A la primera que encontró fue a Chloe, que salía del diplomado de conductismo pavloviano.
-¿Qué te sucede? Tienes los ademanes y las gesticulaciones de una angustia que te corroe los huesos.
-Busco a Nelly, ¿la viste?
-Mi perspectiva es que antes tienes que calmarte. Desconozco porque estás así, pero supongo que no es bueno lo que se avecina.
-No deseo hablar de lo que tengo ni de lo que pretendo. Ustedes siempre lo ven todo a través de los anteojos de la psicología.
-Sé que tu camino es el de la racionalidad, pero las grandes ideas de la psicología nos dan una grandiosa luz sobre la conducta y los porqués de nuestras motivaciones.
- Solo dime dónde está Nelly; es vital que hable con ella.
Chloe señalo con su dedo índice en dirección a la rectoría. Él volteo a su izquierda y allá a lo lejos alcanzó a vislumbrar la delgada y alta figura de Nelly. Chloe hizo algunas señas e inmediatamente Nelly se dio cuenta que lo que la esperaba no sería agradable.
- ¡Amor! ¿Por qué estás tan alterado? Noto un acento de decepción y amargor en tu mirada.
- Es apremiante que hablemos. Ven, vamos al jardín que está detrás de la rectoría.
- Como digas; sin embargo, considero que antes tienes que sosegarte.
Albert comenzó a caminar hacia el jardín al tiempo que la tomaba de la mano. Ella cayó en cuenta que la conversación sería agreste. Se sentaron en el último banco de piedra natural del jardín. Previamente a hablar Albert aspiro y expiro un par de veces, como si el aire le faltara. Nelly lo observaba con gran nerviosismo.
-¿Es verdad que te acercaste a mi por petición de mi madre?
Nelly no esperaba esa pregunta.
-Escúchame; sé que será difícil entender lo que diré, pero ten por seguro que es la absoluta verdad.
-Te escucho- dijo él, entretanto trataba de controlar que las lágrimas no asomaran a sus ojos.
-Hace tres años mi madre se acercó a mi para explicarme que tuvo un dialogo con Helen. Tu madre manifestó una profunda preocupación por tu futuro. Ella dijo que eras completamente introvertido y sin ganas de socializar; mucho menos de entablar una relación romántica. Mi madre describió que eras un chico atento, de buenos modales y con muchas ganas de conseguir una posición intelectual. Al principio yo solo tenía la curiosidad de conocerte y, quizás, formalizar una pequeña amistad. Después me di cuenta que eras un hombre con todas las cualidades que mi madre menciono. Soy totalmente sincera; no fue enseguida que me enamore de ti. Cuando hicimos oficial nuestro noviazgo yo ya te amaba; pero ahora mi amor por ti es más fiel y verdadero. Sólo sé que te amo y te amare infinitamente.