Relámpago sin alma

La verdad sale a flote

Toda la noche la paso con insomnio, reflexionando una y otra vez qué exactamente significaba lo que leyó. Era evidente que Helen tenía una amistad de años con Mallory, quién sabe cuántos, y eso lo desconcertaba muchísimo. Lo que más lo decepcionaba era que Nelly desde hace tres años concordó en acercarse a él por sugerencia de su madre. Manifiestamente necesitaba explicaciones de ambas, porque él siempre demostró que su amor era sincero, sin incongruencias.

-Te lo dije- dijo la voz. Nelly solo busca satisfacer su egoísmo. Samantha no es perfecta, pero es claramente franca.

-Ahora lo sé. ¿Cómo sabías todo esto?

-Solo sé que lo sé. Libérate de Nelly y estrecha tu vínculo con Sam; no esperes más tiempo.

Albert recordó que hablar con la voz susurrante era cosa de locos, por lo tanto, ya no le prestó atención. Lo que era indudable es que en cuanto saliera de su habitación iría directamente con su madre para exigirle vastas explicaciones y, por supuesto, a Nelly misma. Espero pacientemente a que el reloj del pasillo diera siete campanadas, que era señal de que su madre estaría preparando el desayunando. Con serenidad se vistió y con una calma digna de un santo abrió la puerta de su habitación; descendió por las escaleras y, efectivamente, Helen organizaba todo para que el desayuno estuviera listo.

-Hola, Helen, ¿a dónde fuiste ayer? No me di cuenta de tu regreso.

-Visité a una entrañable amiga y no advertí la hora.

-¿A Mallory?

La faz de Helen se transformó: sus ojos parecían mostrar llamas de ira; su nariz respingona ahora estaba fruncida, mientras su boca se asemejaba a la de alguien con un rictus de amargura.

-¿Por qué hablas locuras?

-¡No son palabras huecas madre; descubrí tu secreto!

-¡Así que ahora aparte de demencia adoleces de fisgonería!

-Nómbrala como quieras. Ahora sé que durante años me mentiste de manera trascendente. No puedo comprender que pretexto o motivo justifica tu conducta.

-¡Permanentemente he buscado tu bienestar! Si hable con Mallory fue porque eres introspecto, aislado como un eremita; sin ganas de forjar vínculos amistosos, ¡menos amorosos! Por eso lo hice. Sé de sobra que no entiendes mis razones, pero, ¡créeme!, actúe como lo hice porque soy una madre solitaria que busca cómo lograr que alcances la felicidad.

-¡No Helen! Nunca me consultaste. Tu actuar es inicuo y sin compasión. Hoy mismo hablaré con Nelly; tengo la esperanza que ella tenga mejores argumentos que tú.

-Por favor, no lo hagas. Nelly es estupenda; ella no tiene la culpa de mis aspiraciones.

-Tengo que hacerlo; no hay otro camino que el de la confrontación. Necesito conocer sus razones.

Albert ya no permitió que su madre dijera algo más. Simplemente salió del comedor sin pronunciar palabra. Directamente se encamino hacia la salida principal de su casa mientras su madre aún planteaba sus motivos. Tardo aproximadamente tres cuartos de hora en arribar a la facultad y apersonarse en los salones de psicología. Su mente se encontraba enfocada en un solo objetivo: hablar con Nelly para demandarle explicaciones lógicas.

 



#2827 en Thriller
#1447 en Misterio
#13008 en Novela romántica

En el texto hay: misterio, personajes sobrenaturales, amor

Editado: 27.08.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.