Álisson estaba cansada y aburrida por lo que decidió leer un rato. Después de leer una historia comenzó a llamarle la atención un relato llamado El árbol de la muerte. Parecía un árbol muy hermoso, pero su perturbadora historia afirma que cada año decenas de personas se cuelgan o amanecen asesinadas.
Por lo tanto, se puso a investigar mientras se preguntaba: ¿por qué no lo cortan? Descubrió que a las personas impuras le cortan las manos al lado del árbol y que si lo derriban simplemente vuelve a crecer.
El sábado Álisson despertó a las 6 a.m. y pensó para sí: “este es un buen día”. Se baño, desayuno y salió en busca de más pistas. Después de tres horas encontró el árbol y al examinar las hojas se dio cuenta que todas tenían puntos de color rojo. Medía 19 metros de altura, sus ramas eran bonitas y de ellas caían flores. A lo lejos vio una deliciosa manzana y dijo: “¿habrá más manzanas? En la naturaleza siempre hay más de una”. Pero la manzana no era una manzana común, porque sus semillas crecen y te comen por dentro, y por eso Álisson murió.