Reina sin reino

Capítulo 20

Sigo dándole vueltas al juramento de Daven, no creí que él fuese a hacer ese tipo de juramento y por un momento pensé que lloraría porque al llegar aquí he conseguido dos amigos, algo que nunca había tenido o que si tuve fue hace tanto tiempo que no lo recuerdo.

Arreglo mi cabello desordenado, miro por más tiempo del necesario mi reflejo. Tengo tanto poder en mis manos que me aterra. No sé que quieren Emmi y Louis de mí, no puedo restablecer un reino solo porque existamos algunos descendientes. Muchos no querrán que los Ilsis vuelvan a gobernar el sur. Al norte le da mucho miedo lo que podamos hacer lo de esa parte de continente. Pero aunque tengo miedo, deseo más saber de donde vengo y aunque no creo que ellos tengan la respuesta a todas mis preguntas, algunas seguramente puedan ser respondidas.

– Duquesa Bultor.- me llaman desde fuera de mi cuarto.

– ¿Necesitan algo de mí?- digo al abrir la puerta.

Veo al duque Nostre junto a su hija, me recargo en el marco de la puerta y espero a que dejen de mirarme y digan lo que tengan que decir. Yo seguro que no voy a hablar porque ninguno de ellos dos me interesa en lo más mínimo.

– Vengo a disculparme.

– No creí que eso fuese a ser posible.- medio sonrío.- Adelante duque Nostre, lo escucho.

– Quería disculparme por mi actitud y mi forma de hablar sobre usted.- asiento.- Usted no ha hecho ni dicho nada para justificar mis palabras, todas ellas han venido por prejuicios de los que hace tiempo tendría que haberme desecho.

– No tendría que tener prejuicios, no creo que conozca a mucha gente del sur, duque Nostre.- él asiente dándome la razón.- Espero que de verdad haya aprendido.- le sonrío.- Sus disculpas parecen sinceras así que las acepto.

Él hace una pequeña reverencia antes de marcharse y dejar sola a su hija, Brien me mira y yo le devuelvo la mirada. No hay rabia ni odio en las miradas de ambas. Me quito de la puerta y la invito a entrar a mi cuarto, supongo que quiere la privacidad que el pasillo de palacio no nos confiere y como sé que soy más fuerte que ella la dejo entrar a pesar de que no confío mucho en ella ya que por lo poco que la conozco todavía es sospechosa en el caso del infiltrado.

– Dime marquesa, ¿en qué puedo ayudarle?

– Ayudarme en nada, ¿usted sabe que soy una validus?- asiento.- ¿Del mismo tipo que su majestad el príncipe Daven?- asiento.- Y sé que tu también eres una validus pero puedes mantener tu don en secreto mucho mejor que nosotros.- sonrío.- Sé que lo eres por la quemadura de la flecha, el vanadio no le hace eso a ninguna persona normal.

– ¿Quiere un aplauso por saber la verdad?

– No lo necesito, solo quiero saber que tipo eres tú.

– Marquesa, usted no tiene ningún tipo de poder sobre mí.- río.- Y siento decepcionarla doblemente, no le diré que tipo de validus soy y menos aún va a conseguir mitigar mis emociones.

– ¿Cómo sabe… ?

– Es como un leve cosquilleo, se siente así.- me encojo de hombros.- No sé que intentaba o si realmente quiere saber que soy pero será mejor que desista, nunca adivinará que tipo de Validus soy.

– Sé que eres poderosa.

– Un aplauso Brien Nostre, pero todo lo que pienses que soy es erróneo.- me acerco a ella.- Aléjese de mí marquesa, no le conviene investigar sobre mí y menos aún enfadarme.

Me adelanto y abro la puerta para encontrarme con el príncipe Daven y dejar salir a la marquesa Nostre de mi habitación. Cierro con la llave que hace poco me proporcionó el rey para mi seguridad y salgo de palacio junto a su majestad y mis guardias.

– ¿Dónde vamos?

– Conocí a unas personas hace poco, quiero que usted también las conozca.- sonrío.

Puede que esto me ponga en peligro pero él tiene un juramento de amistad conmigo y siento que voy a explotar, sino le digo, sino tengo a alguien con quien compartirlo no sé como continuar. Podría decírselo a Krein pero cada vez que le digo algo importante, él no lo sabe, pero yo veo una forma distinta en la que él o su padre mueren, y no sé, me duele la cabeza solo de eso. Cuando estoy cerca de Krein mi don falla.

– ¿Enserio no me dirá?

– No tiene sentido decírselo, no me creerá.- río.- ¿Qué pasa Krein?

– Nada.

– Tu voz ha cambiado, es más violenta, tienes celos.- lo miro con una sonrisa.- Te lo dije guardia, es a ti a quien amo, pero es tu juramento el que pone una barrera entre ambos.

– Gracias por recordármelo Némesis.

– Para que no se te olvide, los juramentos por muy pesados que sean deben cumplirse, siempre.- enderezo mi espalda.- Pero no te preocupes, Daven y yo solo somos amigos.- el príncipe me mira y sonríe.

Ando despreocupada por la calle, la gente se arrodilla o hace una reverencia cuando Daven pasa por la calle. Es tan raro el contraste el príncipe y yo, no solo porque pertenecemos a los extremos del continente sino que él siempre es más tranquilo y sonriente y en cambio yo suelo ser la seria y racional, él viste de colores vivos mientras yo me reservo generalmente a los más sombríos, a esa gama de color más oscura pero igual de bella.

Llegamos hasta la bonita casa de Emmi y Louis, no sé si estarán ambos pero al menos uno de ellos seguro permanecerá en la casa. Llamo a la puerta con un par de toques, y espero con la esperanza de que mi intuición no haya fallado y uno de ellos permanezca en la casa.

– Buenos días.- abre la puerta Emmi.- Majestad.- hace una reverencia al chico a mi lado.

– ¿Podemos entrar?- ella se hace a un lado invitándonos.- Ustedes se quedan aquí.- les ordeno a los Vestar.

– Pero….

– No replique duque.- él asiente y no replica.- Guarden las puertas.

Cierro la puerta detrás de mí y me pongo al lado del príncipe que me sigue de cerca. Noto la tensión en el cuerpo de la ilseña, sonrío un poco.

– Emmi, puede relajarse.- llamo su atención.- ¿Qué le parece si hace té para los tres?¿Louis no está?




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