No sé exactamente cuándo fue que regresé del todo. No hubo una fecha marcada. No hubo fanfarria. Solo una serie de momentos en los que dejé de huir y empecé a quedarme. En los que, sin darme cuenta, ya no corría hacia el vacío, sino hacia la luz.
Miro hacia atrás y me sorprende ver cuántas veces estuve a punto de rendirme. Cuántas veces pensé que Dios se había olvidado de mí. Cuántas veces creí que no valía la pena luchar. Y, sin embargo, aquí estoy. No por fuerza propia. Si no porque fui sostenida.
Este no es el final de mi historia. Pero sí es un nuevo comienzo. Uno consciente, uno libre, uno verdadero. Con Dios, con mi voz, con mis cicatrices y con una fe que ya no necesita aparentar.
Gracias por leerme. Gracias por acompañarme. Y si alguna parte de mi historia tocó la tuya… entonces este libro cumplió su propósito.
Nos volveremos a encontrar. En otra página. En otro proceso. En otro milagro sin aplausos.
Hasta entonces: sigue caminando.
Con luz. Con verdad. Con fe.
— La autora