Reina Consorte

Salvar a la emperatriz

Los árboles cubren Las Cascadas De Los Recuerdos, sus aguas no producen sonido alguno al caer. Tú reflejo puedes verlo a través del espejo.

Adrián tenía puesta una túnica blanca con el broche de su bestia.

Entró en el agua poco profunda de la cascada, caminando a su interior, bajo la cabeza al entrar a la cueva donde pilares de agua sostenían las piedras que contenían los recuerdos de todos aquellos que en algún momento le pidieron algo a la deidad.

El cascabel de una serpiente lo alerto, la luz del sol le dio la bienvenida a una serpiente de hielo, dentro de la cultura de las bestias, se trataba de la mensajera de la deidad. Una serpiente que cumple los deseos a cambio de los sacrificios propuestos en el libro.

—Su majestad, ¿Qué lo trae por aquí? —la serpiente rodeo sus pies

Fue subiendo a él, olfateando su cuerpo, alerta a lo que conocía como Magna, la serpiente se acomodó en su hombro, deslizándose hasta mirarlo a los ojos donde sacó su lengua.

—Mira mi alma

—Traes el Magna de otros reinos, el bebé de una mujer, ¿Qué ganarías al recuperar a la emperatriz? —la intriga del animal lo consumió sus ojos blancos lo envolvieron

La serpiente asusta lo hipnotizó, revisando sus recuerdos, los más bellos que había tenido con la emperatriz en su momento, ella sonrió al recibir un mensaje de su deidad. Las acciones de Adrián habían sido macabras por amor, pero también hizo justicia por su amor, al no llenar su corazón pidió que ella volviera a la vida.

La serpiente bajo de su cuerpo, Adrián volvió en sí, se llevó la mano a la cara cerrando los ojos por un leve mareo.

—¿La deidad... está dispuesta a ayudarme? —inquirió

La serpiente dejó de hablar, sus escamas se volvieron cristalinas, su cuerpo se formó hielo y al deslizarse el suelo se tornaba blanco por la nieve.

—La deidad ha hablado, su majestad, ella está dispuesta a ayudarlo, permitirá que usted intervenga, debe escoger la línea temporal indicada. No olvide las advertencias, nada volverá hacer igual desde que cambie el destino de la emperatriz. Usted debe elegir bien desde ahora, no solo estará desarrollando su destino, sino también el de ella —la serpiente choca contra el suelo y varios portales se abrieron en el agua

Las diferentes vidas que Alysa había vivido se revelaron en ese momento, se mostraron hasta el final.

En una había sido la pirata más despiadada del mundo, anclada a una cuerda con un parche en su ojo izquierdo y varios hombres a su lado que no dejaban de llamarla "Capitana"

La segunda era monja que dedicaba sus días a servir a los dioses

La tercera, una esclava que se convirtió en amante de un emperador del imperio de Melione

La cuarta, la que más le llamaba la atención era que los papeles se habían invertido, esta vez era asesina de Eileen. Emperatriz de Melione en ese momento.

Se quedó quieto en ese momento observando las diferentes facetas que tenía la emperatriz, hasta el momento había vivido cinco veces, la última de sus vidas fue la muerte que le dedicó Eileen, sus ojos se abrieron al ver su muerte.

La impotencia recorrió sus sentidos sintiéndose inútil por no protegerla, no atender el llamado de la emperatriz desde antes, aunque ahora sabía cómo había muerto, necesitaba saber quién fue el que ordenó la muerte de su amada.

Con sus dedos acaricio el agua, retrocedió el momento hasta encontrar a Eileen conversando con el caza recompensas:

—Necesito que mate a la emperatriz

—¿Cuánto pagará por este pez?

Eileen observó a Hayes por encima de su hombro, el viejo entregó a sus pies una bolsa con trecientes monedas de oro, joyas y un arma de regalo, el asesino lo pensó bien antes de aceptar, contó las monedas, apreció las joyas y por último asintió con la cabeza.

—Tendrá la cabeza de la emperatriz como usted desee

Eileen sonrió tras su respuesta.

Adrián tras ver su asqueroso recuerdo apretó los puños, ahora no sentía culpa o algún remordimiento por haber acabado con la vida de uno de sus hijos.

La serpiente al verlo tan enojado cambió su forma a la de la emperatriz, con una que otra escama en su rostro, ojos con pupila puntiaguda, la lengua de la serpiente fuera de sus labios, estaba vestida con una túnica parecida a la de Adrián solo que esta dejaba ver sus pechos.

—Sí que es una mujer bonita —contestó tras la sorpresa de Adrián —solo una cosa más, su majestad, ella vivirá con estos recuerdos, sabrá que sería asesinada. Si las cosas no resultan como usted las planea no puedo hacer nada... ha y otra cosa, su alma está liada con las serpientes por la misma razón tendrá un tatuaje del cual presumir en su espalda, ¿todo está claro ahora?

—Sí... ahora vuelve a tu estado, es inquietante... —mencionó con desagrado

La serpiente no lo hizo, se apoderó del cuerpo de Alysa en ese momento solo por diversión, le agradaba saber que su alma estaba liada con la de las serpientes, embusteras, astutas, venenosas, pero también carismáticas, hermosas.

Adrián admiraba el momento en el que Alysa iba a ser apuñalada, observaba con detalle antes de saltar




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