Reina sin reino

Capítulo 8

Descanso mirando por la ventana de mi cuarto, Krein duerme plácidamente en el sofá como hace desde hace una semana. Piensa que si se va alguien intentará atacarme pero hasta estando él ya han intentando asesinarme una vez, él mismo fue quien mató a mi atacante. Me gustaría que dejasen a alguno vivo para poder interrogarlo. Solo pido uno, pero tanto él como el resto de guardias atacan a matar y eso complica significativamente mi trabajo.

Me separo de la ventana cuando llaman a mi puerta. Una sonriente Elena espera a que le deje pasar, con gusto lo hago. Puede que sospeche de ella pero me gusta tener una amiga con la que poder hablar de vez en cuando. Está bien hablar con Krein pero él no siempre me entiende.

– ¿Si hablo muy fuerte se despertará?

– Seguramente, hasta el más mínimo ruido lo despierta.- le susurro de vuelta a Elena.

– Él de verdad se preocupa por ti.- asiento.

Todavía no he conseguido sacar de mi mente como hace una semana me pidió hacer un juramento de sangre, sé bien lo que significa para ellos porque lo he leído muchas veces y que él haya hecho eso por mí, que él corra ese riesgo por mí es algo que no esperaba que nadie hiciese por mí. Por mucho tiempo he pensado que no valgo la pena pero él me ha hecho cambiar de opinión.

– Creo que está enamorado de ti.- ríe por lo bajo.

– Exageras Elena, ¿qué te trae por aquí?

– Me aburro, hoy nadie me ha invitado a pasear y no tengo nada que hacer o bueno sí, hablar con el resto de damas de la corte pero son aburridas, tú tienes historias divertidas.

– Creo que ya has escuchado todas las que tengo.

– ¿Todas?

– A no ser que quieras escuchar alguna historia de cuando trabajaba en la taberna.

Elena se acomoda mejor en mi cama como respuesta, quiere que le hable de mis historias en la taberna. No hay tantos como se puede creer, solo estuve allí dos años lo que a mi me parece poco. Algunos de mis trabajadores llevaban allí diez años antes de la conquista por Byron, seguro ellos tienen mejores anécdotas.

– Cuando empecé a trabajar allí estaba aterrada, siempre había vivido en la corte así que no sabía trabajar.- comienzo en voz baja.- Ese primer día, mi esposo ni siquiera estaba, una de las otras taberneras decidió ayudarme para que no acabase haciendo un desastre aunque fue inevitable.- río a medias.- La noche comenzó bien, llevé algunas bebidas a las mesas y pude ayudar porque entendía más idiomas que el resto de taberneros y ese justamente fue el problema.

– ¿Saber más idiomas?

– Si, hay ciertos idiomas en los que la misma palabra significa varias cosas.- suspiro.- Y un hombre interpretó erróneamente que lo estaba echando de la taberna, comenzó a gritarme en su idioma y como es normal el resto de taberneros no entendían nada.- suspiro.- Intenté explicarle al hombre que me había entendido mal pero no atendía a razones.

– Cabeza hueca.- rueda los ojos.

– Uno de sus compañeros entendía un poco de alddeo, y pudo traducir correctamente mis palabras y todo el malentendido se arregló.

– ¿Te pidió disculpas?- niego con la cabeza.- ¿Qué hubiese ocurrido si ese hombre no entendiese alddeo?

– Muy posiblemente él hubiese acabado en el calabozo por un par día por agresión. En Alddea los único con derecho de golpear a las mujeres eran sus esposos o sus padres, si otro hombre se atrevía a ponerles una mano encima pasaban un tiempo en el calabozo.

– ¿Tu esposo te golpeaba?

– Mejor no hablemos de eso majestad, estoy segura que no es algo que quiera escuchar.

– No se despertó. - dice señalando a Krein.

– Está despierto.- el guardia abre sus ojos con cierta inocencia, está despierto desde que empecé a hablar de mi primera noche en la taberna.

Krein se despereza como si acabase de despertarse, debo admitir que consigue fingir bastante bien por algo es el jefe de guardias y de espías del rey, futuro desertor porque ha jurado seguirme por toda mi vida. Sé que es difícil dejar todo lo que conoces, pero él parecía muy decidido a protegerme y seguirme por toda mi vida.

– Majestad, ¿qué la trae por aquí?

– Quería estar con Némesis, últimamente pasa mucho tiempo con mi hermano mayor y mi padre. Ellos la acaparan mientras yo me aburro teniendo citas con caballeros, duques y marqueses que quieren casarse conmigo.

– ¿No hay ninguno que le interese?- ella sonríe tímidamente cuando le pregunto.- Si que lo hay, cuéntame.

– Empezó a cortejarme hace unos meses atrás, es muy simpático y amable.- Krein y yo la escuchamos con interés.- Es hijo de uno de los siete.- Krein y yo intercambiamos una mirada medio preocupada.- No es uno de los amigos de mi hermano.

– Entendemos que su hermano no los dejaría cortejarte.

– Ivar lo intentó pero como bien dices Némesis, mi hermano no quiere que sus amigos me cortejen. Él siempre dice que los conoce y no los quiere como cuñados, como amigos son buenos como parejas no lo son tanto.

– Me lo imaginaba.

– Él tiene tu edad, y de verdad parece interesado en mí y no en la corona.- le sonrío para que continúe.- Hoy quería verlo pero su padre lo ha mandado a un pequeño pueblo para que se cerciore de que todo está correctamente.

Llaman a la puerta antes de que pueda decirle algo, uno de sus guardias la llama, su madre precisa su presencia. Ella se despide triste de mí y yo la conforto diciéndole que nos veremos más tarde o mañana temprano.

– Averigua quien es ese chico.

– Sé quien es.

– Entonces vamos a visitar a su padre, ¿necesitamos invitación?

– No.- sonríe.- Yo no necesito ninguna invitación.

Me pongo los zapatos y juntos salimos del palacio, montados claramente en un caballo para hacer más ameno el trayecto. Krein me habla del cuarto integrante de los cazadores, Vinsen Croyen, uno de los más ancianos. Tiene tres hijos, el pequeño, Yen Croyen es quien está cortejando a nuestra princesa. Su esposa Melina murió hace algunos años de una rara enfermedad de la que nadie supo nunca.




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