CAP 28: “PROBLEMAS”
Termino de afilar las dagas que ayer Aurish no pudo dejar acabadas mientras miro por la ventana. En cuanto termino, lo dejo todo sobre el poyete de la ventana, donde estoy sentado. Miro hacia el colchón, y me da un vuelco el corazón al verla desnuda en mi cama, con las sábanas solo tapándole una de las piernas; todo lo otro está a la vista, pero como está boca abajo, no le veo demasiado. La piedra de energía que hay en la habitación hace que sus marcas brillen de un azul que me roba la respiración. El pelo ya no se le esparce por la almohada, y sé que eso le da pena. Ella amaba su pelo, con su alucinante medida. Pero volverá a crecerle.
Me levanto y me voy hasta la cama, me tumbo a su lado y ella, inconscientemente, se abraza a mi pecho. La verdad es que la escena se me hace, además de tierna, un poco morbosa. Porque ella está completamente desnuda contra mi cuerpo, mientras que yo estoy completamente vestido, calzado y chaqueta con armas incluido.
Acaricio su espalda, derritiéndome con su particular calor. Ya dije que tienen una temperatura corporal superior. Pero es que me vuelve loco que cuando la toco esté tan caliente. Siempre siento mi cuerpo frío, pero cuando la abrazo o la toco, es como estar cerca de una hoguera. En muchos sentidos, claro; no voy a mentir.
–Mmm–oigo que hace Aurish contra mi pecho. Se está despertando. Me parece completamente normal que haya dormido tanto, nos fuimos a la taberna y encima… Bueno, digamos que casi no hemos dormido esta noche.
–Hola, pajarillo.
–Hola…
Aprieta sus pequeñas manos a mi cintura y las lleva hasta coger mis hombros por la parte de atrás, apretándome contra ella.
–Hueles a cuero.
–Será a cuero quemado. Me quemaste varias veces la chaqueta que me regalaron los padres de Red.
–¿Esa chaqueta fue la que quemaba con la palma de las manos? –me pregunta extrañada, subiendo su adormecida mirada hacia mí. Por los dioses, ahora mismo le comería la boca y le haría el amor hasta la tarde.
–Ajá.
Me agacho, incapaz de decir que no a mis instintos, y la beso. Siento su jadeo vibrar en mi garganta, porque lo ha emitido dentro de mi boca, y ese simple gesto, hace que la agarre por el culo y me la suba encima de las piernas. De verdad, me está volviendo majareta esta estampa.
–¿Qué día es? –me pregunta, besándome la cicatriz de la mandíbula un tanto despistada.
Recuerdo cuando le dije que me había hecho la cicatriz en una batalla por culpa de un roc. Eso… Bueno, digamos que me lo saqué de donde me dio la santa gana. No todo, pero sí el detalle más importante. No quería decirle que había sido una soldado unkariana en una base que atacamos. Y tampoco quise decirle que al poco de conocerla descubrí que aquella soldado había sido ella.
Se me va todo de la mente cuando oigo el traqueteo de los dientes de la cremallera de la chaqueta bajar lentamente. La miro a los ojos, los cuales me miran a mí con maldad y diversión.
–No me has contestado…
–Domingo.
–Cómo obedeces, ¿eh, Riot?
–¿Tanto te gusta dominarme? –le digo, meciendo sus caderas levemente sobre las mías. Jadea al notar como mi ropa le roza algunos puntos, pero me sonríe de igual forma. Intento no volver a fijarme en que mis manos abarcan casi toda su cadera. Tiene buen cuerpo, pero es pequeñita. Y comparado con mi metro noventa y cinco… se queda un poco pequeña, digamos.
–No me gusta. Me encanta…
Sonrío de medio lado y desvío mis ojos de los suyos, disfrutando de estas conversaciones absurdas que tenemos a veces; pero resoplo con hastío cuando oigo como llaman a la puerta.
–Cadete Dakyren, salga de inmediato con su acompañante de esta habitación. Queda condenado a muerte por traición al reino y por ruidoso–la madre que me parió, acabo de darme cuenta de que es una broma de mis amigos. Juro que se me había salido el corazón por la boca.
Veo como Aurish resopla aliviada al ver también que es una broma. Se levanta de encima de mi cuerpo y arranca las sábanas de la cama para ponérselas encima. Abre la puerta del cuarto y veo como los chicos nos miran entre risas.
Observo a Aurish, completamente enamorado. Estoy jodido, pero si estar jodido significa esto, lo quiero estar toda mi vida.
–Memos, os juro que casi me muero. ¡Idiotas!
–¡Calma, cochina! Solo estábamos recordándoos la buena noche que tuvisteis ayer. ¿Eh, Riot?
–Iros a la mierda. Todos y cada uno de vosotros.
No pensaba que nos escucharan, la verdad.
–Pero Riot… Si nosotros te queremos. No nos puedes mandar a la mierda–dice Red, riéndose de mí en mi maldita cara de cabreo–. Por cierto, ahora ya sabemos cosas en unkariano, ¿sabías? Muy educativo vuestro sexo. Se aprenden idiomas, ja, ja.
–Te mato–veo como Red se acojona cuando empiezo a andar con pasos fuertes.
. . .
Me río tapándome la boca cuando veo que Riot empieza a perseguir a Red por el pasillo hasta que lo pilla. En cuanto lo tira al suelo, empiezan a pegarse mordiscos en los brazos, a pegarse en broma y a insultarse. Esko viene y me pone el brazo por encima de los hombros.
–No lo dejas descansar ni veinticuatro horas, ¿eh, fiera?
–En mi defensa, fue él quien quiso hacerlo ayer. No yo. Yo me iba a mi cuarto, ya lo sabes.
–Sí, pero luego te fuiste a su cuarto, y a las duchas… Sí, a todos sitios.
–Oye ¿y tú cómo narices sabes todo eso?
–Am… Digamos que… en cuanto vimos que Riot te metió de un tirón a su cuarto, quisimos saber qué pasaba. Así que nos colamos en la habitación de Dagan para escuchar a través de las paredes. Y cuando os fuisteis, nos fuimos a la de Crías, que es la que más cerca está de la ducha donde os metisteis.
–¿Aitor…?
–No, además, estaba más borracho que una cuba, así que estaba durmiendo la borrachera.
–Ah… Bueno, mejor para él.
–Eso seguro.
Sonrío cuando veo a Inara entrar al pasillo desde las escaleras, y abro los ojos como platos al ver que Crías viene detrás de ella, siguiendo sus pasos como si fuera un perro. Madre mía… Seguro que me he perdido muchas miraditas de estos dos al estar toda la semana encerrada. No la había visto a ella tampoco.