Relato: Aquella Noche De Halloween (completo)

Parte 9

Mi reunión con Tanner el domingo por la mañana fue breve y desesperanzadora. Mis sospechas, y las de él, fueron confirmadas. Las reglas eran las reglas. Tanner y Uriel estaban igualmente sorprendidos por los sentimientos del primero, pero nada podía hacerse al respecto. Como Venator borraría mi memoria luego de aniquilar a Marc, no tenía ningún inconveniente de nuestro plan y nuestra alianza, pero esa misma noche debía cortar contacto, y todos los recuerdos de los últimos días, debían desaparecer de mi mente.

Nos besamos, sí, con una mezcla de emocionante pasión y extrema tristeza, y me fui lo más rápido posible, porque no soportaba seguir tocándolo sabiendo que lo perdería al día siguiente.

El resto del día lo pasé intercambiando mensajes de texto picantes con Marc, imaginando que era Tanner, y quizás fui un poco más atrevida de lo que debía, pero sabía que debía hacerle creer que estaba desesperada por acostarme con él para asegurar que todo marchara como ruedas. Además estudié un montón de tutoriales de actuación en YouTube, aprendiendo técnicas para aparentar que todo lo que fuera a ver no me horrorizara sino que pareciera que me cautivaba.

Al día siguiente, al mediodía, me chequeé en el hotel y puse los cristales en los lugares correspondientes, donde sabría que podría atraparlo y bloquear cualquier presencia paranormal del exterior, estaba muy nerviosa, porque tuve que hacerlo sola ya que no convenía que Marc oliera o percibiera otra esencia que no fuera la mía, pero confiaba en que lo había hecho bien. Ordené un par de botellas de vino y unas fresas con chocolate para las diez de la noche, ya que debía intentar llevarlo al hotel mucho antes de la doce, cuando las fuerzas oscuras tendrían más fuerzas de las que estaban reuniendo debido a la fecha.

Cuando llegó el atardecer, comencé a acicalarme para la mascarada. Estaba consciente de que la fiesta era lujosa, pero tenía bastante claro del disfraz que más incitaría a Marc: vestirme como Merlina de La Familia Addams.

El demonio me veía como un alma pura e inocente, y mi vestimenta le daba un toque de inocencia y maldad a mi apariencia. Era perfecto.

Me puse unas panty medias oscuras de color negro, unos zapatos iguales al personaje, así como el vestido oscuro con el cuello superpuesto blanco, pinté mis uñas y boca de negro y tejí mis cabellos en dos trenzas que caían sobre mis hombros. Para recibirlo me paré en medio del porche con una pequeña calabaza entre mis manos, y sonreí juguetonamente al verlo.

—¡Feliz Halloween! —exclamé.

Sus ojos brillaron, había acertado con el disfraz, esa noche pensaba seducirme y un vestido era fácil de quitar, o levantar, dependiendo de sus preferencias.

Decidimos caminar hasta la fiesta, y a pesar de todo lo que me advirtió Tanner, la mascarada era mucho más decadente de lo que explicó con palabras. Estuve segura de que una combinación de mi magia, con la de Marc, levantó como una especie de velo que me permitió ver escenas que estaba segura de que no estaba destinada para ojos humanos.

Los jardines eran gigantescos, y así como había zonas donde todos parecían comportarse decentemente, había áreas donde las orgías eran tan complejas, que no sabía dónde comenzaba un cuerpo y terminaba el otro.

Estuve segura de que escuché gritos de horror y tortura, pero simulé convincentemente que mis ojos y oídos solo tenía la atención centrada en las excesivas escenas de sexo que Marc se aseguró que presenciara. Juguetonamente señalé algunas posturas que me gustaría probar «algún día», sugiriendo descaradamente con mis gestos que me refería a probarlas con él.

Entonces comenzó a guiarme a las zonas más oscuras y capté su intención de inmediato, había llegado el momento de seducirme, ya yo tenía mis palabras ensayadas así que me frene en secó y lo miré a los ojos tomando sus manos al decirle:

—No quiero sonar como una tonta mojigata, pero no estoy acostumbrada a esto, me gustó verlo, avivó el deseo que siento por ti, porque me toques, me lamas, me muerdas, me penetres…

—¿Qué propones? —preguntó impaciente.

Mis palabras funcionaron como esperaba, aunque siempre flirteé descaradamente, y fui muy sugerente con mis mensajes de texto, en ningún momento fui tan directa como en ese instante, y supe las imágenes visuales que mis palabras ocasionarían, que me brindarían una mayor oportunidad de convencerlo de que me acompañara al hotel.

—Esta tarde alquilé una habitación de hotel para los dos —susurré bajando la mirada como si estuviera avergonzada—. Se que es muy presuntuoso de mi parte, y nunca antes había sido tan evidente, pero creí… no sé… te deseo tanto que tenía la esperanza de que…

—¡Vamos! —dijo halándome hacia las afueras de la mansión—. ¿Qué hotel es?

—El Bourbon Orleans Hotel —contesté y lo vi sonreír.

Sabía que lo complacería, quedaba en medio del Barrio Francés, un lugar abarrotado con tantas energías humanas y sobrenaturales, que podrían camuflarlo sin robarle su habilidad de identificar la presencia de un Venator.

Aunque me moría por los nervios, mi determinación era de hierro, sabía que podía activar los cristales, sabía el poder hipnotizador de una danza sensual delante de un hombre que te desea, así que debía confiar en que todo saldría bien, en que el plan estaba fríamente trazado y calculado.




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