Reina Maldita

50

POV. Brandon.

Hace tan solo una noche de mi llegada abrupta a la Ciudad y los rostros sorprendidos comenzaban a notarse entre la multitud.

Suspire con cansancio observando desde el balcon de mi habitación las enorme montañas a las afueras de la ciudad.

-¿Bastante preocupado para pensar?- una voz me sobresalta.

-¿Susan..?- parpadeo sin creérmelo.

-Hermanito- sonríe con malicia- Cuando tiempo sin verte- abraza mi torso con suavidad.

-No puedo creerlo- murmuro besando su cabello- ¡Estás aquí!

-En carne y hueso, querido- ríe besando mi mejilla con dulzura- Te he extrañado así que decidí escapar de nuestra psicópata madre para venir a verte.

-¿Sigue igual de loca?- asiente con horror- ¡Oh gracias a todos los cielos! De lo que me he salvado..

-¡Tu ríete! Que la que debe de soportar a sus demonios soy yo- dramatiza.

-Aun no comprendo porque sigues a su lado, a pesar de el daño que nos ha cometido- suspiro.

-Porque soy lo unico que le queda, Brandon. Más allá de sus errores es nuestra madre y no ama.

Ruedo mis ojos- Una madre que ama a sus hijos no elige a sus amantes sobre ellos.

-Todos tenemos derecho de enamorarnos, hermano- responde con confusión ante mis palabras bruscas.

-Susan.. tu bien sabes que ella prefirio al hijo de su amante antes que a su propio hijo, se avergonzaba de mi por seguir mis propios pasos. Jamás vivire bajo sus fantasias, prefiero la mera realidad.

-Ella te quiere- acaricia mi mejilla- Aun todo esto me enfada y se que ella jamás se perdonará tu partida, pero debes de volver a visitarme en algun momento ya pasaron siglos de tu huida.

-Ella decidió que me fuera, los eligio sin siquiera voltear a verme ¡tan solo por estar cegada de amor!

-¿Por qué dices estas cosas?

-Porque muchas veces amar te lastima provocando alejarte de las personas.

-¿Quién ha roto tu corazón?- frunce su ceño.

-Yo mismo, cariño.. yo mismo- fuerzo una sonrisa.

-¿Quieres que sepa su identidad por mi propia cuenta o me lo dirás?- musita con su mirada neutra.

Mi cuerpo tembló de escalofríos sabiendo lo que se avecinaba.

-No es nada..- interrumpo observando sus ojos transformarse en un gris intenso.

Susan era diferente a mi, ella un demonio con el poder de saber tus pensamientos, incluso tu futuro.

Con tan solo observarte podía comprender todo lo que sucedía en ti, era imposible ocultarle un secreto.

Ella siempre lograba estar un paso delante de ti.

Cuando era pequeña lograba saber lo que ocurriría en nuestra vida, su fuerza aumentaba a medida que los siglos avanzaban.

-Deberás ser fuerte, hermano- solía repetir luego de sostenerla entre mis brazos en las largas noches de pesadillas.

Pero todo empeoró cuando nuestra madre luego de la muerte de nuestro padre, conoció a un hombre cuyo pasado se deconocía, junto a el se encontraba un joven adolescente.

Jamás imaginabamos que quedaría completamente enamorada de ambos, ocasionando incontrolables discusiones entre ambos.

Algo en mi interior se removía con preocupación, sabía que si no partia de su lado mi corazón se rompería decepcionado.

-¡No puedes irte, Brandon!- sollozaba mi hermana- ¿Donde irás?

Pero no pude evitarlo cuando una tarde nos dió la noticia que su pareja y el hijo de este se mudarían a nuestro hogar.

-Quiero darles una noticia- sonríe con emoción- Ya no seremos solamente nosotros tres en esta casa.

-¿Qué quieres decir, madre?- pregunta Susan a mi lado estupefacta.

-Nathan y su hijo Patrick, vivirán aquí junto a nosotros- confiesa.

La sorpresa envolvio mi cuerpo y el malestar que sentía aumentó, pero aquello no eran celos..

¡Vaya por los dioses que no! Estaba feliz de volver a ver la mirada de mi madre brillar de esperanzas, pero no esperaba que ella les brindara todo el cariño que jamás recibi.

-¡No quiero volver a saber de ti, Brandon! Tu jamás serás mi hijo, por tu culpa vuestro padre murio sobre tus manos. Solo eres una molestia en mi vida, y estoy realmente feliz de conocerlos a ellos. Por fin puedo tener el hijo que siempre desee, no un bastardo- escupió sin percatarse que sería la última vez que vería a su hijo, rompiendo el corazón de su primogenito sin piedad.

Gracias madre.. me enseñaste a ser fuerte incluso pese a el desprecio de tu familia.

-Alice..- susurra su nombre con curiosidad.

-¿Qué..?- pregunto turbado saliendo de mis pensamientos.

-Oh esto será tan divertido- ríe con su mirada brillante.

-¿Qué harás, Susan?- la observo con seriedad.

-Ya lo verás, cariño- sonríe.

••••••••

-¡Rey Brandon!- se oye la voz de uno de los soldados llegando a mi lado con desesperación.

-¿Qué ocurre?- pregunte preocupado ante sus manos repletas de sangre.

-Los asesinatos no han acabado- balbucea.

-¡¿Qué intentas decirme?!

-Los niños de las aldeas desaparecieron ayer por la noche.

-¿De.. cuantos niños hablamos?- mi cuerpo se pone alerta.

-Cien niños, señor.

-Oh joder..- la ira comienza a envolver mi cuerpo.

-¡Quiero que reunas a todos los soldados de la ciudad ahora mismo!

Asiente alejandose con rápidez.

Alice, te necesitamos. Los asesinatos aún no acabaron.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•
 


 

POV. Alice Camberleck.
 


-Gracias por avisarme, Brandon- sonrió levemente al verlo a mi lado.

-Eres la reina, tienes el derecho de saber que ocurre con tu ciudad- la frialdad en sus palabras congelan mi cuerpo- responde al verme aparecer ante el.

-Brandon..

-No, Alice- interrumpe- ya todo esta dicho, hablemos de lo que ocurre aquí así luego tu puedes volver con tu familia.

-Me están matando tus palabras- susurro sintiéndome una idiota.

-Tu decidiste que nos alejáramos, solo espero que no quites a Lucero de mi lado- su mirada se opaca- no creo soportarlo, sabes el cariño que le tengo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.