Me cuesta lo mío salir de entre las sábanas sin despertar a Riot, el cual se ha quedado a dormir en mi habitación después de cenar.
Me pongo el traje de cuero y salgo de la habitación sin hacer casi ruido. Tengo que ir al gran pino.
Deben de ser las tres menos diez o así. He mirado el reloj de la rotonda a menos cuarto. Empiezo a ver ya los pequeños acantilados del lago Egeryf y, en cuanto miro hacia la derecha, veo allí, en el bosque, el gran pino. No es un bosque como tal, solo son unos cuantos árboles frondosos bastante juntos, que hacen que la luz casi no pase entre sus copas. Pero en medio de ese bosquecito hay un pino. Un enorme pino puntiagudo y muy frondoso, con un tono verde oscuro y tan potente que solo verlo te hace alucinar. Si estuviera en Unkari, este pino tendría una cantidad indecente de magia.
Al llegar al bosque me meto entre los anchos y deformes troncos de los árboles hasta llegar al que reconozco como el del gran pino. Alguna que otra ramita cruje bajo mis botas, y Devaron, que estaba escondido tras el anchísimo tronco del pino, sale con las manos en los bolsillos. Se me acelera el corazón, y no en un buen sentido, al verlo acercarse a mí. La escasa luz lunar que se cuela en forma de rayos por entre las copas de los árboles le da un aspecto tan tenebroso que solo quiero salir huyendo. Su pelo rubio me asusta y sus ojos azul grisáceo me dan escalofríos.
–Hola, Aurish.
–Hola, Devaron.
Se planta delante de mí y hace el amago de darme un beso, pero retrocedo tanto que creo que entiende que ni de coña pienso dejar que me toque.
–Vale. Me queda claro. Te quiero volver a aclarar que aquel día no estaba del todo consciente. De verdad. Estaba borracho y… Bueno, un poco drogado. Te habías enfadado conmigo y eso me dejó jodido, así que le di a las drogas. Y cuando te vi… No sé que me pasó. De veras que no quería tratar de…
–¿Violarme? Oh, ya. Claro. –Digo con un tono sarcástico y sintiendo como me tiembla todo el cuerpo, incluida la voz.
–Eso mismo. Pero… De verdad. No quería.
–Y debo suponer que tratar de matarme tampoco querías, ¿no, Devaron?
–Exacto.
–Ya. Y voy yo y me lo creo. Mira, si intentas recuperar lo que tuvimos, déjame decirte que está más muerto que los reyes de la primera dinastía.
–¿Por qué? ¿Acaso has encontrado a otro?
–¡Pues sí! Y es mil veces mejor que una maldita rata como tú.
–¿Quién es? ¿Lo conozco? –Pregunta, con un tono acusatorio y que no me infunde confianza ni seguridad.
–Lo has conocido esta mañana.
–¡Ja! No me jodas que es un demonio nayolense.
–Es indigno, gilipollas.
–Eso me da igual. ¿Quién es? ¿El de las pecas o el imbécil líder de sección?
–No es imbécil.
–Vale… Vale. Es ese. Me cago en la puta que te parió. ¿Me estás jodiendo que es ese comemierda?
–Devaron, cállate.
–Vale. Me callo. Total, no hemos venido a hablar de lo zorra que eres ni del capullo ese. –Cierro un momento los ojos, intentando mantener la calma pese a los insultos que me ha hecho –. ¿Para qué te han mandado?
–No me han mandado, Devaron.
–¿Cómo que no?
–Pues como que no. No soy espía. Me secuestraron en Bugath. Estoy aquí como prisionera, pero unos chicos me están ayudando a salir del reino. Me han alistado en Gapath. No estoy aquí por ninguna misión, Devaron. Estoy encerrada.
–No me jodas. ¿O sea que los pavos esos que han venido cuando te he visto esta mañana son los que te están ayudando?
–Exactamente. ¿Y para qué te mandaron a ti a Nayolen? –Digo, intentando cambiar de tema.
Devaron me mira con sospecha y luego desvía la mirada de mí. Se va hacia el tronco del pino y, tras apoyar la espalda, se deja caer poco a poco hasta quedar sentado en el suelo con la espalda apoyada en el pino. Me acerco hasta donde está, pero no me siento, solo me planto de pie delante de él, a eso de un metro y medio.
–No fue nada especial. Me dijeron que me tenía que infiltrar para intentar averiguar algo sobre los planes de guerra para con Unkari. No me dijeron cómo, pero pensé que la mejor forma era metiéndome en Gapath. Observé a todos los alumnos de cursos un poco más avanzados y descubrí que había un chico muy parecido a mí. No tenía amigos y siempre estaba solo. Lo maté y me hice pasar por él. Hice las cosas mejor de lo que lo hizo él, y así conseguí llegar a ciertos puntos de Gapath. Con ciertos contactos también. De momento no he descubierto nada, pero sé que lo descubriré en algún momento. Todo es cuestión de esperar.
Se me corta la respiración cuando veo que su puño se endurece y se convierte en metal. Golpea el suelo y disfruta del destrozo que ha hecho. Ahora hay un boquete a su lado.
–¿Recordabas mi don, kramrias? –Me estremezco al volver a oír ese apodo, pero asiento con la cabeza. Claro que me acuerdo de su don. Puede convertir su cuerpo en metal. Cualquier parte. Incluso todo su cuerpo de golpe. Y es prácticamente indestructible. Solo alguien con la capacidad de calentar las cosas puede vencerlo. O sea yo –. Qué bien. Debo suponer entonces que te acuerdas de todo.
–Devaron…
–¿Qué pasa? ¿No te gusta recordar la cantidad de veces que follamos como animales? Fueron increíbles. Me acuerdo un día que…
–Devaron. Para, por favor… –Le pido, recodando cosas que no quiero recordar.
–…se me ocurrió endurecerme para hacértelo de una forma diferente. Aún tengo tus gemidos en mi cabeza. No lo sentí, la verdad, pero me gustó ver como lo sentías tú.
–Devaron, que te calles.
–¿Por qué? Es interesante. –Lo miro a los ojos y me sorprendo por que haya dicho lo mismo que dijo una vez Riot.
Riot… Cómo quisiera que estuviera aquí mismo ahora. Sé que él no debe saber esto ni nada, pero algo en mi interior me pide a gritos que venga para ayudarme. Porque no puedo estar cerca de Devaron. No sin ponerme a temblar.
–Creo… Creo que deberíamos irnos a dormir, Devaron. Hablaremos… en otro momento, quizá.