Reina Consorte

Reina sin sangre

Adrián

Ni siquiera en mi primer matrimonio me sentí tan nervioso como en este.

Esa asquerosa versión de Marcus tenía razón, sí Alysa se entera voy a perderla por engañarla, quería tener a Melione en mis manos.

Para eso primero debía obtener la cabeza de la emperatriz, pero me enamore de ella, necesitaba destruir su matrimonio porque me encapriche tanto como Eileen.

Quería utilizarla a mi favor, y ahora... lo único que quiero es que me perdone por ser egoísta.

Por mi culpa nuestro hijo murió, por mi culpa ella murió, por mi jodida culpa ahora tiene pesadillas con sus hijos.

¿Estoy haciendo lo correcto?

Si me caso ahora con ella, ¿obtendré todo lo que quiero? ¿la haré feliz tanto como lo hace conmigo?

Debo ser igual de Miserable para hacerle eso.

Ahora, cuando estoy a punto de doblegar mis sentimientos sobre ella, las puertas blancas se abren.

Mis mejillas se enrojecen de inmediato, ella camina lento con el cabello recogido, el vestido blanco con brillos en la falda, escote corazón el cual está partido en el medio, la falda corte de sirena con detalles que baja de la cadera hasta los muslos

El colar que carga su cuello es La piedra que yo le di, las mangas transparentes solo son un adorno sobre su cuerpo, y la corona que carga su cabeza, es la misma corona que utilizó mi madre en su boda, además del velo el cual es una conjugación de las anteriores reinas de este imperio.

Esa pureza en mi emperatriz me hace dudar más sobre mis actos, ¿cómo es posible que una mujer tan bella, este a punto de casarse con esta bestia?

Mis ojos arden al verla tan hermosa, a mi mente llega el recuerdo de aquella versión falsa que Marcus aniquiló y solo puedo pensar en el error que está a punto de cometer mi estrella.

Apretó el lagrimal ocultando la sonrisa temblorosa sobre mis labios, cuando llega solo puedo tomarla de las manos y sonreír.

—¿Estás llorando? —inquirió en voz baja

—¿Mmm? ¿Qué te hace pensar eso? —devolví la pregunta con el mismo volumen de voz

—Apretaste tu lagrimal cuando estaba caminando, y tienes los ojos aguados —sonríe y el brillo en sus ojos se hace más intenso —te ves tierno y sexy con el traje

Mi sonrojo aumenta con una sonrisa nerviosa que no puedo ocultar.

Es entonces cuando la Mujer empieza a hablar.

—De pie, mis queridas Bestias —la ancianidad de sesenta y cinco años alza las manos

Todo su cuerpo está cubierto por una túnica blanca y roja, el único lugar descubierto es su boca, la cual está pintada con brillo.

Son mujeres que se dedican a la religión, escogidas por mí para seguir el siguiente paso, representar el nivel más alto entre la religión

Aunque no lo parezca, este imperio tiene gran respeto hacia las mujeres, por ser las protegidas de la Deidad, y manar de sabiduría e inteligencia para resolver al lado de un hombre los problemas que no tiene solución.

—Hoy, rito de Cielo Candente, con la luna rosa que toca este lugar, estás dos almas han decidido unirse para toda la eternidad —la Mujer toma nuestras manos en las suyas —Dos divorciados, ambos por el mismo hilo del adulterio, monarcas de sangre fría y mente sólida —hace una pequeña pausa –humana y bestia divina —hace silencio por un largo tiempo, sigue apretando nuestras manos cada vez con más fuerza —una unión nunca antes vista

Al convertir a Alysa en mi esposa no solo le estoy dando el título de reina, dejó sobre sus manos mi imperio, mi seguridad, mi dinastía, y lo que conlleva ser la primera reina humana de mis Bestias.

Sé cómo es, conozco su nivel, y no me imagino una vida sin ella.

Por eso, escogí esta fecha, para que nadie pudiera robarme a mi rosa.

El egoísmo es un veneno mortal, pero un arma de voluntad.

Si hago esto... es porque asumiré las consecuencias.

—Alysa Sorní Voinescu, ex emperatriz de Melione, humana, y figura de los grande Sorní, ahora... dispuesta a casarse con el Rey Adrián I Fernsby, gobernante de las Bestias Divinas. ¿Está dispuesta a estar al mando de este imperio respetando su tradición?

—Acepto

—¿Está dispuesta a gobernar esta nación y llevarla a la gloria, junto con su majestad?

—Acepto

—¿Acepta estar en la sombra y no resaltar sobre el rey?

—No, no acepto —respondió seca

No me sorprende, no está obligada a estar bajo mi sombra, la única que no merece estar a la vista es Charlotte.

Convertiré a Alysa en la Reina más reconocida de este continente, y aquel que no la acepte... estará metido en un juicio sin justicia.

La mujer me mira, en la comisura de sus labios puedo notar su inconformismo.

—Ella tiene derecho a rechazar las peticiones que no le parezcan convenientes —la vieja hace una mala

Lo veo a través de su velo.




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