Reina sin reino

Capítulo 6

Una doncella me ayuda a vestirme, me aprieta bien el corset del vestido gris, sin su ayuda seguramente habría quedado suelto y así no queda bonito. Me peinan el cabello en un semirecogido, tengo demasiado cabello según ellas y tampoco me gusta llevarlo atado, así que prefiero que parte de él quede suelto.

Me miro en el espejo de la habitación, las transparencias del vestido están en la zona del torso, dejando ver las varillas metálicas cubiertas por una tela plateada del vestido. Sabía que eso no iba a quitarle encanto al vestido, es simplemente hermoso. No creo que otro fuese a gustarme tanto como me gusta este.

No tendría que estar acostumbrándome a esto, a la monarquía, no pertenezco a este lugar y cuando acabe el año que he pactado con el rey solo quedarán dos opciones, haber encontrado al topo y que nos den la libertad a mí y a mi pueblo o que los condene a todos. Espero que solo me apresen a mí por no cumplir lo pactado, el resto no tienen la culpa de mis acciones.

– Señorita, se ve hermosa.

– Gracias.

Llaman a la puerta de mi cuarto, las dos doncellas que estaban en mi cuarto salen de él y me dejan ver a Krein perfectamente vestido con un hermoso traje de lo que creo es seda o parte de él debe de serlo. En la chaqueta azul oscuro lleva las insignias de la guardia real.

– Es tu vestido.- me sonríe antes de ofrecerme su brazo.

Juntos entramos a la habitación donde se lleva acabo la celebración. Saludo a los reyes primero y después a sus tres hijos. Elena se ve hermosa con su vestido púrpura, y sonriendo se ve aún mejor. Saludo a algunas personas más que he conocido en este mes en palacio, casi no he conseguido información de quien es la persona que está en contra de la realeza, no más allá de que mi padre es quien lo manda. Pero hoy podría ser una buena oportunidad para encontrarlo, o al menos para obtener alguna pista más.

– Hijo mío.- una señora de cabello negro como la noche y de unos cincuenta años se acerca hasta nosotros.- ¿Ella es la duquesa de la que tanto se habla?

– Mamá, ella es la duquesa Némesis Bultor.- la mujer me sonríe.

Detrás de la mujer aparece un hombre bien parecido a Krein, igual de alto y corpulento, con facciones menos serias pero igual de marcadas. Así como mismos ojos verdes expectantes, como si estuviese supervisando que nada ocurriese.

– Ellos son mis padres, los duques de Vestar, Anuar Vestar y Thalia Vestar.- me los presenta.

El hombre se me queda mirando por largos segundos antes de sonreírme con amabilidad y besar mi mano en forma de saludo.

– Señor Vestar, ¿puedo hacerle una pregunta?

– Por supuesto.- miro a los lados, estamos medio alejados.

– ¿Usted conocía a Renark Yreis?- su cara se transforma inmediatamente.- Su majestad el rey me habló de los ocho cazadores, aunque sé que ya solo quedan siete, al menos aquí.

– Conocí, por desgracia, al señor Yreis, él nos robó a nuestra hija.

– ¿A vuestra hija?

– Si, se podría decir que era su hija pero entre los ocho la criamos desde bebé.- suspira.- Un día él desapareció con la niña.

– ¿Entonces?¿Lo odian?- él asiente.

– ¿Por qué pregunta duquesa?

– Es un prófugo de la ley donde yo vivo.- él sonríe como si no le sorprendiera en absoluto mi mentira.

– No me extraña, espero que puedan encontrarlo y darle el castigo que merece.- me sonríe.- Ha sido un placer conocerla, ahora mi esposa y yo tenemos que seguir nuestro camino.

– ¿Qué pasaría si alguna vez volviese a ver a esa niña, a su hija?

– El rey lo sabe.- asiento ligeramente incómoda.- Pásala bien.- me sonríe y se va.

Me quedo observando la estancia, ligeramente incómoda por la presencia de Krein detrás de mí. No sé que quería decir con que el rey sabe que pasaría si él supiese quien soy yo. Estoy confundida, no recuerdo más hombres en mi vida aparte de mi padre. Ya no sé que es real y que no. Siento que estando aquí estoy descubriendo quien soy yo de verdad, en mis orígenes porque aunque mi padre es del sur, yo nací aquí y sé que pasé algunos años pero no sabía ni donde ni en que condiciones.

– No sé a que se refería mi padre.

– ¿Me pudiste leer la mente?- él niega con la cabeza.

– Deberías ir a bailar y dejar de rechazar a todo el que se te acerca.- se ríe.- Los amigos de Daven quieren desesperadamente bailar contigo pero han visto que has rechazado a seis hombres y no quieren acercarse.

– No me interesa bailar con ellos, quiero alguna pista de quien podría ser el espía.

– ¿Confías en que no soy yo?

– Por el momento si, tengo un mal presentimiento en el que espero estar equivocada.

– ¿No me lo dirás?

– Por el momento no.- sigo mirando a hombres y mujeres de la fiesta, ninguno parece culpable o parece estar tramando algo en contra de la monarquía pero estas personas están acostumbradas a mentir.- Bailemos.

– ¿Quieres bailar conmigo?

– Eres el único hombre de esta sala en el que confío.

– No sé como sentirme respecto a eso.

– Halagado.

Me levanto de donde estoy y voy hasta el centro de la sala, seguida por Krein. Me quedo en medio esperandolo, él me sonríe ligeramente nervioso y pone sus grandes manos, una alrededor de mi cintura y otra espera a que le dé mi mano. Soy rápida y le doy mi mano derecha, la otra mano se acopla en su hombro y comenzamos a movernos al ritmo de la música lenta. Hace mucho que este no es el estilo de música que escucho, esto no es para nada normal en una taberna pero no se me ha olvidado como se baila la música lenta de la corte. Fue mucho tiempo en el que viví en una, y las cosas no se olvidan de un día para otro, no sino llevas el antiguo amuleto que antes adornaba mi muñeca.

– ¿Usaba córset en su antigua corte?

– Con bastante frecuencia, mucho más ajustados que estos.- le devuelvo el susurro.- Allí cuanto menos cadera y menos estómago tenías, más bella eras.- digo con asco.- Siendo la esposa del sobrino del rey, era normal llevarlos.- suspiro.- ¿Por qué pregunta sir Krein?




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