Reina Maldita

4

POV. Mercy.

100 años antes.

-¡Alice!- grité sobresaltada, fuertes corridas se escucharon fuera de la habitación antes de que la puerta se abriera abruptamente.

-Cariño- murmuró Ethan con dolor, sabia que su corazón se había destrozado con todo lo ocurrido.

-Por favor.. ¿Podrías abrazarme?- susurre alzando mis brazos antes de envolverlos en su torso.

-¿Que ocurre, Mercy?- pregunto con delicadeza mientras acariciaba mi cabello.

-Ella...quiere eliminar toda clase de vínculo que nos una, inclusive el que nos conecta con nuestras emociones.

-¿Pero.. Acaso no es peligroso para ambas?

-Donde sea que se encuentre se que logrará desunirnos, aunque deba de sufrir ante mi salvación. ¡Ella no merecía esta jodida familia!

-Tranquila, cariño- murmuró aferrandose a mi cuerpo con fuerza- Le prometi que te protegeria y lo cumpliré- musito observando mis ojos fijamente.

-Confió en ti- bostece cerrando mis párpados.

Volveré pero antes tendre que aprender a sanar...

Mi corazón se paralizó un breve instante causando descargas eléctricas por todo mi cuerpo; sentía un dolor absoluto en cada extremidad.

Las personas se cansan de ser buenas con quien no lo merece.

Pero tu siempre estarás en mi corazón.

Me sentía abrumada, mi cuerpo no respondía a mi mente. Mi respiración se dificultaba en cada momento.

Un gemido desgarrador se ahogó en mi interior al recordar cada momento junto a Alice.

La nostalgia invadía cada momento vivido para ser reemplazado por un extraño vacío.

Podrás eliminar nuestro vínculo pero jamás lograrás que te olvidé...

Mis párpados se abrieron con sorpresa antes que todo volviera a la normalidad como si nada.

Exceptuando que cada emoción era reemplazada por la oscuridad de la noche.

Lo supe.

Se había ido..


*******

Actualmente..

-¿Que ocurre, cariño?- susurró Ethan sobre mi oido.

-No lo se- suspire- Mi corazón late acelerado- me removi incómoda sobre mi asiento.

-Pero que..- sus palabras quedaron suspendidas en el aire al escuchar un eco en todo el salón.

Mi mirada se dirigió hacia la puerta donde una mujer y dos hombres se dirigían hacia donde todos nos encontrábamos.

Mi pecho vibrara ante su presencia.

-Reina- musito sorprendido el anciano que nos había invitado, cuyo nombre desconocia- Bienvenida a la ceremonia, no contaba con su llegada.

-Suelo dar sorpresas- su voz ronca paralizó por completo mi cuerpo.

Aquella voz me era absolutamente conocida.

Una sonrisa adorno el rostro de la mujer pero su rostro se encontraba cubierto por una capucha negra que provenía se su enorme saco.

¿Qué está ocurriendo aquí?

-Un placer volver a verlos- musito con cinismo dejando su rostro al descubierto.

Mis ojos se abrieron abruptamente, mi cuerpo se paralizó logrando que el tiempo se congelará a mi alrededor.

Alice..

¿Pero que..?

-Hija- susurró Cassandra con sus ojos repletos de lagrimas- No puede ser.

-Su Majestad, aquí tiene una mesa para usted y vuestros acompañantes- musito el anciano una mesa frente a la nuestra.

-Muchas gracias- agredecio quitando de aquel enorme tapado que llevaba envolviendo su cuerpo.

-Oh por Dios.. ¡Alice!- exclame con angustia observando como si piel se encontraba tan diferente. Podía sentir su mirada sobre mi, pero me encontraba tan abrumada con lo que veía que me era imposible no disimularblas emociones en mi rostro.

Su piel estaba recubierta con extraños patrones oscuros, sus venas resultaban sin vida dejando que su sangre negra se notase.

¿Que había ocurrido con su cuerpo?

Todos los presentes se encontraban absortos en su belleza. No los culparia, Alice siempre sabría sobresaltar entre la multitud.

-Bienvenida, Reina Alice- sonrió el anciano.

-Aún falta alguien aquí- musito.

-¿Quien falta, Majestad?- fruncio el ceño con confusión.

-Mi madre- respondió con seriedad, un molesto chillido se oyó para luego ingresar una mujer- Y creo que ha llegado justo a tiempo..

No comprendo absolutamente nada.

-Buenos dias, queridos- musito dirigiéndose hacia Alice.

Si cabello era negro, pero sus ojos expresaban una extraña frialdad carente de cariño, el azul al rededor de sus pupilas se mezclaba creando diferentes tonos.

Su aura no era mala, si no todo lo contrario. Demostraba ser una mujer que el dolor carcomio su alma pero aún así seguía en pie.

-¡¿Que haces tu aquí?!- el cuerpo de Cassandra se alzó con brusquedad, observandola con rencor.

La antigua enemiga de los Reyes Camberleck..

-¿Que hago aquí?- carcajeo con diversión- Vengo a ver a mi hija.. ¿O es que acaso no puedo, querida enemiga?

El ambiente era totalmente tenso, sus miradas se encontraron retandose entre sí para luego fingir desconocerse.

Sus pasos resonaban por todo el lugar antes de envolver en sus brazos a Alice.

-Estoy aquí..- susurró en su oído, un murmullo que solamente yo he podido presenciar.

Sus miradas expresaban un inmenso cariño, su conexión de expandia ante los presentes.

¿Que había sucedido para que su vinculo fuera tan fuerte?

Se que siempre estarás aquí, Charlotte.

Si nuestro vínculo se había disuelto. ¿Porque aún podía sentir sus pensamientos?

Los minutos transcurrían y todo seguía con normalidad, el dolor de los Reyes erizaba por completo mi piel.

Ellos eran los culpables por habarla condenado.

¿Tan pronto se irán?- la voz del anciano logró dispersarme de mi transe.

-Tengo una familia que atender- pronunció antes de dirigirse hacía la puerta.




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