Reina sin reino

Capítulo 15

El duque Anuar sigue mis pasos de cerca mientras me acerco hasta donde están los monarcas y hago una profunda reverencia como muestra de respeto. Como era de esperar la fiesta es enorme y yo tengo un único trabajo, vigilar que nadie nos ataque a mí y a al príncipe. Es una tarea bastante complicada porque hay mucha gente pero al menos no es imposible.

Me alejo de donde están los monarcas y busco la mesa en la que debo cenar, Anuar me ayuda a encontrarla con más rapidez, no la veía. Saludo a las damas y duques que hay ya sentados en la mesa y ocupo mi lugar con Anuar a mi lado.

– No he podido hablar mucho con usted, duquesa Bultor.- me dice una dama de cabellos castaños.- Quería preguntarle si Preim ha cumplido con sus expectativas.

– Las ha superado, la gente aquí es maravillosa.- sonrío con educación.

– ¿Hablará entonces bien de nosotros a su rey?

– Lo hago en cada carta madam.- ella me sonríe.- En el sur no adulamos falsamente, si algo nos desagrada somos muy francos.

– Supongo que el duque Nostre no es de su total agrado.- me dice un duque sentado enfrente de mí.

– Sus acusaciones infundadas no son de mi agrado, entiendo la reticencia por una duquesa extranjera que parece haber congeniado bien con los monarcas, los celos.- veo varias miradas tensarse mientras yo escondo una sonrisa.- Y como usted dice, el duque se sobrepasó y no me gustó para nada.

Dejo de escuchar lo que me dicen por unos segundos, los hijos de los cazadores, esos cuatro que me escucharon recitar la profecía me saludan con un asentimiento leve de cabeza, algo prácticamente imperceptible. Les devuelvo el saludo y me concentro nuevamente en la conversación de los duques y las damas.

– ¿Hay validus en el sur?

– Por supuesto.- río.- Muchos en la corte, son bien recibidos siempre que cumplan las leyes.

– Yo solo he conocido tres validus en mi extensa vida, dos de ellos están muertos y el otro es el hijo del duque Vestar.- noto la leve tensión del cazador.

– Un buen hombre.- acoto yo, acallando todas las miradas de recelo en dirección a mi guardia.- Es un regalo de los Dioses.

– Tiene usted razón.- dice una de las mujeres pero no me la creo, mentirosa. Todos los de la mesa somos unos mentirosos, yo la primera.

– ¿Y qué le parece la comida?- dice otra cambiando de tema.

– Nada mal, lo que más me gustan son los tes, están deliciosos.

– Coincido con usted.- me secunda un hombre, esta vez parece hablar con la verdad.

Me concentro en la comida cuando esta llega a la mesa, evita seguir hablando con la falsa excusa de que no es algo que hagamos en el sur. Me sumerjo en mis propios pensamientos, escucho tantos futuros a la vez que me mareo ligeramente pero consigo tranquilizarme al escuchar levemente la música que tocan los músicos. Escucho la suave voz de la cantante mientras elimino futuros, uno a uno, es un trabajo que requiere de mucho esfuerzo pero no es nada del otro mundo.

– Duquesa Bultor.- salgo de mi pequeño trance al escuchar la voz de Marte Loquie.

– Marqués Loquie.

– ¿Bailaría conmigo?- me ofrece su mano, la acepto y salgo a bailar con él.

Veo a varias mujeres mirarme con recelo, ya es costumbre que no me quieran mucho pero al menos podrían disimular un poco más lo poco que mi presencia les hace sentir, yo disimulo.

– No creo que me haya sacado a bailar por el simple placer de hacerlo.

– Es usted una bella mujer.

– Soy consciente de ello, pero ambos sabemos que sigue sin ser la razón por la que has buscado una escusa para hablar conmigo.- sonrío antes de dar una vuelta.- Hable, soy toda oídos.

– Hablaste de nuevos cazadores.- asiento.- ¿Quienes?

– Eso no lo veo, supongo que ese elegido del que hablan mis profecías sentirá quienes son esos hombres.

– ¿Qué tan segura está?

– Bastante poco, pero estoy segura de que los siete del norte sois los hijos de cazadores.- él parece medio aliviado.- ¿Desea saber algo más?¿Algo que no sean los rumores de que mantengo relaciones con Krein y el príncipe Daven?

– Quería agradecerte por salvarnos la vida dos veces, creo que no lo hicimos lo suficiente.

– No lo hice para que nadie me agradeciese, lo hice porque creí que era lo correcto.

La canción termina y Loquie hace una reverencia hasta de alejarse de mí. Al darme la vuelta me encuentro con Krein que me sonríe enormemente, le devuelvo la sonrisa. Ambos sabemos que el rey lo va a devolver a su servicio a partir de mañana, podré tenerlo otra vez conmigo. La diferencia es que ahora también estará su padre como mi protector. Ahora tengo de guardias que intentan que no me maten aunque eso cada vez parece más complicado.

– Hola Nem.

– Bienvenido de nuevo.- sonrío.- El príncipe sabe lo que soy.

– ¿Eso es malo?

– Yo misma le dije que lo averiguase, debo seguir mi instinto y creo que las cosas deben empezar a esclarecerse.- me encojo de hombros.- Quizás eso haga cometer errores a nuestros enemigos.

– Quizás si, quizás no.- dice antes de seguirme hasta mi mesa.- Señores, señoras.- saluda antes de sentarse en la silla que acaban de traerle.

– Hijo, es un placer que vuelvas.

– Esperemos que se hayan acallado los rumores por el momento.- padre e hijo se miran, los tres sabemos que eso no ha pasado, solo que ya nadie se atreve a decirlo en voz alta.

No habrán acallado nada.- todos me miran pero ninguno dice nada, les resulta incómodo preguntar que he dicho. Son orgullosos, no creen que deban saber más que su propio idioma pero eso los hace cortos de mira.

– Duquesa Bultor.

– Príncipe heredero Daven, ¿Desea algo de mí?

– Un baile, desde que llegó aquí no ha bailado ni una sola vez conmigo.

– Entonces acepto bailar contigo.

 

Némesis acepta mi mano, está cálida mientras que la mía está fría. No me ha parecido justo que aceptase bailar con el hijo de un cazador y que no haya bailado ni en una ocasión conmigo a pesar de que es mi cumpleaños.




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