Relato: Aquella Noche De Halloween (completo)

Parte 7

Llegué un poco antes de la hora acordada para relatarle a Tanner mi cita con Marc la tarde anterior, fui tan descarada como siempre desde que lo conocí, me mostré entusiasmada ante la idea de la fiesta de la vampira —aunque no le dije que sabía la naturaleza de la anfitriona—, y hasta sugerí coquetamente que esperaba que esa noche por fin pudiéramos contar con más tiempo que el que teníamos en nuestros cortos encuentros para «conocernos mejor», implicando impúdicamente que me refería a que pretendía acostarme con él.

Sus ojos brillaron, y en esta ocasión, en vez de un beso en la mano, me dio dos en ambas mejillas muy cerca de los labios, yo simulé un pequeño temblor con una tímida sonrisa, y me fui a casa conforme con el papel que estaba desempeñando.

Por un instante, un milisegundo, me pareció ver una furia en el rostro de Tanner al escucharme contarle lo sucedido y de pronto me sentí reflejada en él, en esos celos que sentí un par de días atrás cuando imaginé que se había acostado con otras. Me dije que estaba loca, lo que enfurecía al gigante rubio, es que Marc creyera que se estaba saliendo con la suya, porque parecía que solo la mención de su nombre lo alteraba de una manera inocultable.

Sashira resultó ser una mujer en sus cincuentas con una piel oscura como la canela, unos cabellos trenzados elegantemente formando un moño sobre su cabeza, y una belleza excepcional.

Tanner tuvo razón, luego de que la bruja me explicara de una manera sencilla y pedagógica cómo podía despertar mi magia interior, estaba segura de que si practicaba constantemente, podía hacer mucho más que activar unos cristales.

Los probamos varias veces comprobando que resultara, y entre las dos camuflamos el poder de los cristales para que Marc ni siquiera sospechara su presencia en la habitación, de igual forma, decidimos que el sábado durante el día alquilaríamos una habitación de hotel para probarla con Tanner, que no podía ser la misma que utilizaría con el demonio porque sentiría su esencia, y luego de eso continué mis reuniones con el gigante rubio para seguir empapándome de sus historias sobre las criaturas paranormales y sus labores como Venator.

No me importaba que todo sería borrado de mi mente, estaba viviendo la semana más emocionante de mi vida, estaba ayudando a eliminar a un demonio malvado —que me hizo recordar que mis abuelos siempre quisieron que consiguiera un trabajo para «atrapas a los malos» y seguro se sentirían orgullosos de mí por lo que estaba haciendo— y escuchaba una información que me mantenía emocionada, activa y lista para seguir con la farsa en mis pocos encuentros con Marc antes de la fiesta.

En mis conversaciones matutinas con Tanner descubrí algunas de los seres que me encontraría en aquella mascarada además de los vampiros y las brujas Malefici, también habrían fantasmas que podrían materializarse gracias al poder de la fecha, zombis que las brujas de magia negra despertaban por el desespero de algún ser querido y que no comían cerebros como en las películas, pero eran violentos e inestables y podían llegar a matar a un humanos simplemente porque no podían controlar unos impulsos que ni ellos mismos entendían.

Había criaturas que en algún momento fueron humanos que se metieron/jugaron con cosas o seres paranormales por ignorancia o descuido y terminaron convirtiéndose en algo más, en algo difícil de describir y cuya existencia terminó convirtiéndose en un mito que solo seres como Tanner, es decir, los no-humanos conocen, y que existen para advertir a los hombres y mujeres de no tratar de alterar el orden establecido, pero como todo mito, que no se considera cierto, a veces no era tomado en serio y terminaba provocando sus apariciones, lo cual, afirmó, no era problema suyo.

También existían variantes de todos los seres mágicos conocidos que mutaban y que ocasionaban que grupos de cazadores en su contra se formaran para acabar con ellos, de esos que aseguraba que de forma tácita no se inmiscuían en los asuntos de los otros, porque todos tenían una labor en este mundo y era mejor que cada uno se ocupara de lo suyo.

Y por último, por supuesto, me habló de los demonios, los vasallos del jefe de los infiernos.

Primero me nombró a los más inofensivos, que solo causan problemas haciendo travesuras, como atravesar algo para que dos personas se peleen, o murmuran una frase inflamatoria en medio de una discusión y cosas así, los Misellus. Algunos los conocían como duendes, y eran considerados un poco ridículos y tontos, por eso los dejaban ser y nadie les prestaba atención. Su poder de influencia no era poderoso, porque las personas íntegras normalmente no caían en sus provocaciones

Luego me hablo de los que poseen a las personas, esos que se ven en las películas y de los que se afirman que hay archivos de casos reales, los Manubrium. Con ellos lidian los curas de la Iglesia Católica, y los cazadores como Tanner no se inmiscuyen en ningún momento.

Después me habló de una especie del círculo cercano de poder del Diablo, que suben de vez en cuando para caminar entre todas las criaturas vivientes, se codean solo con monstruos solo para salir un rato del infierno y no interfieren en lo que hacen los demás demonios, los Antistitor, eran común verlos en fiestas como Halloween por lo que era probable que me atravesara con más de uno pero no buscarían ningún tipo de contacto conmigo.

Por último, aunque ya lo sabía, me habló de los que cazan los Venator, los demonios Conturbator. Me explicó un poco del alcance de sus poderes, que eran similares a la de lo de la especie de Tanner solo que ellos sí sentían placer con la comida y el sexo, y porque no aguantaba la curiosidad, le pedí que me contara qué ciudades había visitado y a cuántos había aniquilado.




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