CAP 7: PASAR DESAPERCIBIDO

CAP 7: “PASAR DESAPERCIBIDO”

–¡Yo no la quiero en mi cuarto! Seguro que si no trata de matarme trata de robarme –dice Aitor, pareciendo que va a arrancarse los pelos de la cabeza.

–Pues alguien tiene que quedársela. No podemos permitir… Mejor dicho: no puedo permitir que duerma en su celda cuando claramente han tratado de matarla. Hay que protegerla porque eso es lo que se nos ha ordenado. Bueno, no de esa manera, pero si queremos sacarle información no podemos dejar que se nos muera –Riot actúa con calma, pero su voz denota un poco de nerviosismo. Y enfado también.

Me limito a escuchar la conversación desde la esquina de la sala. Me han vuelto a llevar a la habitación donde había un poste de madera, según ellos: porque es de los únicos sitios donde podemos hablar contigo sobre este tema, y donde podemos discutirlo entre nosotros. Me acurruco en el suelo, abrazándome las rodillas con los brazos.

–Mirad, así será más fácil: ¿quién quiere quedársela? –nadie levanta la mano y yo rebufo de fastidio –Vale, me queda claro. Aurish –lo miro directamente a los ojos, a la espera –, te vienes conmigo.

Asiento y él parece hastiado de tener que compartir su habitación conmigo; con la prisionera unkariana que ha matado a algunos amigos suyos.

–Cambiando de tema: tenemos que ver cómo hacemos para meter a Aurish en la habitación de Riot y que, si alguien la ve, no sospeche que es la prisionera. De momento ya lleva ropa típica de Gapath, así que eso ya es un punto a favor –hay que reconocerle a Eoghen la capacidad de llamar la atención de los demás con su porte de líder. No siempre, pero si a veces.

–Hay que hacer que pase desapercibida. Como una alumna más. Como una cadete más. Pero eso no se consigue dándole la ropa que tu exnovia no quiere, Riot.

Me quedo callada y quieta, al igual que Riot. ¿Llevo la ropa de su ex? ¿Eruia es su ex? Joder… no quiero llevar su ropa. Que mal gusto.

Miro a Riot con el entrecejo fruncido y él me escruta sin decir nada. Es obvio que no quería que se supiera, o al menos que yo lo supiera. Observo la ropa que llevo con un poco de fastidio y, entonces, descubro que, en la parte inferior de la camiseta, en la costura, pone el nombre de la dueña escrito con hilo gris claro. Eoghen niega con la cabeza, claramente harto de la situación.

–Quizá debamos encontrarle otra camiseta. El pantalón no tiene nada de Eruia, pero la camiseta dice a gritos que le pertenece. Voy a ir a pillarle alguna camiseta por ahí –Eoghen se va de la sala sin pedir permiso ni perdón, probablemente yendo a la busca de la prenda lo antes posible.

Esko se acerca a mí y me tiende una manzana –bueno, un trozo, puesto que ya se la ha ido comiendo–. Me entrega una daga pequeña para que pele la fruta y se sienta a mi lado sin ningún tipo de problema.

–Bueno…Aurish. ¿Qué tal? Me dijeron que lo pasaste mal ayer. ¿Estás mejor?

–Sí.

–Ah. Vale, me alegro. Y bueno… Te vas a quedar en la habitación de Riot.

Desvío la mirada de Esko a Riot y me lo quedo mirando. Tendré que dormir y estar todo el día en su habitación hasta que se solucione lo de mi celda. Además, tendré que hacerme pasar por alguien que no soy, cambiar mi identidad. Pero, ahora que lo pienso… Tendré que dormir con él. Yo no pienso dormir en el suelo, y creo que él tampoco, por lo que pude presenciar cuando dormí con él.

–No lo mates.

Me quedo descolocada por su comentario. ¡No pienso matarlo! Pese a que me ha reventado la vida por completo, también me la ha salvado en diversas ocasiones. Además, que decida confiar en mí y dejarme dormir en su cuarto, significa que sabe que no pienso atacarlo.

–No estaba en mis planes, Esko.

–Es un alivio que digas eso. Mira, Riot nos ha sacado de muchas. Él nos ayudó a pasar las pruebas de Gapath, a pillar a una mantícora, a sobrevivir en general. Él es nuestro punto de apoyo, aunque todos seamos muy capaces de valernos por nosotros mismos. El respeto que le propiciamos es, además de eterno, real y puro. Le debemos la vida, Aurish. Si lo matas, es como si nos mataras a todos.

No creí posible que Esko dijera algo de esa magnitud y complejidad. Bueno, de complejidad no tiene demasiada, pero lo tenía por tonto al pobre. Oír esas palabras hacia Riot me hacen pensar: ¿y si no es tan mala persona? ¿Y si solo quiere proteger a los suyos, y por eso es tan borde, frio y cruel?

Acerco mi mano a la del chico y se la aprieto entre mis finos dedos. Él me mira estupefacto, pero yo me limito a sonreírle tímidamente. Sus dedos finalmente apretujan los míos antes de soltarme y levantarse para ir con los demás, que están sumidos en una potente y liosa discusión sin sentido.

–¡No quiero que hables así de mi prima! –chilla Dagan.

–¡Pero es verdad! ¡Tu prima la cerda ha matado a Yoleia! – Red no parece haber entendido la frase no hables así de mi prima.

–¡Será porque Yoleia se lo ha buscado! Ya sabes que hace tiempo que no para de intentar matarla. Que Lanah haya aprovechado la clase de combate para mandarla con Ozennan es un acierto. Si no lo hubiera hecho ella, lo habría hecho yo mismo.

–¿Lanah ha matado a Yoleia? –pregunta Esko, desconcertado.

Espera, ¿Lanah no era la novia de Esko? ¡Sí! Cuando jugaron al Nyirdis delante de mi celda le obligaron a cumplir un reto que –por suerte– salió bien.

–Sí.

–No creo que Ozennan guarde su alma – Dagan parece realmente feliz de que Yolanda… no, Yoleia, haya muerto. ¿Ozennan es su dios de la muerte?

–Sí. ¿El tuyo es diferente acaso? – maldito Riot.

–Claro. Nuestros dioses no son los vuestros. Mi dios de la muerte es Ahmur.

–Interesante.

Los demás resulta que se han callado. Quizá les parece muy extraño que Riot me conteste por la cara sin que yo haya formulado nada en voz alta.

–Es muy perturbador que le leas los pensamientos y luego le respondas como quien no quiere la cosa, ¿sabes?