Reino De Monstruos (libro 1)

CAP 29: GARION

Cierro los puños a la altura de la cara, preparada para recibir otro golpe de Crías. Hoy no tengo el cuerpo como para pelear. Pero en clase de combate eso parece darles igual. Ekaruth me ha puesto con Crías. Dice que después de la pelea de la última vez con Riot, quiere ver a cuantos grandotes puedo vencer.

Los brazos no me aguantan lo suficiente como para amortiguar el golpe de Crías, que me da de lleno en la cara. Oigo como murmura un “lo siento”.

–¡Vamos, Kerridge! ¿¡Se puede saber qué narices te pasa hoy!? –Me distraigo con lo que me dice Ekaruth y me como de lleno el puño de Crías en el estómago. Por suerte no me rompe nada.

–¡No es por ser borde ni nada, profesor, pero si vuelve a hablarme en medio de la pelea tendrá un cadáver y un nuevo mejor luchador!

Lo veo por el rabillo del ojo apretándose el puente de la nariz.

–Pues me callo. –Resuelve con simpleza.

Me concentro por completo ahora sí en la pelea y miro a Crías, pidiéndole un poco de piedad con la mirada. Asiente casi imperceptiblemente, y noto que pega con menos fuerza en los siguientes golpes que consigue asestarme. Siento la mirada de Riot detrás de mí, clavándose en mi nuca.

Cuando veo que Crías cree que ya es suficiente por hoy, me agarra por el cuello para tumbarme sin hacerme demasiado daño. Aprisiona mi garganta entre sus enormes manos, cortándome el suministro de aire. Estiro el brazo a un lado y golpeo tres veces con la palma sobre la estera, rindiéndome.

Me suelta al instante y se yergue de pie encima de mí. Me tiende la mano y yo la agarro.

–Lo siento. –Me susurra al oído en cuanto me levanta de un gentil tirón.

Niego con la cabeza, restándole importancia. Salimos ambos de la estera, dejando paso a otros dos alumnos para que hagan su duelo. Riot me da la mano disimuladamente cuando me pongo a su lado, mirando a las dos chicas que se pelean ahora.

Le aprieto levemente el dedo índice, gesto que hemos acordado que es para decir que quiero que me lea la mente. Gira la cabeza un poco hacia mí y siento como su mirada se hace más dura.

Yo no lo miro. No necesito mirarlo directamente para que él pueda leerme.

Estoy físicamente reventada, Riot. Y no sé si es culpa de Crías, culpa mía, tuya, o nuestra. Puede que sea de los dos. Sobre todo tuya. Porque la forma en la que me lo hiciste ayer fue tan…

–Faye…–Me riñe, susurrando muy flojo y usando mi nombre falso. Lo tiene que hacer en público, igual que todos.

¿Qué pasa? ¿No te gusta que hable o piense eso en público? –Siento como una irreprimible sonrisita se instala en mis labios, curvando un poquito las comisuras de mi boca–. ¿No te gusta que piense en público la manera en que te hundías en mí y te descontrolabas?

–Joder, Faye…–Dice, pellizcándome la palma de la mano. Desvío a vista al segundo de la pelea y conecto con sus ojos verdes.

–Serás…–Me mira con hastío y excitación y se acerca hasta que sus labios rozan el cartílago de mi oreja.

–Cállate o juro que te sacaré de clase para meterte en mi cama y hacerte lo que tanto te divierte recordarme ahora.

Se aleja lo suficiente para que sus ojos queden a centímetros de los míos y luego vuelve la vista al frente.

Rebufo e intento calmarme. Ese simple gesto de hablarme al oído ha calentado todo mi cuerpo, y aún más lo que ha dicho.

A los pocos minutos, Ekaruth da por finalizada la clase. Nos reunimos todos y vamos hacia el comedor.

Entramos a una de las placetas interiores de Gapath y nos dirigimos al gran arco que da entrada a la rotonda dentro del edificio. En cuanto pasamos el arco nos detenemos. Casi todo el alumnado está allí, como si fuera el día de las pruebas. Pero no están ordenados ni nada, simplemente están ahí.

Temo que haya cualquier persona que me reconozca. Raxdan, Horas, Calíope…

Devaron…

Riot me coge de la mano y entrelaza sus dedos con los míos, apretándolos con fuerza y tirando de mí levemente hasta que me coloca a su espalda, como queriendo protegerme. Los chicos están tranquilos, porque ellos no tienen ningún riesgo, pero Riot está tan tenso como lo puedo estar yo.

–No te sueltes de mí. –Me dice Riot, mirándome a los ojos girando el cuello hacia mí.

–No pensaba hacerlo.

No pasa nada durante unos minutos, pero se me detiene el corazón cuando veo que, a la tarima que hay en medio de la rotonda, acaba de subir alguien que en teoría no debería haber estado aquí. Alguien que no debería haber vuelto a ver.

–Cadetes de Gapath–empieza a decir Calíope, amplificando su voz con la piedra naranja–, desde primer hasta cuarto año. Os hemos convocado para informaros de algo importante. Da igual a qué curso pertenezcáis, deberéis asistir igual. Ya os informarán a qué debéis asistir y para qué. Quizá, según si vuestro líder quiere o no, os diga el porqué. Separaos por la rotonda por secciones. Líderes de sección, venid a la tarima.

Siento como Riot se tensa delante de mí, y aprieta tanto su agarre que me zafo de él. Se gira y me pide perdón por haberme hecho daño. Lanza una mirada por encima de mi hombro y se va hacia donde Calíope.

A los pocos segundos siento la mano de alguien en el hombro, pienso que es Esko, pero se me ahoga el “hola” en la garganta al oír mi falso nombre en una voz muy conocida.

–Tengo que hablar contigo, Faye. Ese es tu nuevo nombre ¿no?

–Garion, vete. –Pronuncio, sintiendo como me tiembla la voz sin querer. Solo me faltaba esto. ¿Raxdan es el siguiente en aparecer de sorpresa? ¿O quizá Horas?

–Faye, si ambos estamos aquí por lo que se supone que estamos, deberíamos hablar.

¿De veras se piensa que soy una espía? ¿Acaso no sabe que desaparecí del reino porque me secuestraron? Quizá ya estaba en Nayolen cuando me pasó eso y por eso no lo sabe. ¿Qué más da?

No quiero girarme y mirarlo a los ojos. A esos ojos azules que tantos recuerdos me traen. Y no precisamente buenos todos.



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En el texto hay: fantasia, romace, spicy

Editado: 20.10.2024

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