Imperio de Melione
Palacio Imperial
La luz a través de los ventanales de la oficina del emperador le dio una vibra llamativa a la habitación.
Había estado organizando su boda con Eileen, siendo de emperatriz en los momentos más difíciles en el sistema financiero, aunque sea un trabajo del cual debería encargarse él.
Odiaba las matemáticas, odiaba tener que ver números, pero en una situación tan problemática con el imperio debía acostumbrarse a ellas.
Sí solo fuera ese problema.
El Magna de sus magos había desaparecido y la situación empeoró más.
Se llevó las manos a la cara luego de ver la infinidad de problemas que estaba atravesado, además de eso, Eileen... ella tenía poco manejo con el imperio, estaba en clase, pero su proceso era lento.
Tenía algunos problemas de salud después de algunos días.
Temía por ella, por su hijo.
La puerta de su oficina fue tocada algunos segundos.
Su voz, el permiso de entrada.
A la habitación entró su asistente con dos cartas en una bandeja de plata, ambas, del mismo lugar.
—Su majestad, hemos recibido estas cartas de parte del imperio de las Bestias Divinas —su asistente las dejó en la mesa
—Gracias, ¿cómo va el ministro de finanzas? —inquirió detallando el escudo del imperio
—Está desesperado, dice que sin el Magna retrasaron la temporada de cosecha, las minas siguen sin dar fruto, los impuestos a los nobles, aunque bien fueron cobrados no solucionan mucho y su boda es más costosa que lo anterior —explicó —como un ligero concejo del ministro, él pide que reconsidere la situación y disminuya los costos de su matrimonio
—No voy a hacer eso
—Entonces baje el costo de la remuneración del príncipe —aconsejo
Bennett golpeó el escritorio con fuerza.
—¡Nada que tenga que ver con mi mujer y mi hijo disminuirá! —gritó
—Su majestad..., ¿tiene otra solución para este problema? —inquirió preocupado
—Aún tenemos al imperio de las Bestias Divinas y demás, podemos hacer préstamos, subir los impuestos a nobles y plebeyos —contestó
—Eso no les agradará a los ciudadanos
Bennett fulminó a su asistente
—La ex emperatriz y yo impulsamos el impuesto a los nobles, ¿crees que no recibimos quejas por eso? Aún no lo aceptan, pero soy el emperador, y por ley me deben obedecer, si les desagrada la idea, ¡se pueden ir! —exclamó
Su asistente asintió con la cabeza con pesar.
«Estamos acabados»
Él salió de la habitación bajo el permiso del emperador, Bennett en su oficina trató de ignorar las preocupaciones que llevaba sobre los hombros.
Abrió la primera carta, la del Rey Adrián I Fernsby.
—Cordial saludo, emperador Bennett, bajo los reglamentos de los últimos meses que hemos establecido me he dado cuenta que su imperio no cumplió con los beneficios dictados en nuestro acuerdo político, no hay forma de que está alianza siga con las pretensiones que usted ha hecho, bajo su dictamen he recibido infinidad de cartas pidiendo ayuda socioeconómica. Me he enterado de las bajas económicas de Melione y me desagrada bastante la idea de los magos, el Magnas es fundamental, como rey conozco las debilidades de un mago sin su magia. Aunque si fuera solo la economía y miedo de sus magos ante este suceso las importaciones que nos han hecho por desgracia no cumple con mis expectativas, esperaba más de Melione —hizo una pequeña pausa a la lectura, revisó el sello de la otra con la ilusión de no equivocarse —me parece que su imperio ha estado en decadencia, los rumores aumentan, majestad, el temor aumenta entre sus súbditos; todo depende de usted y la mujer que desee desposar. Lamento el divorcio, pero al mal tiempo buena cara —paso a la siguiente hoja —por lo tanto, bajo su propia decadencia, e irresponsabilidad, me veo en la obligación de romper este acuerdo político, lo adecuado sería en persona; sin embargo, no quiero hacer este suceso histórico más largo de lo que parece al cerrarlo además del reciente compromiso anunciado. Felicidades. Como último reparo de mi falta de educación, enviaré a mi asistente Marcus Da Teya, para cerrar este acuerdo de la manera más pacífica posible.
Bennett apretó la carta con enojo, frunció el ceño despojándose de las hojas escritas por Adrián, para ir a la siguiente, pero antes de poder leerla su puerta fue tocada.
—¿Quién? —preguntó con enojo
Uno de los sirvientes abrió la puerta dando entrada a Marcus, representante fiel de Adrián.
—Buenas tardes, su majestad —se inclinó
—Marcus, Buena tarde
Él moreno se acercó a él.
—He venido como representante del rey Adrián, creo que recibió la carta
—Acabo de leerla, y me interesa bastante saber las razones por las cuales su majestad el rey no pudo asistir a esta reunión —Bennett tenía un tono de voz cortante con el cual podía cortar
Marcus trago en seco.
—Principalmente el imperio, al no haber una reina su majestad ha tenido que manejar esto —hizo una ligera pausa viendo al rey con superioridad —bueno eso hasta el momento, ya que también tiene compromisos con su nueva reina
—Imagino que debió ser un golpe bajo —comentó
—No, los golpes bajos son cuando los da el aliando, no el enemigo
—Tienes toda la razón... bueno envié mis felicitaciones al rey —se levantó del escritorio mostrando las cartas —en estas hojas hay algo que llama mi atención, Marcus
Él se paró derecho, no comentó nada más que un contacto visual directo con el emperador.
—¿Qué tipo de cartas fueron enviadas? —inquirió
—Como lo dice la carta, ayuda socioeconómica de parte de uno de los miembros de la mesa redonda; sin embargo, correspondía al nombre de Hayes Louder —explicó
Bennett tenso el ceño.
—Él no es miembro de la mesa redonda —negó
—Entonces cómo explica esta carta —Marcus sacó de su bolsillo un pedazo de papel