Capítulo Nueve: Ansiedad o Peligro Inminente

Con la convicción de encontrar respuestas, Evelyn decidió infiltrarse. Sabía que era peligroso, pero la creciente conexión entre los símbolos, las desapariciones y las actividades de la Orden la empujaba hacia adelante. Usó una identidad falsa, presentándose como una antropóloga interesada en el simbolismo antiguo. Para su sorpresa, la dejaron entrar con facilidad, como si hubieran estado esperándola —"Supongo que cuando tienes tanto poder no necesitas evadir de cualquier amenaza”— pensó Evelyn mientras se adentraba en la guarida del culto.

Durante meses, Evelyn dedicó su vida y talento al servicio de la Orden, destacando con un fervor inusual y una habilidad que pocos podían igualar. Sus esfuerzos no pasaron desapercibidos. Pronto, su nombre comenzó a resonar en las reuniones más exclusivas, pronunciado con admiración entre los altos rangos. Lucien, intrigado por su destreza y potencial, la convocó personalmente. No era una reunión común, sino una prueba. Lucien necesitaba saber si ella estaba a la altura de un desafío monumental: la preparación de la Llave, el proyecto más codiciado y peligroso de la Orden.
—"Ah, la curiosa exploradora,"— murmuró Lucien, sus palabras envolviéndola como una red. —"Recorrer tanto camino para enfrentarte al pasado... ¿o al futuro? ¿Qué esperas encontrar aquí?"—

Evelyn mantuvo la calma, controlando la aceleración de su respiración. Enderezó los hombros y recordó cada palabra que había practicado tantas veces. —"Busco entender lo que hemos olvidado,"— dijo Evelyn, sosteniendo la mirada de Lucien aunque sentía un temblor en su interior. —"Los símbolos son fragmentos de una verdad mayor... algo que puede ayudarnos a equilibrar lo que está fuera de control."—

Lucien alzó una ceja, como si estuviera evaluando cada una de sus palabras. Luego comenzó a caminar lentamente a su alrededor, como un depredador rodeando a su presa. Su sonrisa se amplió mientras inclinaba ligeramente la cabeza. —"La historia no es lo que crees,"— dijo con una cadencia hipnótica. —"Lo que consideras pasado es solo una capa de un diseño más grande. Y tú,"— hizo una pausa, deteniéndose a su lado —"tienes la suerte de estar en el borde de ese diseño."—

Evelyn sintió un escalofrío cuando Lucien se inclinó hacia ella, bajando la voz hasta que apenas era un susurro.

—"La curiosidad es un don... y una maldición. ¿Estás segura de querer saber qué hay detrás de esos símbolos?"—

Ella se apartó ligeramente, pero mantuvo la compostura. —"Estoy segura."—

Lucien la estudió por un instante antes de reír suavemente, una risa que parecía contener tanto diversión como amenaza. Luego se alejó, alzando las manos como si estuviera proclamando una verdad universal.

—"El mundo que conoces está muriendo,"— declaró, su tono sereno chocando con el peso de sus palabras. —"Nosotros somos los arquitectos de lo que vendrá después. Pero para construir algo nuevo, primero debemos desmantelar lo viejo."—

Evelyn apretó las manos, luchando contra el temblor que amenazaba con delatarla. Cada palabra de Lucien la atravesaba como una advertencia, pero también como una revelación. Mientras hablaba, su presencia llenaba la habitación, envolviéndola en una atmósfera sofocante que le dificultaba pensar con claridad.

Finalmente, Lucien se detuvo frente a ella, su mirada fija en la de Evelyn. Con movimientos lentos y deliberados, sacó un pequeño objeto envuelto en tela y se lo tendió.

—"Resulta que necesito a alguien con tus habilidades,"— dijo, su voz goteando de intención. —"Pronto habrá un evento importante y es imperativo que esté todo listo. Espero grandes cosas de ti."—

Evelyn tomó el objeto con cuidado, sintiendo el peso frío en sus manos. Lucien inclinó ligeramente la cabeza, su expresión volviéndose más oscura.

—"Infórmame de lo que descubras, no importa cuán pequeño sea. Pero recuerda,"— añadió, su voz bajando a un murmullo casi amenazante. —"El conocimiento tiene un precio."—

Evelyn asintió, luchando por mantener su fachada mientras se alejaba de Lucien. Cuando cruzó la puerta de la floristería, el aire fresco la golpeó como un alivio, pero su mente estaba inundada de preguntas. Sabía que estaba en peligro, pero también sabía que había obtenido algo invaluable.

De vuelta en su laboratorio, colocó el pequeño paquete sobre la mesa. Sus manos temblaban mientras desataba los nudos de la tela, revelando un medallón antiguo. El objeto parecía absorber la luz de la lámpara, proyectando sombras extrañas en las paredes. Hecho de un metal oscuro y frío al tacto, tenía símbolos intrincados grabados en su superficie, y en su centro, una piedra roja que brillaba débilmente, como un corazón latiendo.

Evelyn sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que este objeto no era común; parecía pulsar con una energía que desafiaba las leyes de la ciencia. Decidió analizarlo más de cerca, utilizando su equipo avanzado. Mientras preparaba las muestras, las palabras de Lucien resonaron en su mente: “El conocimiento tiene un precio.”

Cuando los resultados aparecieron en la pantalla, Evelyn se inclinó hacia adelante, incrédula. Los materiales del medallón no coincidían con nada conocido, y la piedra emitía una radiación débil pero constante, en una frecuencia que no podía identificar. Bajo el microscopio, los grabados revelaron patrones aún más intrincados, tan detallados que parecían imposibles de replicar incluso con tecnología moderna.

Recordando el diario de Lila, Evelyn corrió hacia el estante y lo abrió frenéticamente. Al pasar las páginas, encontró un dibujo casi idéntico al medallón. Según las notas de Lila, estos objetos eran llaves, diseñadas para abrir puertas entre mundos. “Cuando la piedra brilla, el camino está listo,” había escrito.

Evelyn se apartó, sintiendo que el aire se volvía más denso a su alrededor. Si lo que Lila decía era cierto, el medallón no era solo un objeto; era una herramienta para desatar algo que la humanidad no estaba preparada para enfrentar. Y ahora estaba en sus manos.