nueva

-Auch –se quejó mientras aplicaba presión en la nueva herida –que le hace una mancha más al tigre, ¿verdad?

Con la sangre obtenida dibujo en la frente de Alana una vieja runa, mientras recitaba un encantamiento

-Que lo que fue oculto por la sangre sea revelado por la sangre, el poder que sello el secreto sea ahora el que lo libere –de pronto el cabello de Alana se volvió negro, ante los ojos incrédulos de todos los allí reunidos, y aunque eso fue impresionante más lo fue cuando la chiquilla abrió los ojos y destacaron dos zafiros, iguales a los de su padre  

-Oh por Dios –grito Sarah al ver a la niña –como es que…

-¿No les recuerda a alguien esa mirada? –pregunto Prue, al notar el parecido con Connor

-Es hija de Deirdre –aclaro Jane, mientras clavaba su mirada en Connor –y tu hija

-Eh… -las palabras se negaban a salir, la mirada azul de Connor, pasaba de la niña a Jane y de regreso a la niña – Jane…, Alana…-no lograba coordinar las palabra, estaba totalmente bloqueado. Esa niña era su hija. Él era padre.

De pronto su cuerpo tomo vida y alzo a la niña haciéndolo girar, la risa del hombre inundo el lugar y los corazones de quienes presenciaron aquel encuentro tan emotivo.

-Soy padre –gritaba mientras abrazaba a la niña contra su cuerpo –es mi hija… por pero por dios soy papa

Las chicas no pudieron menos que reír ante la escena, que era por demás emotiva y hasta resultaba un poco graciosa ver a semejante Highlands actuando tan tierno.

-Connor, cariño, la estas espantando –advirtió Kara al ver que la niña se removía –presumo que ella no lo sabía. ¿No es así, cariño?

Connor separo a la niña de él, depositándola con cuidado en el suelo, mirándola a los ojos y sintiendo todo el amor que podía.

-No debes temerme Alana, yo soy tu padre y jamás dejare que nada te suceda, a partir de ahora eres parte de una familia… tu familia.

-Cómo es que eres mi padre- pregunto confundida buscando a Kara

-Eso es algo que ambos nos vamos a enterar –Connor miro a Jane en busca de respuestas – ¿verdad?




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