Reina sin reino

Capítulo 7

No puedo dejar de pensar en Némesis, en su espalda cubierta de cicatrices de latigazos, castigos muy seguramente por oponerse a su esposo y a la corte. Quiero revivirlos a todos y volver a matarlos por lo que le hicieron a una simple niña, pero ella al fin cobró venganza y espero que eso la tenga más tranquila.

Al llegar al desayuno consigo ver a Némesis, odié que anoche me mandase a cuidar del príncipe Daven. Le prometí que cuidaría de ella, y estoy seguro que esa persona que ayer intentó acabar con Daven ahora se la tiene guardada a la falsa duquesa del sur por evitar que su plan fuese llevado correctamente. Es cierto que la gente no la conoce pero empieza a despertar la curiosidad de todos por su cercanía con su majestad y conmigo. Tenemos que llevar cuidado.

Némesis tiene ojeras, ella sospecha lo mismo que yo, ha desviado momentáneamente la atención del príncipe Daven hacía ella. Quien esté detrás de los intentos de asesinatos al príncipe ahora tiene una deuda pendiente con ella y hasta que no acabe con Némesis no volverá a atacar al príncipe heredero. Podemos decir que de momento el príncipe está a salvo pero ella está en peligro.

– Duquesa Bultor.- llama su atención Daven.- Me gustaría que me acompañase hoy a montar en caballo.

– Por supuesto majestad.- dice antes de beber agua.- Iré a cambiarme la ropa para poder montar.- ella hace una reverencia y se marcha.

Quiero seguirla, cerciorarme de que está bien y de que nada le pasa de camino a su habitación pero hay guardias y otros duques que mirarían con malos ojos que abandonase la sala siendo que hoy soy el guardia personal de su majestad el príncipe heredero por orden del rey, o bueno por orden de Némesis. Orden que por supuesto el rey apoya, creo que él apoyaría cualquier decisión que tomase Némesis y ni siquiera es su hija.

Al terminar el desayuno, Daven se disculpa con los duques que hay y se marcha para encontrarse con Némesis en el establo. Los amigos de Daven la hacen reír con algo, estos tres siempre van juntos. No se separan para nada, casi nunca, hay pocas amistades tan fuertes como la de ellos.

– Duquesa, ¿le han asignado ya un caballo?

– Si, gracias majestad.

Todos nos subimos a nuestros respectivos caballos, por órdenes del príncipe Daven yo soy el único guardia que los acompañará en este paseo. Nos adentramos en el bosque del palacio, sé a donde quiere ir. Desde joven a Daven le gusta llegar hasta el río, han sido mucho años los que he pasado como su guardia. Al igual que ahora Némesis supuso que los ataques van dirigidos completamente hacía Daven, de joven el rey también pensaba que intentarían asesinar a su hijo y yo era quien podía detenerlos con antelación.

El príncipe y sus amigos se detienen en el lugar de siempre, ayudo a la duquesa a bajarse del caballo y luego dejamos sueltos a los caballos para que pasten.

– Mu bonito lugar majestad.

– La he traído aquí porque aprecio el silencio y la seguridad que proporciona este lugar.- se sienta en una roca cercana.- Ellos son hijos de otros dos cazadores, mi padre me obligó a informarte de ello.

– ¿Por qué tu padre te obligaría a hacer algo así?- le pregunta Ivar.

– Porque ella es una cazadora, hija del antiguo jefe de vuestro padre.

– Mucho debe confiar tu padre en tus amigos para que puedas revelar mi verdadera identidad.- suspira.- ¿No cree que sus padres puedan traicionarlo?

– No, porque ellos tienen un juramento de sangre conmigo y no pueden decirle nada de esto a sus padres.

Némesis se queda mirando a los hijos de los amigos de mi padre, los siete cazadores que quedan en el norte son realmente unidos, tienen reuniones todas las semanas aunque ya ninguno trabaja como mercenario o espía, ya están demasiado mayores.

– Hablando con ellos hace un par de días, caí en cuenta de algo.

– ¿De qué majestad?

– Brian Nostre.- el apellido me suena, el nombre no.- Es hija del duque Carl Nostre, asesor personal de mi padre. Tiene todas las llaves de palacio.

– Ya estará siendo vigilado.

– Lo sé, pero su hija y su padre estaban especialmente interesados en ti.

– ¿Está diciendo que ellos saben de nuestra mentira?

– No lo creo, pero creo que ellos son la clave.

– Deja que eso lo decidan las investigaciones majestad, acusar sin pruebas está feo, muy feo. Por eso mismo no acuso a sus hermanos de intentar matarlo.

– Ahora mismo a mí me van a dejar en paz, tú les supones un mayor problema.

– Soy consciente, pero yo he vivido en alerta constante, no debe preocuparse por mi seguridad.

– ¿Entonces no te llamas Némesis?

– Si me llamo así, pero no soy duquesa y Bultor no es mi apellido.- suspira.- ¿Algo más que deseen saber?- parece molesta por la revelación de su verdadera identidad.- Tengo cosas importantes que investigar.

– Puede irse si lo desea.

– Daven, voy a darte un consejo que no me dio nadie a mí.- dice antes de subirse al caballo.- La rabia se esconde hasta en el más inocente.

– ¿Qué quieres decir con eso?

– Que ni siquiera confíes en Elena, ahora mismo todo el mundo es tu enemigo.- se estira.- Las palabras de promesa, son solo palabras, los únicos que pueden hacer juramentos inquebrantables son los Validus.

– Por eso confías en Krein.- ella asiente antes de ponerse en marcha.

Me quedo mirando fijamente a los marqueses y al príncipe, sus mentes están demasiado abiertas como para no escuchar sus confusos pensamientos. Ninguno de ellos en contra de Némesis y del príncipe heredero. Cuando Némesis habló sobre los hermanos del príncipe como posibles traidores leí sus mentes pero no había nada sospechoso en ellos, aunque no me extrañaría que la realeza haya aprendido a pensar correctamente en mi presencia. Es algo realmente difícil, no es como el caso de Némesis cuyos pensamientos no puedo escuchar en absoluto.




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